Sistema circulatorio de las aves

Sistema circulatorio de las aves
Sistema circulatorio de las aves
a: aurícula derecha; a’: aurícula izquierda; b: aorta; c: vena cava; p: arteria pulmonar; pv: vena pulmonar; v: ventrículo derecho; v’: ventrículo izquierdo;

El sistema circulatorio de las aves, es similar al de los mamíferos, con una red arterial y una venosa. Como novedad evolutiva, el sistema circulatorio de las aves presenta un corazón dividido en dos aurículas y dos ventrículos, característica que comparten con los cocodrilos, los cuales son sus parientes más relacionados filogenéticamente, también los mamíferos.

Sangre

Este tejido contribuye con cerca del 9% del peso de un ave adulta. Sus funciones, en el proceso de circulación, se fundamentan en la oxigenación de tejidos además del transporte de nutrientes y productos hormonales. A su vez, presenta un papel fundamental en la extracción del bióxido de carbono y metabolitos de desecho producidos en el metabolismo celular. Por su parte, participa en procesos homeostáticos regulando el contenido de agua en los tejidos del cuerpo.

En el sistema circulatorio de las aves, la sangre está constituida principalmente de células o glóbulos rojos denominados eritrocitos, células o glóbulos blancos llamados leucocitos, un líquido sanguíneo o plasma y de plaquetas. A diferencia de los eritrocitos anucleados de los mamíferos, los eritrocitos de las aves presentan un núcleo definido.

Corazón

El corazón de las aves es de forma cónica y está rodeado de una membrana serosa denominada pericardio. El líquido pericárdico puede sufrir alteraciones en algunas patologías del ave y se encuentra entre el corazón y el pericardio. El corazón es tetracameral, ya que posee cuatro cavidades, dos ventrículos y dos aurículas bien separados entre sí, al igual que los mamíferos y cocodrilos, esto permite que en el sistema circulatorio de las aves la sangre venosa no se mezcle con la que ha sido oxigenada en los pulmones.

Ciclo de la circulación sanguínea

La arteria aorta, que nace del ventrículo izquierdo del corazón, hace un cayado, aunque a diferencia de los mamíferos, dobla hacia la derecha y no a la izquierda. Por la aorta se distribuye toda la sangre a las arterias, y de estas, a todo el cuerpo por los capilares, conduciendo el oxígeno en los eritrocitos con el fin de distribuirlo a todos los tejidos del ave.

La sangre cargada de bióxido de carbono, en su recorrido inverso, vuelve a la aurícula derecha del corazón a través de las venas cavas superior e inferior. De esa aurícula penetra al ventrículo derecho, en donde a través de la vena pulmonar pasa a oxigenarse a los órganos respiratorios gracias a la hemoglobina, depositando el bióxido de carbono y cargándose de oxígeno. De ahí pasa a la aurícula izquierda y el ventrículo del mismo lado, con el fin de iniciar nuevamente el ciclo sanguíneo.

Sistema circulatorio de las aves y adaptaciones al frío

A nivel sistema circulatorio de las aves y entre las adaptaciones que han desarrollado para contrarrestar la pérdida de calor, se destacan sistemas de intercambio de calor arteriovenosos además de anastomosis arteriovenosas. A su vez, la mayor parte de los estudios relacionados a la respuesta vascular al control vasomotor frío y periférico en aves, provienen de experimentos con pies inmersos en el hielo. En algunos experimentos, inmediatamente después de la inmersión, la temperatura cayo hasta cerca de la del agua, pero unos minutos más tarde se evidenció un aumento paulatino de la temperatura. Este aumento se mostró mejor en áreas ricas en anastomosis arteriovenosas, es por ende que se sugirió que estas estructuras eran en parte responsables de la vasodilatación inducida por ambientes gélidos.

En otros experimentos se evaluaron temperaturas intravasculares en los pies del fulmar antártico gigante, Macronectes giganteus, durante diferentes estimulaciones térmicas. La inmersión en hielo de los pies, al igual que una experiencia del ave en su ambiente natural, produce un aumento inmediato en el flujo sanguíneo, seguido por vasoconstricción y posteriormente por vasodilatación periódica. El aumento inicial del flujo sanguíneo fue acompañado por incrementos en la temperatura de la sangre arterial y venosa.

La vasodilatación inducida por el frío no está restringida a los pies de las aves. Algunos estudios han encontrado que el flujo sanguíneo aumenta en respuesta al enfriamiento, además, se induce una vasodilatación en el parche de incubación, lo cual asegura una alta tasa de flujo sanguíneo y transporte de calor al parche durante la incubación en un ambiente frío.

Al parecer, los vasos sanguíneos periféricos se suministran con nervios vasoconstrictores y vasodilatadores, la respuesta a bajas temperaturas depende de la interacción de varios mecanismos. La vasodilatación inducida por el frío implica anastomosis arteriovenosa, puede atribuirse a la liberación de tono adrenérgico y a la vasodilatación activa, posiblemente mediada por acetilcolina y polipéptido intestinal vasoactivo.

Los ajustes circulatorios discutidos hasta el momento se relacionan con la exposición a frío agudo. Sin embargo, el sistema circulatorio de las aves también responde a exposiciones a bajas temperaturas y largo plazo. No obstante, no hay evidencia directa de un aumento en la capilaridad de la piel después de la exposición, pero al parecer la densidad de anastomosis arteriovenosas aumenta con posterioridad a la aclimatación a temperaturas extremadamente bajas.

Referencias sistema circulatorio de las aves

– Instituto Latinoamericano de la Comunicacion Educativa. (11 de Abril de 2017). Biblioteca Digital del ILCE. Obtenido de http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/138/htm/sec_7

– Midtgård, U. (1989). Circulatory adaptations to cold in birds. In Physiology of cold adaptation in birds (pp. 211-222). Springer US.

– Vaca Adam, L. (2003). Producción avícola. EUNED.

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