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A estas alturas de nuestra vida y mucho más conociendo el mundo en que vivimos, todas las personas somos conscientes de la importancia del médico de familia. Y si no lo somos, deberíamos serlo. ¿Por qué? Hay tantas razones que es difícil enumerarlas todas, pero vamos a intentarlo.
¿Qué es un médico de familia?
Un médico de familia es lo que comúnmente y desde tiempo inmemorial se ha conocido con el nombre de «médico de cabecera». Muchas personas se preguntarán el motivo por el que ha recibido este nombre durante tantos y tantos años. Ese motivo es el siguiente. Un médico de «cabecera» recibía este nombre precisamente porque es ahí donde se desarrollaba gran parte de su trabajo. En las cabeceras de las camas de los pacientes; de todos aquellos enfermos que no eran capaces de desplazarse hasta el típico consultorio donde el médico cumplía el resto de sus funciones.
Ya desde hace algunos años, se estableció la Medicina de Familia como una especialidad propia, con nombre y apellidos, exactamente, la de Medicina Familiar y Comunitaria. Pero de este punto hablaremos un poco más adelante y así se comprenderá mejor la importancia del médico de familia.
¿Es el médico de familia un médico «de segunda»?
En absoluto. A lo largo de su profesión no han sido pocos los profesionales de la medicina de familia que han tenido que escuchar la pregunta: ¿eres médico de cabecera o tienes alguna especialidad?
Pues ambas cosas, señor mío. Soy médico de familia, que es una especialidad, con su oposición y sus años de preparación específica.
No todo el mundo está al tanto de este detalle y hacen la pregunta sin mala intención y sin ánimo de ofender porque tal vez están faltos de información.
Piensan y clasifican de forma automática en el médico de familia como un simple «conserje o bedel», cuya principal función es derivar a los pacientes a otro tipo de especialistas a los que consideran médicos «de primera».
Y no es así. De hecho, no hay nada más distante de esta idea. La importancia del médico de familia radica, en primer lugar en ese hecho. No es «simplemente» estudiar durante 6 años en el mejor de los casos, y ya está. Ser médico de familia es una especialidad, con su oposición, sus 4 años de especialización, de aprendizaje y de trabajo duro y arduo en muchas ocasiones.
Ni más ni menos que como el resto de las especializaciones. Todas conllevan su oposición, su especialización, sus guardias, sus rotaciones por los distintos servicios para aprender más y poder ayudar a las personas enfermas que van a venir en busca de nuestra ayuda. Ese es el primer punto de la importancia del médico de familia.
¿Qué hace un médico de familia?
No vamos a exagerar y decir que las funciones del médico de familia son infinitas e innumerables, pero sí son tan numerosas y variadas como agradecidas en muchas ocasiones y complicadas en otras. Cuando acabas los seis años de carrera y haces la oposición llamada MIR (Médico Interno Residente), tienes trabajo durante 4 años. En esos cuatro años se va a forjar dentro de ti la importancia del médico de familia». Hay algo que te «engancha». Un médico de familia tiene que saber un poco de todo.
Hay que tener en cuenta que la importancia del médico de familia que el propio médico se da es la importancia que los pacientes van a darle.
El médico de familia es la primera toma de contacto del paciente con el profesional que va a ayudarle, en eso precisamente radica la importancia del médico de familia. Va a desahogarse con él, a comentarle sus dudas, sus angustias, sus preguntas…; el médico de familia va a escucharlo, explorarlo, prescribirle las medicinas que necesite, si las necesita, y en los casos precisos, derivarlos a donde corresponda: urgencias u otros especialistas.
El médico de familia también es importante porque, aunque el paciente sea derivado a otros especialistas, después va a ser el encargado de hacer el seguimiento posterior del paciente.
En muchas ocasiones, el médico de familia no solo hace de médico, hace las funciones de psicólogo, consejero, confesor, amigo, paño de lágrimas… Muchas personas creen que sus funciones son solamente recetar fármacos en la consulta, pero su trabajo va más allá. Avisos a domicilio, ser el consuelo y consejero del paciente ante la dolorosa situación de dar malas noticias…
Otras veces las noticias son buenas y te alegras con el paciente, lloras con él…
El médico de familia es algo más que un profesional frío y distante. Es la primera toma de contacto del enfermo con la enfermedad y el primer paso para ponerle remedio, hay que entender que están asustados y esperan una mano amiga que les tienda ayuda. Y esa ayuda se la brinda el «médico de cabecera».
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