Los anfibios son vertebrados heterotermos incapaces de regular la temperatura corporal de manera constante, por lo que el ambiente es el único medio que les facilita la naturaleza para poder autoregularse. El comportamiento los anfibios que viven en zonas templadas o cálidas, llegada la época de frío extremo, entran en estado de vida latente, su metabolismo se ralentiza al mismo tiempo que queda reducida su actividad, pues la mayor parte de tiempo lo pasan dormidos, es lo que muchos expertos denominan brumación. Esta atenuación de funciones vitales también se puede dar en casos de sequedad extrema o calor intenso, recibiendo el nombre de estivación. Como podemos observar son cambios comportamentales en el que estos animales presentan escasa actividad.
Esta dificultad de regular filosóficamente su temperatura corporal supone que en los anfibios estén presentes ciertos comportamientos encaminados a mejorar su calidad de vida, y compensar las carencias existentes en su piel desnuda, muy susceptible al enfriamiento o a la sequedad si no cuentan con la oportuna hidratación; por esa razón la mayoría de los anfibios son de vida nocturna y registran actividad en aquellos ambientes que cuenten con suficiente humedad; es obvio que el medio ambiente condiciona este comportamiento para que estos animales consigan que su piel esté permeable y el cuerpo lo suficientemente hidratado.
Los anfibios diurnos elevan su temperatura corporal mediante exposiciones al sol y para compensar la evaporación se sumergen en agua cada cierto tiempo; un ejemplo característico es la rana toro americana, Lithobates catesbeianus, la cual cambia de postura con respecto a los rayos del sol con la finalidad de regular su temperatura, además emite vocalizaciones muy sonoras si es capturada por un depredador, de esa manera puede intimidarlo e intentar escapar, también es un medio eficaz para poder avisar a otras ranas de la situación de peligro.
En lo referido a la alimentación se puede apreciar cierto comportamiento de los anfibios un tanto característicos, así tenemos que la mayoría de ranas y sapos terrestres esperan cautelosamente a su presa para que con la ayuda de su lengua puedan capturarla con suma facilidad; la vista juega un papel importante en la captura y localización de la presa.
El comportamiento de los anfibios también se puede observar desde el punto de vista de las posiciones corporales que adoptan estos animales ante la presencia de su enemigo. Muchas especies de ranas se “hacen el muerto” tras advertir la presencia de un depredador; otros anfibios simplemente permanecen inmóviles dado su homocromía que le hace pasar inadvertidos. Los sapos inflan su pulmones, de esa manera pueden simular una apariencia mayor. En las salamandras los latigazos en la cola, presencia de glándulas venenosas en determinadas partes de su cuerpo e incluso la autotomía caudal de muchas especies constituyen medios de defensas frente a depredadores potenciales. Es asombroso que en estos animales normalmente de pequeño tamaño existan especies que incluso pueden enfrentarse y atacar a su enemigo; en otros casos se especializan en ciertos comportamientos de huida para lograr salvarse de su predador.
En la reproducción igualmente se manifiestan ciertos comportamiento de los anfibios esenciales para asegurar la supervivencia de la especie. En las ranas y sapos, anuros, lo más característico son los sonidos emitidos por los machos para así poder captar la atención de la hembra. El sonido como comportamiento reproductivo también sirve para fijar áreas de delimitación territorial entre los propios machos.
Las salamandras terrestres marcan su territorio gracias a señales olerosas, de esa manera fijan un área territorial que estará vedado para otros machos de la misma especie; aunque en caudados lo más llamativo en sus comportamientos reproductivos son los rituales o cortejeo que los machos muestran ante la presencia de la hembra.
De los ápodos o gimnofiones se ha estudiado poco, por lo que se dispone de escasa información, ya que la mayor parte de su vida transcurren debajo de la tierra, aunque algunas especies llevan una vida acuática. Es de destacar que en lo referido a su reproducción son de fecundación interna y están especializados en el cuidado cauteloso de su descendencia.
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