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En muchas ocasiones, ese es el gran dilema de los pacientes: cuándo acudir al médico. Y muchos de ellos, tiran por lo que normalmente conocemos como «tirar por la calle del centro» y acuden por cualquier motivo, justificado o no.
En esta ocasión vamos a desgranar un poco cuándo acudir al médico para que, en la medida de lo posible, consigamos entre todos hacer un buen uso de los servicios sanitarios.
Ese es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. El abuso de los servicios médicos. Por eso es tan importante saber cuándo acudir al médico.
¿En qué ocasiones necesitamos un médico?
El médico es el encargado de curar las enfermedades del cuerpo y de la mente, pero en muchas ocasiones, los pacientes se «confunden» y utilizan los servicios médicos para contrastar información que han leído en internet, que les ha contado su vecino o lo que han visto en algún programa de televisión.
Para cada paciente, su problema es el más importante. Es muy comprensible; pero nadie entiende la presión asistencial a la que está sometido el profesional de la medicina y por eso es importante saber cuándo acudir al médico.
Muchas personas son hipocondríacas y no pueden evitar creer que tiene una o más enfermedades, que en realidad no tienen y en muchas ocasiones no necesitan ningún médico, pero acuden con frecuencia a la consulta.
¿Los pacientes saben realmente cuándo acudir al médico?
Pues la respuesta a esta pregunta es: depende. Unos sí y otros no. No depende de la edad, ni del sexo, aunque sí es cierto que el grueso de los pacientes que componen las consultas diarias suelen ser mujeres de mediana edad.
Como hemos dicho antes, acuden en muchas ocasiones a contrastar información, a solucionar dudas acerca de cosas que hayan leído, incluidos los prospectos de las medicaciones. Efectos secundarios, interacciones con otros medicamentos, cuándo deben tomarlos, si con el estómago lleno o vacío…
En muchas ocasiones son consultas innecesarias que, aunque ya sabemos que son importantes para el paciente, constituyen una presión asistencial muy grande y que sobrecarga de trabajo al médico.
En contrapartida, también están los pacientes que hacen buen uso del sistema sanitario e incluso los que se pasan de no ir…, es decir, los que acuden cuando ya casi no hay remedio.
Cuándo acudir al médico
En este apartado vamos a desgranar un poquito cuándo acudir al médico.
Pero cuando acudir, de verdad. En primer lugar, es muy importante que las personas sepan que hay que ir al médico para hacer lo que se conoce como prevención primaria. Hacer analíticas de sangre rutinarias para comprobar que el estado de salud del paciente es óptimo, por ejemplo; hacer controles de tensión arterial, peso… todo orientado lógicamente a que el paciente goce de buen estado de salud.
En segundo lugar, hay que acudir al profesional de la medicina cuando ya hay instaurado algún síntoma, pequeño o grande, indicativo de enfermedad. De cualquier enfermedad, sea la que sea. Una simple infección de cualquier órgano del cuerpo, un dolor, algo que requiera pruebas complementarias para terminar de explorar e identificar la posible enfermedad del paciente.
Y por supuesto, el paciente debe saber cuándo acudir al médico en casos en los que necesitan resultados de pruebas que se les han realizado con anterioridad. También en las ocasiones en las que otros especialistas les han dado de alta y sugieren o solicitan que sea el médico de familia el que se encargue del seguimiento posterior del enfermo.
En general, podemos decir que los pacientes acuden al médico básicamente cuando lo necesitan, cuando quieren, algunos cuando se aburren, otros por rutina… Una vez que conoces a las personas, puedes intuir el motivo de la visita. Y no se debe cometer el error en el que todos los médicos han caído o pueden caer alguna vez, de no darles importancia. En alguna ocasión pueden «desmarcarse» y cuando siempre han acudido por cosas banales, alguna vez puede ser algo realmente importante.
Por eso, podemos decir que no hay enfermos poco importantes ni enfermedades pequeñas o simples, porque donde menos lo espera, el médico puede darse un susto. Por ello, siempre hay que prestar atención a lo que el paciente cuenta, y por poco importante que pueda parecer lo que les comentan a los doctores, ellos deben tener la habilidad de saber llevar la conversación. ¿Hacia dónde? Pues hacia donde le interesa al médico para poder dilucidar el verdadero motivo de la visita, que no se le pase por alto nada potencialmente importante revestido de «paja» sin importancia en la que el paciente se puede perder en el discurso de su consulta.
En definitiva, debe hacerse un buen uso de los recursos sanitarios que tenemos a nuestra disposición, que son buenos y abundantes y de los que no debemos abusar ni debemos ningunear para que las listas de espera no sean más largas de lo necesario.
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