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Te podría sorprender la gran cantidad de anfibios en peligro de extinción que existe hoy en día. Muchos son los animales que en la actualidad corren serio peligro de dejar de existir sobre la faz de la tierra, entre los cuales los anfibios parecen ser los más olvidados. La idea de este artículo es crear consciencia acerca de cuáles son ellos y así tratar de tomar las medidas amigables hacia el medio ambiente para impedir que animales tan importantes para el ecosistema desaparezcan para siempre.
¿Por qué existen anfibios en peligro de extinción?
Las causas de anfibios en peligro de extinción son muy variadas, la mayoría se asocia a la propia acción del hombre, como es el caso de la destrucción de su hábitat natural, principalmente en sustitución de construcciones urbanas, campos de cultivos, talas incontroladas, contaminación, etc. También el cambio climático es un factor decisivo en su merma, el calentamiento, desecación, etc., no pasan desapercibidos dado los parámetros de humedad y temperatura que requieren estos animales.
En muchas ocasiones se recolectan masivamente de su medio para introducirlos al mercado de mascotas, por lo que su ciclo biológico se descontrola. Finalmente existen enfermedades como la quitridiomicosis, causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, que afecta a un número amplio de especies.
Ejemplo de anfibios en peligro de extinción
Rana amarilla venezolana
Se trata de un sapo del mismo color de su nombre y con salpicaduras marrones a lo largo y ancho de su cuerpo. Su hábitat se limita a La Carbonera, en los Andes Venezolanos. A comienzos de los años 70, esta especie de anfibios en peligro de extinción estaba presente en grandes cantidades en el bosque de San Eusebio. No obstante, la última vez que se la vio fue hace veinte años, por lo que se considera una especie en riesgo crítico de extinción.
La deforestación y la inclusión de especies no autóctonas en su hábitat, sumado a su lenta reproducción, a una enfermedad que los hongos le contagian y al cambio climático, han llevado a esta especie al límite de la extinción. Su nombre científico es Atelopus carbonerensis.
Sapito arlequín de Mucubaji
Es endémico de Venezuela y puede ser hallado en praderas tropicales, en montes secos y en zonas aledañas a ríos. Su población cayó en un porcentaje superior al 80% desde el año 2000 a la fecha.
Es amenazado por la pérdida de su hábitat debido a la interferencia humana en él, así como también por el cambio climático y por ciertas infecciones, en especial la quitridiomicosis fue confirmada en diferentes estudios. Se integra en la familia Bufoneidae y a nivel científico se denomina Atelopus mucubajiensis, por lo que comparte género con la anterior especie.
Rana dorada panameña
Otro de los anfibios en peligro de extinción es esta rana de apenas 5 gramos de peso nativa de la parte central de Panamá. Su nombre científico: Atelopus zeteki. Es importante para el país, puesto que esta especie de anfibio cuya estridente piel amarilla salpicada con negro, la han convertido en emblema cultural de Panamá, incluso el 14 de agosto tiene su día nacional, momento en el cual se celebra su existencia con desfiles a lo largo de El Valle de Antón.
En lo últimos diez años su población ha descendido drásticamente, hasta un 80%. El avance de la urbanización en su área, la agricultura y el hongo quítrido, la han llevado a tener una de las más altas puntuaciones prioritarias de extinción, al haber alcanzado el estatus de en peligro crítico.
Rana de Morelet (Agalychnis moreletii)
A pesar de haber abundado en Guatemala, México y El Salvador, hoy en día ocupa un serio lugar en la Lista Roja elaborada por la UICN. Una de las características distintivas de estos anfibios en peligro de extinción, es que trepan hasta las ramas de los árboles para encontrar su alimento predilecto: los mosquitos y los insectos que reposan sobre las hojas.
La misma enfermedad del hongo que afecta a los anteriores anfibios mencionados, quitridiomicosis, le afectó considerablemente en el pasado. Actualmente su principales amenazas son factores implicados son la perturbación de su hábitat o la sobreexplotación para el tráfico de comercio de mascotas.
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