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La cistitis es una enfermedad muy común. Muchas personas lo asocian a infecciones urinarias, y no les falta razón, aunque la cistitis es en realidad una inflamación de la vejiga; la principal causa de esta inflamación son las infecciones y por eso se asocian ambos conceptos.
Pero, como vamos a ver ahora mismo, no son solo las infecciones las responsables de la inflamación de la vejiga urinaria.
Causas de la cistitis
Bien es cierto, como hemos dicho, que las infecciones bacterianas son la primera causa de inflamación de la vejiga, también de la aparición de infecciones urinarias. La bacteria Escherichia coli y Enterococcus faecalis son, en este contexto, los reyes de la producción de infecciones urinarias, llegando a ser en muchas ocasiones muy difíciles de erradicar.
Pero hay otras causas no infecciosas. Veamos cuáles son:
Intersticial: es una inflamación crónica de la vejiga, dolorosa y de causas desconocidas. Se da con mucha más frecuencia en mujeres y el tratamiento es realmente desalentador, ya que suele ser inefectivo.
Medicamentosa: cuando se reciben sesiones de quimioterapia, la agresividad de esta medicaciones puede dañar las paredes de la vejiga urinaria.
Por radiación: del mismo modo que la quimioterapia puede alterar la estructura de las paredes vesicales, también puede hacerlo la radioterapia.
Química: el uso continuado de espermicidas o geles íntimos puede hacer que la mujer sufra cistitis, en ocasiones, de repetición.
Por cuerpos extraños: se producen cuando se usan sondas vesicales durante períodos prolongados de tiempo. Son una fácil vía de inflamación de la vejiga y también una fácil puerta de acceso a gérmenes que pueden producir infecciones.
Síntomas de la cistitis
Los síntomas que nos pueden y deben hacer sospechar de la existencia de una cistitis son más o menos comunes en todas las personas que los padecen.
Generalmente, cuando hay una infección de orina, los síntomas que más aparecen y los que los pacientes refieren con más frecuencia son:
Sensación de tener que ir a orinar constantemente y muchas veces, con verdadera urgencia.
Aparición de dolor o ardor al orinar, lo que se conoce con el nombre de disuria.
Suele aparecer lo que se conoce como tenesmo. Se trata de una sensación de molestias, peso en el bajo vientre, en la zona suprapúbica o hipogastrio.
Puede surgir hematuria o presencia de orina en la sangre. Esto puede aparecer en mayor o menor cuantía, pero su presencia, aunque escasa, debe hacernos sospechar de la existencia de una posible infección.
En ocasiones puede existir fiebre, que puede llegar a ser verdaderamente elevada.
Es bastante frecuente que en las personas mayores, con menor tendencia a la ingesta de agua y más cantidad de orina emitida, pueda cursar las cistitis con episodios de obnubilación, desorientación o bajo estado cognitivo.
La orina puede estar lo que los pacientes definen como «cargada», es decir, con un color más oscuro de lo normal, o turbia. También se suele acompañar de mal olor.
Tratamiento
El tratamiento de la cistitis pasará por averiguar cuál es el agente causante.
Se hace imprescindible la realización de un análisis de orina, lo que se conoce como un sistemático o sedimento y, a veces, también se suele solicitar un cultivo.
Si los análisis son normales, o negativos, es decir, que no hay signos de infección, se tratará la inflamación con calor local aplicado con una almohadilla eléctrica, o una bolsa de agua caliente envuelta en una toalla. Esto va a calmar la molestia en un importante porcentaje de casos de cistitis.
A continuación, la persona que padece esta afección deberá tomar antiinflamatorios o antiespasmódicos para paliar los síntomas en la medida de lo posible.
Por el contrario, si aparecen leucocitos o hemoglobina en el análisis sistemático de orina (el simple), eso es indicativo de que hay infección. Se puede tratar de forma empírica (experimental) para erradicar la infección. Entonces pueden ocurrir dos cosas: que los síntomas desaparezcan y con ello, la infección, o que no sea así.
Si no es así, un cultivo de orina es la mejor opción. Con el cultivo, si es positivo, sabremos específicamente qué bacteria está causando la infección y cuál es el antibiótico que va a conseguir eliminarla.
En muchas ocasiones es una tarea difícil, ya que bien sea por el abuso de antibióticos que se ha venido haciendo sin control, o por otros motivos inherentes a la estructura de la bacteria, esta se ha hecho resistente a uno o a varios antibióticos.
La cosa se complica aún más cuando los responsables de la infección son más de un germen y, a veces, uno es resistente a un antibiótico al que el otro es sensible.
¿Es posible la prevención?
Es la pregunta del millón y la que, invariablemente todos los pacientes formulan al médico cuando acuden por este motivo.
Y sí, se puede contribuir a evitar la cistitis tomando medidas tan simples como éstas:
– Ingerir agua habitualmente.
– No aguantar las ganas de orinar. Ir al baño cuando se necesite, sin esperar rato y rato, favoreciendo el caldo de cultivo de bacterias.
– Después de ir a evacuar, efectuar la limpieza de delante a atrás para evitar la proliferación de gérmenes intestinales en orina.
Con solo estas tres simples medidas, podemos evitar gran cantidad de problemas de salud para nuestra vejiga.
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