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Transcurrido el celo de la gata y a partir de las tres semanas siguientes a la cópula podremos intuir si la gata ha quedado fecundada, pues, en estado de gestación, empieza a comer más de lo habitual, las mamas cambian a una tonalidad rosada, incluso puede mostrar cierto comportamiento agresivo frente a otras mascotas; en caso de dudas, podemos trasladarla al veterinario para que le practique una ecografía. Si efectivamente la gata está preñada, será necesario que nos recomiende las pautas a seguir en torno a su alimentación, ya que durante la preñez necesitará algunos suplementos alimenticios y será mayor los requerimientos calóricos que precisará, también nos irá asesorando de las medidas a adoptar según vaya progresando su embarazo.
Gestación o embarazo de la gata, cuidados
La duración de la gestación o embarazo en la gata oscila en torno a los 65 días, aunque en camadas muy numerosas se puede adelantar. La temperatura en donde se encuentre instalada no debe ser inferior a 21 grados; deberá contar con una cama limpia, cómoda y acogedora, y el lecho lo podemos recubrir con algún paño, que sustituiremos a medida que se vaya ensuciando. Lo ideal es que la gata en estado de gestación no transite por toda la vivienda, es mejor habilitarla una estancia aislada y lo más tranquila posible, lejos de ruidos y bullicios que puedan incomodarla, además es ventajoso para nosotros que nos aseguramos del lugar exacto del parto, de lo contrario, nos arriesgamos a que deambule por todos los rincones en busca de la zona que considere más apetecible para el alumbramiento.
Parto de la gata, síntomas
En condiciones normales el parto de la gata transcurrirá con naturalidad, ya que los gatos suelen ser muy autosuficientes, en la medida de que no suelen precisar ayuda durante el transcurso del alumbramiento o parto; la hembra comienza a manchar, ronronea agitadamente, su temperatura corporal desciende. Si vemos que la hembra nos busca o nos llama insistentemente, procuraremos estar a su lado hasta que nazca el primer cachorro, luego es mejor dejarla tranquila, para que así se encargue de limpiarlo, le corte el cordón umbilical, se coma la placenta y continúe con el ritmo de nacimientos, que suele ser cada media hora, aunque en algunas ocasiones, la gata descansa y pasada unas horas continua con el alumbramiento, incluso se han dado casos de nacimientos transcurridas las 24 e incluso 48 horas después del parto.
Puede ocurrir que la gata no limpie a sus cachorros o no digiera las placentas expulsadas, sobre todo en camadas muy numerosas en las que el nacimiento se produce a un ritmo muy acelerado; tendremos siempre localizado al veterinario por si es necesario que realice alguna intervención en el parto de la gata, como es el corte del cordón umbilical, estimulación de la respiración en neonatos o, en el peor de los casos, una operación de cesárea inesperada.
La gata suele parir entre tres y seis gatitos, no obstante, en algunas camadas, el número de crías puede llegar hasta ocho cachorros. Una vez concluido el parto dejaremos a la reproductora que se relaje, pondremos a su disposición agua fresca y algún alimento húmedo que suele digerirlo con mayor facilidad; procuraremos molestarla lo menos posible, pues en esos momentos precisa de mayor tranquilidad, tanto ella como sus cachorros.
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