Consejos sobre la educación y socialización del gato

Educación y socialización de los gatos
Foto: Paradais Sphynx

Si hemos adoptado a un gato y tras su adaptación o socialización al nuevo hogar, es el momento de comenzar con la educación. Ante todo, hay que tener en cuenta que los gatos, a diferencia del perro, no poseen un alto grado de socialización, son animales solitarios, su instinto por la supervivencia les motiva a desarrollar ciertas conductas o hábitos imposibles de cambiar.

No podemos imponerle órdenes; en el perro, por el contrario, existen ciertos métodos para su adiestramiento, que son de utilidad para que realicen comportamientos acordes con nuestras pretensiones: paseos diarios, marcha con correa, aprender a sentarse, tumbarse, traer objetos, etc.; en definitiva, llegará a aceptar nuestras órdenes sin dificultad, téngase en cuenta que en ellos impera la idea del grupo, su estatus es jerarquizado, dependen de un líder, en este caso: el hombre. Con los gatos, lograremos pacientemente mejorar todos aquellos comportamientos que consideremos indeseados, podemos imponerle ciertas reglas, pero nunca conseguiremos una base de educación tan sólida como la que se puede ofrecer al perro.

La educación de los gatos debe orientarse a métodos que limiten situaciones de castigo o imposición de órdenes directas hacia el animal; en efecto, todo aquello que pretendamos enseñarle, deberá ser de su agrado, incluso ha de premiarse el buen comportamiento, así lo asimilará como algo placentero y será más fácil que en ulteriores ocasiones reproduzca conductas permisivas.

La edad óptima para la educación de los gatos comprenderá entre los dos a cuatro meses de vida, aunque su socialización, es decir, su habituación a la presencia humana, se iniciará en el momento de cumplir las dos semanas. Es necesario manejar al gato con asiduidad si pretendemos que se habitúe sin inconvenientes.

En edad adulta es más difícil que  el gato adquiera un grado alto de educación y socialización, téngase en cuenta la dificultad de modificar hábitos ya adquiridos en el animal. Aunque se le recrimine, volverá a repetir la conducta no deseada; asimismo, una variación brusca de sus costumbres le acarreará estrés, repercutiendo negativamente en su salud.

Es imprescindible que el entorno sea favorable para que el animal se encuentre tranquilo, relajado, sin tensiones; además, como ya hemos manifestado, la manipulación constante, es importante para conseguir un contacto íntimo, sobre todo, teniendo en cuenta el carácter solitario del gato. Por otra parte, seremos paciente, los gatos no aprenden en el momento que nosotros decidamos, es necesario darles tiempo, que confíen en nosotros y por supuesto en su entorno.

Orientaremos la educación y socialización del gato a aspectos básicos como su higiene, la alimentación o a evitar que realice desperfectos en el mobiliario de la vivienda, en definitiva, todo aquello que beneficie la convivencia pacífica en el entorno familiar.

Enseñar al gato a utilizar la bandeja sanitaria

Si es la primera vez que el gato tiene contacto con el cajón y gravilla, lo incitaremos a que se introduzca removiendo la arena, de forma pausada, con nuestras propias manos; comprobaremos que el movimiento y ruido provocado motiva al gato a acercarse e inspeccionar, incluso podemos introducirlo. Con un poco de paciencia, comenzará a utilizar la bandeja; no obstante, si observamos que evacua en otro lugar, pondremos las deposiciones en el cajón, así identificará su olor y será buena medida para que en ulteriores ocasiones realice sus necesidades en el interior.

Debemos seleccionar un lugar idóneo para colocar el citado cajón arenero; lo ideal es una zona poco transitada y tranquila, de esa manera el gato no pondrá reparos, en todo caso, el sitio elegido, estará alejado de los comederos y bebederos utilizados en la alimentación del felino.

Lograr que el gato Atienda nuestra llamada

Se trata de asignarle un nombre, al principio no lo identificará, debemos repetirlo insistentemente para que capte el mensaje. Cuando atienda a nuestra llamada, premiaremos esa conducta, de esa forma el gato asimilará esa situación como placentera y transcurrido un determinado tiempo, llegará a acudir sin dificultad.

Motivarle al juego

El juego ayudará al gatito a agudizar sus sentidos, le mantendrá ágil, sobre todo, aquellos gatos que lleven una vida en un apartamento; este tipo de actividades le motivan a que realicen ejercicios, además es buena terapia para que aprendan algún tipo de comportamiento.

Para iniciarle al juego, es necesario contar con juguetes; ya manifestamos la gran cantidad de productos existentes en el mercado: una pelota, una caña o un plumero, despertará su curiosidad y querrá atraparlo de forma enloquecida. El animal identifica el objeto como si fuese una presa y tratará de cazarlo, en estos casos, reproducen la conducta típica de felinos en estado salvaje: la caza.

Es importante habilitarle algún lugar para trepar. Un árbol trepador o alguna estantería son utensilios muy prácticos y de suma utilidad, de ese modo se ejercitará y podrá escalar a lo más alto.

Evitar desperfectos en el mobiliario de la vivienda

Quizás la meta más importante de todo propietario tras la adquisición del gatito, es lograr la rectificación de aquellas conductas que en absoluto le van a estar permitidas; téngase en cuenta que por ejemplo, les encanta trepar por las cortinas, arañar enseres, etc., en definitiva, realizar un sin fin de trastadas. Encontrándonos con el problema de no poder adoptar castigos muy severos, obsérvese el carácter solitario del felino y su negativa a recibir órdenes.

Una forma cómoda de corregir este tipo de actuaciones, consiste en acostumbrarlo, desde pequeño, a utilizar ciertas palabras que debe asimilar como algo no grato, por ejemplo, un “NO”, salido del tono habitual en que hablamos al gato; incluso si lleva aparejado cierto castigo, como el ruido molesto de algún papel o la posibilidad de arrojarle un pequeño chorro de agua, comprenderá que existen pautas no permitidas, interpretándolo como algo no placentero y desistiendo de su intento en posteriores ocasiones.

Debemos completar estos ejercicios con algún tipo de repelente para gatos. Son productos inocuos de fácil adquisición en tiendas de venta de accesorios para animales; lo echaremos en aquellas áreas no permitidas al gatito, su olor no es de su agrado e impide transitar por algunas zonas, aunque estos productos no siempre funcionan en todos los gatos.

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