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Los insectos conocidos popularmente como pulgones o también llamados áfidos destacan por el perjuicio que supone para muchos cultivos, en estas líneas se presentan algunas de sus características resaltantes, los tipos que existen, se especifican los daños y problemas que generan, así como las medidas que se pueden implementar para combatirlos.
Características de los pulgones
Los pulgones o áfidos poseen algunos caracteres peculiares que los distinguen, a continuación se describen los referentes a su taxonomía, tamaño, colores, morfología, alimentación, reproducción y ciclo de vida.
Taxonomía
Los animales conocidos popularmente como pulgones se encuentran indexados a nivel taxonómico en el phyllum Arthropoda, clase Insecta (ver), orden Hemíptera, superfamilia Aphidoidea, en la familia Aphididae que abarca como cifra aproximada de 5113 especies.
Tamaño y colores
Los insectos de este tipo son de longitudes reducidas (generalmente entre 1 y 5 milímetros), con diversas tonalidades que en muchos casos les benefician para mimetizarse con su ambiente o las plantas hospederas, entre esos colores se encuentran más frecuentemente gamas de amarillos, verdes, marrones, rojas, naranjas y también de color negro. El patrón de color de los áfidos puede ser uniforme o presentar algunas manchas.
Morfología
La forma de estos invertebrados es piriforme y poseen una consistencia blanda, por lo que son muy frágiles. Como todo insecto poseen un cuerpo dividido en tres partes (cabeza, tórax y abdomen). Pueden poseer alas (individuos alados) o carecer de ellas (ápteros). Las alas son pequeñas, de aspecto membranoso, transparentes, con venación reducida y en número de 4 (dos pares), siendo las anteriores más grandes.
La cabeza es pequeña, con ojos compuestos y antenas setiformes largas con varios segmentos (generalmente entre 3 y 6), estos constituyen órganos sensoriales, ya que tienen sensorios denominados rinarias, cuyo número y ubicación son caracteres taxonómicos. Los ejemplares alados poseen más rinarias y 3 ocelli, mientras que en el caso de los carentes de alas, hay menos sensorios y ojos reducidos o incluso ausentes.
En los pulgones, el tórax consta de 3 segmentos (protórax, mesotórax y metatórax) y el abdomen con 8 o 9. Los individuos alados poseen en el mesotórax unas protuberancias donde se insertan las alas. Los ápteros tienen unidos el mesotórax, el metatórax y el abdomen. Generalmente a partir del segmento número 6 del abdomen existen dos sifones o cornículos en la parte dorsal, cuya función es la secreción de feromonas de alerta al resto de la colonia, cuando el pulgón es atacado; estas estructuras son útiles como carácter taxonómico y son variables en morfología y tamaño. Al final del cuerpo poseen una prolongación denominada cauda, con diversidad de formas, tamaño y número de setas, que también es importante en la identificación taxonómica.
Son insectos caminadores muy activos, pero poco veloces. Sus patas son grandes y poseen tarsos integrados por 2 segmentos.
Alimentación
Los áfidos son fitófagos, ya que se nutren de la savia de plantas, generalmente angiospermas aunque también de algunas gimnospermas. Para ello, introducen los estiletes de su aparato bucal de tipo picador-chupador en estos organismos fotosintéticos, perforando sus tejidos epidérmicos y se ayudan con la segregación de dos tipos de saliva, una gelificante que proviene de la glándula salival principal y una acuosa de la accesoria, con funciones endurecedora la primera y lubricante la segunda para permitir la penetración de sus partes bucales.
Algunos especímenes de pulgones son monófagas, si su nutrición proviene de una sola especie de planta, mientras que otras son polífagas, si se alimentan de diversos ejemplares vegetales. La proboscis difiere en longitud en las diferentes especies de áfidos, dependiendo del hospedero del que se alimenten, si son plantas pubescentes será más larga que en el caso de las lisas.
En relación al tiempo de alimentación, los pulgones deben comer por prolongados periodos, debido a sus pequeñas longitudes y su cuerpo blando, con cutículas delgadas, ya que corren el riesgo de sufrir deshidratación.
Reproducción
Los áfidos son especies prolíficas, ya que poseen facilidades reproductivas con producción de gran número de individuos y generaciones. Su reproducción puede ser tanto asexual, por partenogénesis como sexual. Los ciclos son bastante complejos en regiones templadas, con la presencia de distintos tipos, dependiendo de las condiciones, mientras que en las tropicales solo se da la reproducción asexual por medio de hembras tanto ápteras como aladas.
