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Para el correcto funcionamiento o el adecuado equilibrio del ecosistema existen tres diferentes tipos de organismos en función de modo en que obtienen su energía, los productores, consumidores y descomponedores, es este último grupo que cumple con el indispensable fin de reciclaje de energía y material que no es aprovechado por el resto de los grupos. Entre los seres descomponedores, cuya nutrición es de tipo saprófaga, están dos grupos, los que se nutren de cadáveres y los que lo hacen de los desechos. En los descomponedores que se alimentan de desechos tenemos a los organismos coprófagos o aquellos que practican la coprofagia, tema de este artículo.
Definición de coprofagia
La palabra coprofagia tiene su origen etimológico de la mezcla de dos vocablos griegos, “copros” que quiere decir heces y “phagein” a la acción de comer o alimentarse. Por lo tanto, la coprofagia se define como la acción o práctica de nutrirse de lo que otros organismos expulsan, los excrementos, las cuales se caracterizan por la abundante cantidad de materia orgánica que poseen, y que además constituye un microhábitat para múltiples especies.
Las heces o excrementos constituyen una rica fuente de energía para la fauna coprófaga, pero ésta fauna puede variar en función de la fuente de origen, ya que la composición nutritiva de heces de animales herbívoros y carnívoros no es unitaria, pues en el caso de los primeros, puede llegar a existir un alto porcentaje de material vegetal no digerido, constituyendo una mayor fuente de nutrientes, mientras que los segundos, poseen mayor capacidad digestiva y por lo tanto el material aprovechable será menor.
Los animales coprófagos se encargan de complementar la acción de los microorganismos descomponedores, ya que cumplen con la tarea de remover y en la fragmentación inicial del excremento, para que luego los microorganismos culminen el proceso de degradación.
La coprofagia puede implicar la ingestión tanto de heces propias como de otros organismos de la misma especie, incluso de especies diferentes.
Beneficios e importancia
Gracias a la acción fragmentadora de los organismos coprófagos, este tipo de material es terminado de degradar por los microorganismos descomponedores, contribuyendo de esta forma a la continuidad del ciclo energético y al reciclado de nutrientes, además se establece un equilibrio en el ecosistema.
Además, con la coprofagia se evita la acumulación de heces en la litosfera. A la vez, que mejora la fertilización del suelo, al enriquecerlo, incorporando entre otros elementos vitales, al fósforo y al nitrógeno, lo que permite la colonización de especies vegetales.
Otro beneficio que se obtiene de la coprofagia es el control de plagas como los parásitos intestinales, al frenar el desarrollo de sus estadios infectivos por la fragmentación o enterramiento de las heces por las especies coprófagas, evitando así la proliferación de enfermedades tanto a los animales como al ser humano, al mismo tiempo estas especies pueden servir como controladores de algunas plagas de dípteros.
Estos hechos resaltan también una importancia económica, al contribuir con la recuperación de hectáreas aprovechables en diferentes actividades productivas, reducir los costos por pestes y plagas en el ganado y otros animales, así como para el hombre.
Organismos coprófagos
Esta forma de vida es llevada a cabo por individuos invertebrados principalmente de la clase Insecta, pero también existen otros grupos como ácaros, nematodos (te sugiero este tema relacionado con el filo Nematoda), lombrices de tierra, entre otros, que se benefician de la utilización de este tipo de alimento. Los insectos pueden utilizar los excrementos para nutrirse y también para la puesta, ya que muchos de los estadios larvarios resultan coprófagos. Entre los insectos que practican la coprofagia podemos mencionar a algunos dípteros y coleópteros.
Algunos vertebrados igualmente practican la coprofagia, pero solo de forma eventual o esporádica, por lo que no son considerados verdaderos individuos coprófagos, puesto que poseen otros tipos de nutrición mayoritaria y solo se nutren de excrementos en circunstancias especiales, como la escasez de alimento.
En algunos animales donde la coprofagia se da de forma eventual, lo hacen para aprovechar los recursos que las heces les brindan, bien sea por nutrientes o vitaminas de los que carecen o por el material biológico (como bacterias) que necesitan para degradar algunos alimentos en su sistema digestivo.
Ejemplos de coprofagia en el reino Animal
Existen diversos animales que se podrían utilizar como ejemplo de seres coprófagos, los primeros a los que se hará mención son a los escarabajos de la superfamilia Scarabaoidea, específicamente a la especie Aphodius inmundu, de la familia Aphodiidae, que se caracteriza por ser endocrópida, ya que vive y realiza puesta directamente en las heces, sin trasladarlas ni enterrarlas, prefiere excrementos de organismos herbívoros, en especial bovinos, y acude a ellos cuando están muy frescos y con elevado contenido de humedad.
En los reptiles también puede encontrarse comportamiento coprófago, un ejemplo de ello, es la tortuga mediterránea o Testudo hermanni, la cual a pesar de ser un animal herbívoro, se ha observado que puede ingerir excrementos de otras especies (como vaca, gato, perro, conejo, cabra, tejón, entre otros), en situaciones eventuales, como la etapa estival, para complementar su alimentación, cuando los recursos disponibles en el ambiente son escasos.
Los pequeños mamíferos, como los roedores, también practican la coprofagia y consiguen algunas vitaminas y complementos alimenticios por medio de los excrementos que consumen. En el caso de los conejos, es importante mencionar que debido a la poca especialización de su sistema digestivo necesitan pasar dos veces por el tracto gastrointestinal su alimento, con el fin de obtener una correcta digestión y aprovechamiento de los nutrientes, por lo cual, necesitan ingerir las deposiciones denominadas cecotropos, que son más blandas, pero las excretas finales no son consumidas.
En el caso de los mamíferos acuáticos, podemos mencionar a los manatíes, por ejemplo Trichechus manatus, quienes realizan coprofagia en algunas ocasiones como forma de conseguir suplementos nutricionales, a la vez que suman microorganismos cuyo rol en el tracto gastrointestinal es vital.
Autores consultados:
- Galante, E.; Marcos-García, A. (1997).
- Hidalgo, J.; Bach, C.; Cárdenas, A. (1998).
- Holguin, V. (2015).
- Lobo, J.; Veiga, C. (1990).
- Riera, A.; Cabrero, M.; Cortadellas, B. (2012).
- Sánchez-Hernández, G.; Gómez, B.; Delgado, L.; Rodríguez,-López, M.; Chamé-Vásquez, E. (2018).
- Soler, J.; Martínez-Silvestre, A (2011).
- Velázquez, L.; Cárdenas, R. (2015).
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