Enseñar o educar al perro al collar y correa es indispensable para una mejor manipulación del animal. Es importante
acostumbrarlo desde cachorro, incluso si no queremos estresar demasiado al cánido, podemos, en principio, dejar puesto el collar durante un corto periodo de tiempo; iremos aumentando progresivamente el ejercicio hasta que el animal se habitúe al collar. Su fijación al cuello no ha de ser demasiado apretado, ya que le impediría respirar, tampoco debe estar muy suelto, pues podría engancharse con algún objeto y lastimar al perro.
Con posterioridad, comenzaremos a insertar la correa y pasear con el perro. Los paseos han de ser cortos y dentro de su entorno familiar, si observamos que el can colabora podemos ofrecerle algún premio para gratificar su buen comportamiento, incluso, si jugamos con el cánido conseguiremos que tolere mejor este accesorio. Repetiremos el procedimiento hasta lograr que el perro domine el ejercicio, con posterioridad, estará preparado para pasear con la correa lejos de su entorno habitual.
El paseo con correa ha de ser agradable, sin tirones y castigos hacia el animal. Con el tiempo relacionará este accesorio con su paseo diario, incluso le gustaré, de hecho, podremos observar que en el momento de presenciar la correa se agita y adopta un estado anímico alegre.
Hay perros que no realizan el ejercicio correctamente, tienen tendencia a dar tirones para pretender esquivar la correa y así caminar sin ayuda de la misma; en estos casos podemos utilizar collares especiales frente a tirones, que tienen como finalidad corregir este mal hábito del perro, son fácilmente adquirible en tiendas de productos para mascotas y sin duda nos asesoran sobre el funcionamiento de los mismos.
Actualmente se comercializan muchas marcas y modelos, algunos de ellos muy sofisticados, veamos los más destacados:
Collares tradicionales realizados en cuero o nailon, se ajustan perfectamente al cuello del perro a través de una hebilla y pueden portarlo durante todo el tiempo sin ningún tipo de dificultad.
Metálicos, realizados con eslabones, semejante a una cadena metálica, llevan en cada uno de sus extremos una arandela, para que se pueda fijar al cuello del can.
Collares especiales para aquellos que tiran demasiado, se sujetan al cuello y ocio del animal, son muy útiles para lograr un mayor control del cánido.
Arneses, también indicados para perros que se agitan en exceso, evitan que se dañe el cuello del can, ya que se ajustan a su cuerpo. Con estos collares podemos lograr un mejor control de sujeción en el cánido.
Collares de adiestramiento o educativo de tipo electrónico, son más sofisticados, ya que el collar lleva incorporado un sistema eléctrico con mando a distancia. Su finalidad es corregir conductas negativas en perros; comprenden diferentes opciones, en función del diseño del fabricante: emiten pitidos, vibraciones y en casos de comportamientos más extremos propinan impulsos eléctricos para corregir la conducta indeseada en el cánido. Existe una variedad, exclusiva para perros que ladran demasiado, al igual que en el caso anterior, emiten impulsos que se activan cuando el perro ladra y así conseguir que se corrija la conducta negativa en el animal.
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