Hepatitis infecciosa canina

Hepatitis infecciosa canina
Cánido doméstico

Etiología

La hepatitis infecciosa canina también conocida por el término “enfermedad de Rubarth”, es una patología causada por un Adenovirus canino tipo 1 (CAV-1). Se trata de una enfermedad viral con consecuencias para la especie canina.

Es resistente al entorno, puede durar días a temperatura ambiente y meses a temperaturas de menos 4 ºC. Se inactiva a temperatura de 50-60 ºC durante 5 minutos o con derivados yodados y sosa.

Causa enfermedad en perros, zorros, coyotes y osos. En el perro doméstico esta patología tiene menor impacto gracias a la vacunación.

Cómo se transmite la heptatitis

La contaminación entre perros se produce por vía oronasal, orina y heces. Transcurridos 10-14 días después de la infección, el virus permanece en riñón y puede ser excretado por orina durante 6-9 meses. Los ectoparásitos también pueden vehicular este virus.

Existe un periodo de incubación de 4 días y un periodo de viremia que dará fiebre.

Tiene tres puntos clave en los cuales afecta. Uno es el hígado, que desembocará en una hepatitis. Esta hepatitis puede ser bien aguda, que puede causar la muerte o recuperación del perro afectado, o bien crónica, que producirá fibrosis.

Igualmente la hepatitis infecciosa canina afecta a los riñones, con lo que producirá una glomerulonefritis. Se manifestará una viruria, es decir, eliminación del virus por la orina.

Por último, tiene consecuencias en los ojos del cánido afectado, concretamente puede producir una uveítis severa que desemboque en un edema corneal (ojo azul).

Forma clínica, síntomas de la hepatitis infecciosa canina

Asintomática, sobreaguda y aguda.

– La forma clínica asintomática es la más frecuente. Suele aparecer en cachorros menores de un año, aunque puede presentarse en perros de cualquier edad sin vacunar.

– En la forma sobreaguda los perros mueren en pocas horas.

– Finamente en lo que se refiere a la forma aguda, el perro afectado experimenta los siguientes signos clínicos:

  • Vómitos, diarrea, dolor abdominal.
  • Fiebre, hepatomegalia, adenitis.
  • Edema corneal.
  • Incremento de tamaño de los ganglios.

Por lo general, en la forma aguda, el perro afectado se recupera entorno a los 7 o 10 días.

Diagnóstico y prevención

– Hemograma: Leucopenia asociada a linfopenia y neutropenia.

– Bioquímica: Incremento de transaminasas (ALT; AST).

– Análisis de orina: Proteinuria (albuminuria).

– Puede realizarse una medición de anticuerpos contra esta enfermedad y repetir la prueba a los 10-14 días para observar si existe seroconversión.

La vacuna es la mejor opción para combatir la enfermedad. En los perros infectados se aplican tratamientos sintomáticos, ya que en la actualidad no existe un tratamiento específico que cure al cánido afectado. Las terapias de apoyo para que el perro desarrolle anticuerpos son una buena opción cuando la enfermedad se presente en su forma asintomática o aguda.

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