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Los animales herbívoros son aquellos que se alimentan de compuestos vegetales. Constituyen el nivel trófico conocido como consumidores primarios y son de gran importancia dentro de los ecosistemas.
Es importante destacar que los animales herbívoros no se alimentan solo de hojas o pasto, sino que también se pueden alimentar de otras partes de la planta como por ejemplo el fruto, la semilla, el néctar y el polen. Además de esto se alimentan por diversos mecanismos como el pastoreo, la succión y el ramoneo.
Tomando en cuenta que los animales herbívoros constituyen un grupo muy interesante, a continuación se explicarán sus características, así como también su clasificación y proceso digestivo.
Características de los animales herbívoros
La característica principal de los animales herbívoros se circunscribe a su dieta. Estos se alimentan de plantas. Debido a esto, deben consumir grandes cantidades de alimento para poder obtener la energía necesaria y así llevar a cabo todas sus funciones de forma exitosa. En este sentido, muchos de ellos ocupan gran parte de su tiempo comiendo. En el caso de animales herbívoros de gran tamaño como los elefantes el requerimiento de nutrientes es muy elevado.
En los ecosistemas, los animales herbívoros pertenecen al grupo de los consumidores primarios. Esto quiere decir que sirven de alimento a los consumidores secundarios y terciarios, mejor conocidos como animales carnívoros.
Su tracto digestivo se encuentra diseñado para la digestión de sustancias de origen vegetal por lo que, bajo ninguna circunstancia podrían digerir alimentos animales. Así mismo, su tubo digestivo tiende a ser un poco más largo que el de los animales carnívoros. Esto se debe a que los componentes vegetales como la celulosa tardan un poco más en ser procesados y digeridos completamente.
Ahora bien, es común que la mayoría de los animales que se alimentan de plantas contengan en su tracto digestivo microorganismos, específicamente bacterias que participen activamente en el proceso digestivo transformando a la celulosa en sustancias más sencillas que sean fácilmente asimilables por el cuerpo.
Su dentadura se encuentra adaptada a sus hábitos alimenticios. En este sentido, los dientes que se encuentran plenamente desarrollados son los molares. Estos le ayudan a machacar y triturar eficientemente a los alimentos, preparándolos para el proceso digestivo.
Generalmente, los animales herbívoros tienen sus ojos colocados a los lados de la cabeza. Esto les proporciona una visión mucho más amplia, casi de 360°. Esto es sumamente importante y está relacionado con la supervivencia, ya que le da la oportunidad a estos animales de estar al pendiente de lo que ocurre a su alrededor, pudiendo detectar a tiempo la presencia de algún posible depredador. Igualmente, muchos de los animales herbívoros cuentan con extremidades diseñadas para poder escapar de depredadores potenciales.
Clasificación de los animales hervóros
El grupo de los animales herbívoros es bastante amplio y diverso. A pesar de que todos tienen en común que se alimentan de plantas, existen marcadas diferencias con respecto a la dieta. Así mismo, entre ellos existen diferencias con respecto a la estructura de su sistema digestivo y la forma en que procesan los alimentos que ingieren. A continuación se desglosa la clasificación de este tipo de animales tomando en cuenta los criterios ya mencionados.
Según la dieta
Folívoros
Son un amplio grupo de animales herbívoros que se alimentan principalmente de hojas. Entre los animales que tienen este tipo de alimentación se pueden mencionar el koala, los perezosos, el ñu y el impala, entre muchos otros.
Nectarívoros
Los animales que entran en esta categoría se alimentan principalmente del néctar de las flores. Entre los animales nectarívoros más conocidos se encuentran el colibrí, algunos coleópteros y también algunas especies de murciélagos, entre otros. Es importante destacar que este tipo de alimentación no es exclusiva, porque en muchas ocasiones no le proporcionan al animal los nutrientes necesarios. En este sentido, hay animales nectarívoros que también pueden alimentarse de otras partes de la planta.
