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Los gatos adultos se consideran animales muy territoriales. Definir y mantener un vínculo equilibrado con el ambiente en el que vive es parte esencial de su comportamiento. En este artículo hablaremos de los cambios de comportamiento en gatos ancianos o de edad avanzada.
A lo largo de su vida, los felinos utilizan múltiples señales visuales y olorosas con las cuales se comunican y delimitan los campos territoriales. En el animal anciano, este recurso comportamental tan complejo puede verse afectado por diversas enfermedades o trastornos propios de la edad.
Describiremos los principales cambios de comportamiento en gatos ancianos, y las consideraciones para el manejo y la convivencia con un animal geronte.
Comportamiento normal del gato adulto
Antes de comenzar a describir los cambios de comportamiento en gatos ancianos, resulta interesante repasar las conductas básicas que caracterizan y definen a esta especie como territorial.
La etología veterinaria es la rama que estudia el comportamiento en las especies domésticas y los trastornos de la conducta, debido principalmente a enfermedades o cambios en el entorno.
En el comportamiento felino, se han podido identificar numerosos patrones y señales de comunicación que la especie utiliza para vincularse entre sí y con su entorno.
Campos territoriales
Como en toda especie territorial, es posible observar lo que se conoce como campos territoriales.
Los campos territoriales son áreas de actividades específicas delimitadas y definidas por el animal a través de sus marcas. Es así como podemos encontrarnos con zonas de actividad como juego o cacería, campos de aislamiento o refugio y campos de agresión.
Estos campos son creados y establecidos por el animal a lo largo de su vida y se mantienen invariables cuando los gatos son adultos.
Cuando un elemento considerado “intruso”, que puede ser otro gato, otra especie, un objeto o incluso el hombre, se acerca o introduce en dichas zonas, la respuesta del animal es variable y está estrechamente vinculada a su estado emocional o fisiológico.
Marcas y señales
El gato se vale de múltiples recursos motores y sensoriales para comunicarse y establecer dichos campos, denominados marcas y señales.
Entre los mensajes más habituales se encuentran: vocalización y señales visuales como arañazos y posturas de intimidación; marcas olfativas que realizan a través de las feromonas para emitir señales de territorio (orina), alarma o estrés, finalmente las marcas para identificación de objetos que logran mediante el roce de superficies descargando sus feromonas faciales.
El gato anciano
Muchos autores han propuesto diferentes rangos de edad para los gatos de acuerdo a las etapas o estados fisiológicos básicos.
A grandes rasgos, podemos clasificarlos en cuatro categorías etarias: gatitos, desde el nacimiento hasta el año de vida; adultos, desde el año hasta los siete; adultos mayores, entre los siete y once años, finalmente el gato geronte a partir de los once años.
Es importante aclarar que, como ocurre en perros, los primeros indicios de vejez pueden variar entre las distintas razas. Del mismo modo, puede haber variaciones individuales debido a la genética y el temperamento del animal.
Por otro lado, los gatos presentan una esperanza de vida mucho más prolongada en comparación con los perros. Los avances en la medicina veterinaria han contribuido a prolongar dicha etapa de animal geronte, poniendo en evidencia distintas enfermedades crónicas, así como cambios físicos y conductuales propios de la edad.
Causas y clasificación de cambios de comportamiento en gatos ancianos
El proceso de envejecimiento natural produce invariablemente cambios de comportamiento en gatos ancianos. Por otro lado, un gato anciano es más susceptible a enfermarse, y estos cambios habitualmente aparecen como consecuencia de enfermedades características del animal geronte.
De acuerdo a la causa, algunos etólogos clasifican dichos cambios en tres categorías principales: cambios primarios, cambios secundarios y cambios debidos a síndrome de disfunción cognitiva.
Cambios primarios
Entre los cambios de comportamiento en gatos ancianos de tipo primarios, se encuentran aquellas modificaciones del ambiente o entorno familiar cercano al animal.
Considerando las características de la especie anteriormente mencionadas, todo nuevo elemento (bebé, animal, objeto) o cambio en sus campos territoriales podrá disparar cambios en su comportamiento. Esto implica un complejo proceso de adaptación a su nueva vida, lo cual tiende a ser todavía más estresante y dificultoso en animales añosos.
Cambios secundarios
Los cambios secundarios son aquellos que ocurren como consecuencia de enfermedades crónicas características de la edad. Estas enfermedades pueden a su vez provocar cambios de comportamiento en gatos ancianos en forma directa (trastornos neurológicos) o indirecta (cambios debidos a dolor o incomodidad).
Entre las enfermedades más comúnmente reportadas en gatos ancianos se encuentran: hipertiroidismo, enfermedad renal crónica, diabetes mellitus, patologías de la cavidad oral, artrosis, etc.
Síndrome de disfunción cognitiva (SDC)
Se trata de una condición relativamente frecuente en gatos, la cual no debe confundirse con el proceso de envejecimiento normal. Su mecanismo es el mismo que se ha descrito en perros, que es a su vez comparable con la enfermedad de Alzheimer en humanos.
El SDC se manifiesta principalmente por una dificultad para recordar las conductas aprendidas, así como por la pérdida o desorientación dentro de los espacios en los que el animal se desplaza habitualmente.
Cambios de comportamiento en gatos ancianos y signos de vejez
Como hemos anticipado, existen ciertos signos o indicadores que pueden reconocerse como cambios de comportamiento en gatos ancianos, son propios de la edad y del proceso degenerativo natural de sus tejidos y sistemas.
Un gato anciano presentará una disminución en sus capacidades tanto motoras como sensoriales.
Estos animales podrán perder gradualmente su visión y audición, lo que a su vez podrá volverlos algo más reactivos o agresivos.
Los gatos viejos muestran menor interés en recrearse o ejercitarse, volviéndose cada vez más sedentarios y con mayor predisposición a engordar.
Su percepción de sed y sabor también pueden alterarse, lo que con el tiempo los puede llevar a deshidratación y adelgazamiento marcado.
Pueden encontrarse deposiciones en lugares infrecuentes fuera de las bandejas sanitarias. Los gatos viejos pueden abandonar o reducir el uso de estas bandejas por una dificultad motora que les impida entrar y/o salir de ellas.
Finalmente, la conducta habitual de acicalamiento también podrá alterarse, y esto se manifestará por un pelaje seco y sin brillo.
Convivir con un gato anciano
Como podemos comprender, tanto el envejecimiento natural como las enfermedades propias del gato anciano provocan cambios en su comportamiento, alterando las conductas de comunicación y territorialidad básicas de la especie. Estos cambios, así como toda modificación abrupta en el ambiente, pueden resultar muy estresantes para el animal que transita su etapa de geronte.
Sin embargo, es posible realizar gradualmente ciertas adaptaciones del entorno, para acompañar dicho proceso y garantizar el bienestar tanto del animal como del propietario.
Entre las más aconsejadas, se encuentran: cambiar las bandejas sanitarias por otras más bajas y grandes, para facilitar su reconocimiento y utilización por parte del gato; colocar superficies antideslizantes, lo que evitará accidentes en aquellos animales con trastornos motores; identificar los ambientes con luces o aromas que permanezcan estables, para facilitar su reconocimiento sensorial; por último, aumentar la cantidad y disposición de comederos y bebederos simplificando su libre acceso.
Es importante remarcar que dichos cambios deben realizarse gradualmente, siempre bajo supervisión del profesional veterinario.
El veterinario será el responsable primario para todo diagnóstico y manejo terapéutico de los cambios de comportamiento en gatos ancianos.
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