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Actualmente es el símbolo más representativo de aquellos mastines que acompañaban a las legiones romanas durante sus conquistas. Hoy, lejos de aquel pasado glorioso del mastín napolitano, las nuevas crianzas de aquellos antepasados conservan su carácter de perro guardián de las haciendas.
Su origen y descendencia data del año 300 a. C. y está prácticamente comprobado que sus antepasados de sangre serían los dogos del Tibet. Ya en el continente europeo su población fue más masiva en el sur de Italia, donde los propietarios de grandes fincas lo vieron como el animal perfecto para su protección.
Es un perro de los llamados “grandes”, con una altura a la cruz de entre 63 y 77 cm en los machos. Su aspecto es macizo y compacto. El pelo es corto, duro, liso y apretado; de colores que versan generalmente entre grises y negros.
¿Cómo es su personalidad y su carácter?
El mastín napolitano un perro esencialmente pacífico, amistoso, tranquilo, y muy afectuoso con su familia. Todo esto cambia cuando percibe la amenaza o el peligro ya que se transforma en un animal tan valeroso como agresivo.
No es muy amoldable a los espacios pequeños. Se caracteriza por tener buenas relaciones con otros animales pero es desconfiado y receloso con los extraños.
Por sus características versátiles se lo puede considerar tanto un perro de guarda y defensa como un agradable animal de compañía.
A pesar de su tamaño y su fuerte carácter en situaciones especiales, si el mastín es guiado por un líder que sepa guiarlo e interpretarlo, se erige como un excepcional compañero de la familia.
¿Cómo es la salud del Mastín napolitano?
Es una raza con longevidad relativamente baja; como mucho puede vivir 10 años. Puede presentar las patologías comunes a las grandes razas: torsión de estómago y problemas relacionados con sus articulaciones, también son vulnerables a problemas oculares.
Clasificación según FCI
Grupo 2, sección 2.1 Molosos tipo Dogo.
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