Xilófagos
Los xilófagos son un grupo de animales que se alimentan de madera, es decir, se alimentan principalmente del tallo de las plantas y de su corteza. Existen muchos animales que tienen este tipo de alimentación, entre ellos, muchos artrópodos. El ejemplo más representativo de los animales xilófagos son las termitas.
Granívoros
La dieta de los animales granívoros se basa casi exclusivamente en semillas de plantas. Sin embargo, es posible que también puedan alimentarse de otras estructuras vegetales. Para poder realizar el proceso digestivo, este tipo de animales cuentan con ciertas modificaciones anatómicas como picos y mandíbulas resistentes, así como también órganos adicionales como la molleja de algunas aves. La guacamaya roja, los gorgojos y el hámster son ejemplos de animales granívoros.
Frugívoros
Los animales frugívoros se alimentan principalmente de frutas. Su dieta no se compone exclusivamente de frutas, sino que estas constituyen un elevado porcentaje de ella. Dentro del reino animal hay una gran cantidad de animales que se alimentan de frutas. Entre estos se pueden mencionar: el zorro volador (ver ficha), el casuario, la mosca de la fruta y los tucanes, entre otros.
Polinívoros
Este tipo de animales son aquellos que se alimentan de polen. Es importante destacar que el polen no es el único componente de su dieta, pero si constituye el 90% de esta aproximadamente. Como ejemplos de animales polinívoros se pueden mencionar: la mariposa y la polilla.
Según la configuración del sistema digestivo
Dependiendo de la complejidad de su digestión y de la morfología y anatomía de su sistema digestivo, los animales herbívoros pueden ser monogástricos o poligástricos.
Animales monogástricos
Como puede inferirse a partir de su nombre, los animales monogástricos son aquellos que cuentan con un solo estómago en su sistema digestivo. Esta distinción no aplica únicamente a animales de alimentación herbívora, sino que también puede aplicarse a animales carnívoros. De forma general, todos los animales que tienen un solo estómago, sean herbívoros o no, se conocen como monogástricos.
Dentro del grupo de los animales herbívoros monogástricos se pueden citar el conejo y los caballos, entre otros.
Animales poligástricos
Los animales poligástricos son los que poseen más de un estómago. Presentan varias cavidades o compartimientos estomacales. Un gran porcentaje de animales poligástricos también son rumiantes.
Ejemplos representativos de los animales poligástricos son vacas, jirafas y ciervos, entre muchos otros.
Digestión en animales herbívoros
Para evidenciar la digestión de los animales herbívoros se tomarán de ejemplo una especie de herbívoro monogástrico y una especie de herbívoro poligástrico.
Digestión de un monogástrico: el caballo
El proceso digestivo se inicia con la aprensión del alimento, el cual es sometido a la acción de los potentes molares del animal. Así mismo, en la cavidad bucal también comienzan a actuar las enzimas digestivas, las cuales inician el proceso de degradación de los alimentos.
El alimento es deglutido y pasa a través del esófago al estómago. Aquí ocurre un proceso de fermentación láctica de los carbohidratos que se encuentran presentes en el alimento ingerido. En este proceso cumplen un papel protagónico algunas bacterias presentes en el estómago de los equinos.
Posteriormente el alimento sigue su curso hacia el intestino delgado. Aquí es sometido a la acción de enzimas digestivas presentes, las cuales continúan con el proceso de degradación de los nutrientes, transformándolos en moléculas químicas más simples y fácilmente absorbibles por las células intestinales.
Una vez el alimento pasa al intestino grueso, sufre la acción de las bacterias que forman parte de la microbiota natural del ciego, que es la primera porción de este. Ellas ayudan a procesar y degradar los compuestos presentes en las células vegetales, muy especialmente la celulosa. Esta es transformada en ácidos grasos que luego son utilizados por el animal como fuente de energía.
En el resto del intestino grueso se absorben los remanentes de los nutrientes restantes, así como también el exceso de agua. Los restos que quedan, que no fueron asimilados constituyen las heces, las cuales son liberadas por el ano.
