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Origen e historia
El gato habana es de origen británico, también se le denomina Havana Brown, Havana, Chetsnut Brown Foreign o Chestnut Oriental Shorthair.
La selección del gato habana comenzó hacia los años 1950, a través de cruces entre siameses chocolate point y europeos negros, se trataba de conseguir gatos chocolates como el siamés, pero con pigmentación por todo el cuerpo; son gatos de morfología similar al gato oriental, con un color característico y muy trabajado, debido a un buen proceso de selección genética entre los criadores aficionados a esta raza.
Su nombre es heredado, según algunos autores, gracias a las reminiscencias que nos trae del tabaco, elemento cuyo tono es muy similar a su pelaje.
Cuando adquirimos un gato habana, debemos ser conscientes de que estamos ante una mascota inteligente, vivaz y demandante. Esto nos convierte en protagonistas de su día a día, ya que no solo exigirá nuestra compañía y mimos, sino que también nos incitará a jugar con él.
El gato habana es un animal sociable, aunque a la vez distante con los extraños, le gusta la tranquilidad, muy apegado a su amo, juguetón y afectuoso, de voz menos fuerte y no tan vocalizador como en el caso del siamés.
Se adapta perfectamente a la vida en interiores, por lo que resulta un gato idóneo tanto para casa con jardín como para apartamento.
Al tener pelo corto, un cepillado semanal es suficiente para conseguir que mantenga su pelo suave y limpio, aunque en la etapa de muda es necesario un mantenimiento más regular, sobre todo para eliminar los abundantes pelos muertos que va desprendiendo con la renovación de su manto.
El ejercicio físico es parte vital del cuidado del gato habana, ya que su musculatura necesita ser desarrollada y ejercitada, algo que solo puede lograrse si dedicas una media hora diaria a desafiarlo a correr detrás de un juguete de su preferencia.
Dado que su pelaje es uno de los puntos fuertes de su belleza, una buena alimentación es crucial cuando hablamos de cuidados y salud. Este se mantendrá brillante y sedoso si la ración que elegimos es de alta calidad.
Esta raza parece ser más friolenta que las demás, por lo que debemos tomar recaudos contra el frío. Una cama bien acolchada y una manta para que pueda cubrirse son esenciales para que no sufra las bajas temperaturas. La humedad no les hace bien, así que un deshumidificador ambiental y calefacción eléctrica son las mejores medidas para protegerlo de ese factor ambiental adverso.
Aspectos importantes de su salud
El gato habana goza de buena salud en términos generales, aunque como toda raza, hay ciertas enfermedades a las que es más propenso y estas son las enfermedades respiratorias, los parásitos y aquellas que son derivadas de los golpes de frío. Teniendo cuidado en estos aspectos y consultando al veterinario ante cualquier anomalía que se presente, podemos llegar a disfrutar de su compañía hasta por quince años.
Estándar y características del gato habana
Cuerpo: Es un felino de tamaño mediano, ya que su peso oscila en los 3,5 kilos. Mantiene una estructura alargada, osamenta también mediana, las patas largar y delgadas, pies ovalados. El cuello de tamaño mediano, al igual que su cola, la cual no es muy ancha en la base, además se va afinándose hacia su punta o extremo final.
Cabeza: La cabeza del gato habana es alargada, un poco triangular, hocico largo, cuadrado, mentón fuerte y firme, cráneo ligeramente redondeado. Los ejemplares tipo líneas americanas presentan stop y pinch.
Orejas: Muy grandes, anchas en la base y con terminación redondeada, separadas e inclinadas hacia delante, semejante a las de los gatos orientales.
Ojos: Los ojos del gato habana son grandes y ovalados, el color ha de ser verde, se admiten todo tipo de tonalidades de verde.
Manto: Corto, lustroso, brillante y sedoso, pegado al cuerpo, tienen pelusa aunque no muy intensa, colores chocolate, castaño o avellana y su correspondiente dilución lila.
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