Portada » Cuerpo humano » Enfermedades » Síndrome de Reiter, clínica y diagnóstico

Síndrome de Reiter, clínica y diagnóstico

Síndrome de Reiter


El síndrome de Reiter es una enfermedad sistémica, es decir, que no se limita a la afección de una parte del cuerpo. Afecta a varias partes o varios sistemas.

Cuando una persona padece esta enfermedad experimenta alteraciones en la vista (conjuntivitis o uveítis), el sistema locomotor (artritis) y el sistema urinario (uretritis).

A quiénes afecta el síndrome. de Reiter

Generalmente esta enfermedad se manifiesta en hombres jóvenes, de una edad anterior a los cuarenta años.

Suele aparecer después de una infección por patógenos como la Clamidia, el Campilobacter, la Salmonella o la Yersinia. Aunque esto es lo que suele suceder, existen factores predisponentes que van a favorecer la aparición de esta enfermedad. Entre ellos podemos encontrar:

– Antecedentes de haber padecido una enfermedad de transmisión sexual

– Tener entre 20 y 40 años

– Existir antecedentes de síndrome de Reiter en la familia

– Sexo masculino

– Promiscuidad sexual

– Ingesta de alimentos mal manipulados

– Rasgo genético asociado con síndrome de Reiter HLAB27

Clínica de la enfermedad

Como en casi todas las enfermedades la misma enfermedad no se manifiesta del mismo modo en todos los pacientes.

Sí es cierto que dentro de los síntomas que podemos encontrar tenemos los que afectan a la vista, al aparato locomotor y al urinario.

Oculares: estos síntomas pueden aparecer antes o después de los otros. La forma más frecuente y la más leve de afectación ocular es la conjuntivitis. Si se complica con una queratitis o una uveítis pasa a ser más grave. Estos síntomas se van a manifestar con irritación ocular, enrojecimiento, ardor y secreción o exudado. La conjuntivitis es una de las partes que componen la llamada tríada de Reiter. Si se complica con uveítis o iritis puede provocar serios daños en la visión del individuo afectado.

Articulares: generalmente suele aparecer artritis, que es asimétrica; es decir, no se afectan las mismas articulaciones en los dos lados. Si la zona afectada es la lumbar se va a producir dolor a nivel de dicha zona. Cuando las zonas afectadas son los tobillos, las rodillas, los pies, podemos encontrar deformaciones y dolor de las articulaciones involucradas, derrame, aparición de espolones y fascitis plantar en las zonas de apoyo.

Urinarios: los síntomas urinarios del síndrome de Reiter son, generalmente, uretritis y cervicitis, es decir, inflamación de la uretra en ambos sexos y del cérvix o cuello uterino en mujeres. Pueden aparecer dentro del mes siguiente a la producción del contagio, seguidos de afectaciones articulares y oculares descritas en los dos puntos anteriores.

Se manifiesta como escalofríos, dolor al orinar y sensación de escozor y ardor en zona genital.

Otros síntomas que no pertenecen a la tríada de Reiter

– Cutáneos: lesiones en palmas y plantas que comienzan con una base enrojecida, la cual da lugar a la aparición de ampollas. Son dolorosas y empeoran con el estrés y determinados medicamentos.

– Úlceras en las mucosas

– Afectación de las uñas

– Pérdida de peso

– Falta de apetito, cansancio, fiebre…

Diagnóstico del síndrome de Reiter

El diagnóstico del síndrome de Reiter puede ser complicado, ya que no existen test ni análisis específicos para esta enfermedad.

Normalmente se diagnosticará síndrome de Reiter cuando aparezca un paciente con afectación de las articulaciones periféricas o distales de más de un mes de evolución, acompañada de sintomatología urinaria y alguna manifestación extra articular.

Además de la clínica, de lo que el paciente nos cuenta, podemos realizar analítica para comprobar la existencia de infección (elevación del número de leucocitos; en la fase crónica puede aparecer anemia), estudio genético, cultivo bacteriológico, cultivo de orina, pruebas de imagen para demostrar afectación de las articulaciones…

Tratamiento

Esta enfermedad sistémica no tiene tratamiento. Los síntomas pueden desaparecer por sí solos en un período de unos seis meses como máximo, no obstante, el paciente puede presentar nuevas manifestaciones de la enfermedad a lo largo de su vida. Es lo que conocemos con el nombre de recidivas.

Generalmente suele indicarse reposo para paliar los síntomas derivados de la afectación articular (dolor, inflamación, impotencia funcional, limitación vida habitual…); a esto puede asociarse tratamiento rehabilitador o de fisioterapia y técnicas de apoyo como el uso de muletas o bastones ingleses, para tratar de que la articulación afecta soporte el menor peso posible.

Se hace necesario el uso de antiinflamatorios o analgésicos para ayudar a las medidas anteriores. Suelen ser fármacos como el ibuprofeno o la indometacina.

No suelen utilizarse corticoides en tratamiento vía oral, tan solo inyecciones intra articulares si persiste la inflamación. Se usará este tipo de fármaco en afectación articular muy severa o síntomas de disfunción cardíaca.

La conjuntivitis no va a requerir ningún tratamiento específico, salvo si hay complicación y se asocia a uveítis o iritis, en ese caso se usarán corticoides oftálmicos.

También se hace necesaria la administración de antibióticos a la pareja para tratar la infección por Clamidia, una enfermedad de transmisión sexual que, de no tratarse a tiempo, puede tener graves repercusiones en el individuo.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *