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La ecolocalización o sonar biológico es un método sensorial de orientación empleado por algunos animales que les permite saber el rumbo a seguir, además lo utilizan como medio para identificar y encontrar posibles presas para su alimentación, se puede decir que al emplear este método los animales pueden ver a través del sonido.
Este método implica la utilización del sonido por parte de los animales, el cual es emitido a través de una serie de vocalizaciones, que al chocar contra los objetos o seres vivos se devuelve en forma de eco, con el cual los animales son capaces de percibir y procesar para saber lo que hay en su entorno.
¿Qué animales lo realizan?
Los animales que actualmente se conoce con este método de orientación son los representantes del grupo de los cetáceos, en los que entran las ballenas, orcas y delfines, y los quirópteros que son los murciélagos, de los cuales la mayoría utilizan este sistema para localizar a sus presas y orientarse en la oscuridad.
Hasta ahora son reducidos los animales que emplean la ecolocalización como sistema de navegación y búsqueda de alimentos. Al igual que los cetáceos y murciélagos, existe otro mamífero con capacidad de utilizar la ecolocalización, tal como lo es la musaraña.
De igual forma hay aves que también la utilizan e incluso conviven y compiten con los murciélagos, en este caso son los guácharos, aves nativas de Suramérica con hábitos cavernícolas, fue descubierta en Venezuela en una cueva que ahora lleva su nombre (cueva del guácharo).
Descubrimiento
A pesar de que la ecolocalización tuvo sus orígenes hace más de 65 millones de años, la primera vez que se supo de este método de orientación data del año 1793, cuando el naturalista Lazzaro Spallanzani realizó una serie de experimentos con murciélagos de manera de poder observar la habilidad que tenía este animal de realizar actividades nocturnas (conoce mejor a los animales nocturnos). Spallanzani se sorprendió al observar que los murciélagos podían volar y cazar a la perfección en una habitación en oscuridad total, y junto con otro experimento desarrollado por el zoólogo Charles Jurine, en el cual tapó los oídos de los murciélagos, observaron que la capacidad de acción de estos mamíferos se vio mermada, llegando a la conclusión de que estos animales utilizaban el sentido del oído para lograr orientarse y cazar.
Pero no es hasta el año 1938 a través de una serie de estudios por parte del zoólogo Donald Griffin, que se demostró que efectivamente los murciélagos emiten sonidos ultrasónicos para guiarse en la oscuridad, acuñando para el año 1944 la palabra ecolocalización.
Funcionamiento de la ecolocalización en los murciélagos
Como se describió anteriormente, los murciélagos utilizan ecolocalización para orientarse y poder cazar su alimento. Para lograr esto, los murciélagos emiten una serie de ondas sonoras que le permiten barrer su entorno y lograr su objetivo. Estas ondas sonoras son producidas en la laringe y son emitidas bien sea por la nariz o por la boca, dependiendo de la especie.
Las ondas sonoras producidas por los murciélagos son ultrasónicas de alta frecuencia (15-210 kz), esta frecuencia así como otros factores (tales como la amplitud y la duración del pulso) son de gran utilidad para estos animales, ya que con ello pueden localizar casi a la perfección a sus blancos y evitan chocar con objetos de su entorno. En cada especie de murciélago, la emisión de los ultrasonidos es diferente, estos pueden emitir pulsos de frecuencia constante, de frecuencia modulada o en algunos casos utilizar ambas.
Para encontrar y detectar a las presas los murciélagos en un principio emiten señales de frecuencia constante con repeticiones bajas y duración larga, lo que le permite saber con gran precisión donde hay una posible presa. Una vez detectada la presa, emite pulsos denominados de aproximación en donde empieza a aparecer la frecuencia modulada, donde los pulsos son más frecuentes y menos duraderos en el tiempo, logrando un retorno más rápido de la señal para no perder la localización de la presa. Finalmente emiten pulsos de frecuencia modulada para la última fase denominada terminal, en lo que los pulsos emitidos son de corta duración, pero con repeticiones altas lo que le da una alta precisión para capturar a la presa.
Funcionamiento de la ecolocalización en los cetáceos
En el caso de los cetáceos, la ecolocalización funciona de manera similar, para emitir las ondas sonoras que viajarán a través del agua, estos mamíferos presentan un órgano que está situado en la frente de la mayoría de ellos, este órgano recibe el nombre de melón y está constituido por lípidos.
Los cetáceos que no tienen melón pueden producir las ondas sonoras, también llamados clicks, a través de los conductos respiratorios. Los pulsos emitidos por los cetáceos son de alta frecuencia para localizar a las presas, pero también pueden modular a ondas de baja frecuencia y obtener un espectro más amplio de la zona en que se encuentran.
Las ondas que retornan en forma de eco son recogidas por estos mamíferos a través de la mandíbula inferior, rica en grasa que a su vez lo transporta al oído medio.
Mecanismo de ecolocalización aprovechada por los humanos
Luego de los numerosos estudios que derivaron en el descubrimiento de la ecolocalización, los seres humanos han tratado de emular este método sensorial de reconocimiento y orientación con diversos fines. Uno de sus primeros implementos fue para ayudar a que los barcos comerciales no chocaran en altamar frente a posibles obstáculos como los icebergs. Al mismo tiempo ha sido utilizado para la construcción del sonar utilizados por los submarinos y radares para detectar aviones, estos sistemas también se han empleados en las guerras.
Biografía consultada
- Alcuri, G. (2017)
- Conner, W.; (2014)
- Cortés-Calva, P. (2013)
- Ossa, G.; Díaz, F.; O´hrens, O.; Laker, J.; Bonacic, C. (2010)
- Seco, F.; Jiménez, A. (2006)
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