Digestión de un poligástrico: la vaca
El proceso de digestión de la vaca se inicia en la cavidad bucal, donde los alimentos ingeridos entran en contacto con las enzimas digestivas de la saliva, las cuales ayudan a degradar parte de las grasas y el almidón presentes en los mismos. Allí se forma el bolo alimenticio que es deglutido por el animal y pasa al esófago. A través de este conducto el bolo es llevado hacia el estómago.
Aquí es importante puntualizar que la vaca, como todo animal poligástrico tiene varias cavidades estomacales: el rumen (panza), el retículo (redecilla), el omaso (libro) y el abomaso (cuajar).
Cuando los alimentos son deglutidos, el primer compartimiento al que llegan es el rumen. Allí se encuentran una amplia variedad de microorganismos, de distinta índole, desde bacterias hasta hongos. Estos se encargan de procesar a los carbohidratos, con la finalidad de obtener moléculas precursoras de energía. Esas moléculas se conocen como ácidos grasos volátiles.
Posteriormente el bolo pasa hacia el retículo. La función de este es seleccionar las partículas más pequeñas y enviarlas al siguiente compartimiento, el omaso. Las partículas que aún están muy grandes, son devueltas al rumen, desde donde serán regurgitadas hacia la cavidad bucal para volver a ser masticadas y reiniciar su proceso de digestión.
El omaso tiene una amplia superficie de absorción, lo cual le permite asimilar la mayor cantidad de agua presente en los alimentos. Luego de este, el bolo alimenticio pasa al abomaso que, según los especialistas es el estómago propiamente dicho.
En el abomaso, el bolo entra en contacto con los jugos gástricos que contienen ácido clorhídrico y diversas enzimas digestivas. Actuando en conjunto, estas secreciones ayudan a degradar aún más los compuestos presentes en el bolo para poder ser absorbidos de forma exitosa.
El bolo pasa luego hacia el intestino delgado, en cuya primera porción se liberan las secreciones provenientes del hígado y del páncreas, las cuales continúan con el proceso de degradación de los nutrientes. Además de esto, el intestino se encuentra recubierto de unas prolongaciones conocidas como vellosidades intestinales, las cuales tienen como función absorber los nutrientes de los alimentos ya degradados.
Luego de transitar por todo el intestino delgado, el bolo llega al intestino grueso. En el ciego, que es la primera porción, existen microorganismos, principalmente bacterias que continúan con la degradación de los compuestos que no fueron procesados en el rumen.
Finalmente, en el resto del intestino grueso se absorbe el exceso de agua, dando lugar a la formación de las heces, las cuales están conformadas por las sustancias y compuestos que no fueron asimilados por el animal. Las heces se excretan a través del ano.
Ejemplos de animales herbívoros
Este grupo de animales es sumamente diverso. A continuación se nombra un reducido grupo de esos:
• Termitas
• Jirafas
• Elefantes
• Oso Koala
• Abeja
• Camello
• Caballo
• Colibrí
• Caribú
• Saltamontes
• Ardillas
• Rinocerontes
• Cebras
Importancia de los animales herbívoros en los ecosistemas
Los animales herbívoros son un componente muy importante dentro de los ecosistemas, ya que ayudan en el proceso de circulación de energía en los mismos. Esto se debe a que se alimentan de las plantas, que se consideran los organismos productores y a su vez, son consumidos por los consumidores primarios.
Así mismo, algunos herbívoros ayudan a diversos procesos de vital importancia en los ecosistemas, como por ejemplo la dispersión de las semillas y la polinización. A través de diversos mecanismos, ellos contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad vegetal y, en consecuencia, al sostenimiento de la vida en los ecosistemas.
Referencias
1. Álvarez, A., Pérez, E., Hernández, T., Quincosa, J. y Sánchez, A. (2009)
2. Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., Ober, W. C., & Garrison, C. (2001).
3. Monge, J. y Gómez, P. (2003)
4. Pilliner, S. y Ramis M. (1992)
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