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La arquitectura de los huesos es de una perfección extraordinaria. No en vano es tal su dureza y su fuerza como para conformar el esqueleto humano, capaz de soportar el peso de todo el cuerpo. Cuando el hueso pierde parte de su masa y se “adelgaza”, la arquitectura de la que hablábamos se ve afectada; entonces el hueso se hace más frágil. Es lo que conocemos con el nombre de osteoporosis.
¿A quién afecta esta enfermedad?
La osteoporosis puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero la balanza se inclina a favor del sexo femenino de un modo claramente ganador. ¿Por qué? Durante el embarazo y la lactancia, el aporte de calcio y vitamina D suelen ser deficitarios y el organismo toma las reservas de calcio de los huesos.
Del mismo modo, durante la menopausia, la disminución en la producción de estrógenos por parte de los ovarios afecta de forma negativa a la arquitectura ósea.
¿Qué huesos pueden verse afectados por la osteoporosis?
La osteoporosis puede afectar a cualquier hueso pero los que con más frecuencia sufren esta merma de masa ósea son el fémur y la columna vertebral, seguidos a corta distancia por los huesos de la muñeca.
Esto conlleva unos importantes problemas socioeconómicos que repercuten de forma desfavorable en la calidad de vida del paciente que la padece.
Causas de la osteoporosis
Los huesos de nuestro cuerpo están formándose y reabsorbiéndose de forma constante.
Entre las principales causas responsables de la aparición de la osteoporosis, que se inicia normalmente a partir de los 35 años (que es cuando se empieza a perder masa ósea), tenemos:
– Déficit de masa ósea durante el crecimiento.
– Exceso de la actividad de los osteoclastos, que son las células encargadas de destruir el hueso.
– Defecto de la actividad de los osteoblastos, que son las células encargadas de la formación del hueso.
Estos son los tres principales factores, pero hay otros elementos coadyuvantes. Son los siguientes:
– Sedentarismo
– Menopausia, con el descenso de nivel de estrógenos que ello conlleva
– Enfermedades como celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus, insuficiencia renal…
– Procesos tumorales
– Previa ingesta durante largo tiempo de corticoides
– Malnutrición, con déficit de ingesta de vitamina D y calcio
– Tabaquismo
Síntomas de la osteoporosis
Contrariamente a los que la mayoría de la gente piensa, esta enfermedad no produce ningún síntoma. No duele. No molesta.
Hasta que no se produce una fractura, podemos decir que es una enfermedad silenciosa, que no da la cara hasta que ya ha producido el mayor daño.
Es decir, que las manifestaciones clínicas de esta afección ósea son las fracturas, que ya hemos dicho que afectan a cadera y a columna vertebral, seguidas en frecuencia por la muñeca.
Una simple caída, un mal giro, un pequeño golpe en apariencia sin importancia, pueden provocar la fractura del hueso.
Es posible que también se produzcan al realizar una tarea tan cotidiana y sencilla como levantar un peso. Otras veces se pueden producir sin causa aparente.
La fractura vertebral es la que más prevalencia tiene. Provoca un intenso y agudo dolor que se acentúa con los movimientos y disminuye con el reposo. En muchos pacientes, a consecuencia de esta lesión, pueden producirse contracturas musculares y lesiones ligamentosas que provocan dolores crónicos.
Pero, aunque la de columna vertebral sea la más prevalente, la más grave es la de cadera. Existe la creencia popular de que el paciente no se cae y se fractura la cadera, sino que es al revés, que a consecuencia de la disminución de masa ósea, el paciente estando de pie, se le rompe la cadera de forma espontánea, y después se cae, aunque no hay ningún dato científico que avale tal afirmación.
¿Cómo se diagnostica?
La prueba reina para la detección de la osteoporosis es la densitometría. Es una prueba indolora que es la encargada de medir la cantidad de masa ósea que tiene el esqueleto.
Se realiza en las dos partes del cuerpo que ya hemos señalado, son las que más se afectan, la cadera, para comprobar la parte más frágil, el cuello del fémur y la columna vertebral, sobre todo a nivel lumbar.
Se repite habitualmente cada año o cada 2 años (según la frecuencia que marque el doctor) para comprobar su evolución o involución o la respuesta al tratamiento instaurado.
¿Cómo se trata?
En primer lugar se marcarán unas pautas básicas: realización de ejercicio, abandonar, si lo hubiere, el hábito de fumar, tratamiento hormonal a base de estrógenos si la mujer así lo precisa, incrementar la ingesta de calcio y vitamina D…
Cuando se hace necesaria la utilización de suplementos de calcio y vitamina D por intolerancia, o simplemente porque a la paciente no le gustan los lácteos, se recetará un suplemento.
En otra línea de tratamiento son los llamados “formadores de hueso”, bifosfonatos, análogos de hormona paratiroidea, moduladores de los receptores estrogénicos o anticuerpos monoclonales. Su médico decidirá cuáles son los más adecuados.
El pronóstico de la osteoporosis hace que estos pacientes tengan una mayor tasa de mortalidad por las posibles complicaciones asociadas a las fracturas, que también merman la calidad de vida.
Por eso son tan importantes la prevención y el tratamiento precoces.
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