Ciclo de vida
Estos insectos completan su desarrollo en tiempo cortos, entre 10 y 14 días, pasando por diferentes etapas durante su metamorfosis gradual, hasta convertirse en pulgones adultos. Las hembras alcanzan la madurez sexual aproximadamente en una semana y pueden producir alrededor de 50 a 100 descendientes por ciclo.
Tipos de pulgones
Como ya ha sido mencionado existen múltiples tipos de pulgones, en base a la complejidad de sus ciclos reproductivos y a las diferentes relaciones con las plantas hospedadoras. De manera general se tiene que los pulgones pueden ser ápteros o alados en base a la carencia o presencia de las alas, respectivamente, además de que según la forma de reproducción existen áfidos hembras vivíparas y otras ovíparas.
También se puede hacer referencia a los tipos de pulgones en base a la planta que le sirve de hospedaje, denominándose monoecias a los que prefieren una sola especie (alimentación monófaga) y en caso contrario heteroecia si cambian de plantas hospedantes en alguna etapa de su vida (alimentación polífaga).
Daños y problemas que causan los pulgones
Los áfidos, pulgones, influyen de forma negativa sobre las plantas o cultivos en los cuales habitan, causando diferentes tipos de daños y problemas asociados a su hospedaje, estos pueden ser directos y también indirectos. Entre los primeros se encuentran los problemas generados al alimentarse (tanto ninfas como adultos), ya que se nutren de la savia de las plantas, extrayendo sus nutrientes ocasionando daños como debilitamiento, alteración del funcionamiento fisiológico y detención del crecimiento, que en casos más graves puede llegar a producir la muerte del vegetal, afectando de gran manera gran cantidad de cultivos a los que parasitan.
Los daños y problemas indirectos incluyen las enfermedades que pueden ocasionar mientras se alimentan, ya que pueden servir como vectores transmisores de virus patógenos de plantas, a su vez que pueden favorecer el desarrollo de un hongo negro, de hollín, conocido como fumagina, que pertenece al género Cladosporium, este microorganismo produce una reducción de la fotosíntesis, lo que también perjudica el correcto crecimiento de la planta. Este favorecimiento del hongo se debe a que los pulgones secretan sustancias azucaradas sobre las hojas y partes vegetales, que dicho hongo aprovecha para su metabolismo, y debido a su coloración mancha los lugares donde se deposita, generando a su vez pérdidas comerciales por la falta de calidad organoléptica
¿Cómo combatirlos?
Para efectuar un control y combate adecuado de estas terribles plagas de cultivos se debe realizar de manera integral, con una mezcla de varias acciones de prevención como mantenerlos libres de malas hierbas, utilizar plantas capaces de repeler estos pulgones y disminuir o si es posible evitar la utilización de insecticidas perjudiciales para los depredadores de estos insectos, a la vez que causan daños al hombre y al medio ambiente. Entre los especímenes repelentes se encuentran la lavanda y el ajo ( accede a más información de Allium Sativum), entre otras.
Cuando los daños son leves se puede proceder a extraer las hojas y brotes afectados o quitar los áfidos con cepillo, también se han empleado algunas trampas pegajosas que sirven para capturar a los pulgones alados. Además de emplearse diversos insecticidas para el control y eliminación de estos fitófagos, realizando tratamientos repetitivos a lo largo del año.
El control biológico también es aplicable en estos casos, con la implementación de ejemplares parasitoides como algunos miembros de género Aphidius o algunos depredadores como Chrysoperla carnae (neuróptero), Coccinella septempuntata (coleóptero), entre otros. Además es importante incluir en el programa de control a las hormigas, insectos que cohabitan en simbiosis con los pulgones.
Autores consultados
- Ascenzo, A. (2016).
- Bastidas, R. (1980).
- O’Farrill-Nieves, H.; Buitrago-González, M. (2005).
- Rosales-López, A.; Flores-Dávila, M.; Aguirre-Uribe, L.; González, R.; Villegas-Jiménez, N.; Vega-Ortiz, H. (2013).
- Simbaqueba, R.; Serna, F.; Posada-Florez, F. (2014).
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