Una raza canina engloba a un grupo de perros que reúnen ciertas caracteres afines desde un punto de vista morfológico, también determinados patrones homogéneos relacionados con el carácter y comportamiento propios de la casta en cuestión a la que pertenezca el cánido. Los caracteres afines son comunes por compartir el genotipo propio de los ascendientes gracias a selectivos programas de cría y selección de ejemplares. Si partimos de una sistemática tradicional, desde el punto de vista zoológico, cada raza de perros no constituye una clasificación científica ordenable en un correspondiente taxón, ya que son los propios club caninos los que, tras un determinado proceso de admisión y aprobación de un estándar, crean oficialmente la nueva raza, la clasifican y establecen su nombre; a partir de ese momento la raza de perros es apta para participar en concursos o exposiciones caninas.
El proceso de clasificación es variable, todo depende de los criterios que establece cada club o asociación canina, téngase en cuenta que no todas las asociaciones tienen los mismos criterios de clasificación de razas de perros. La Federación Cinológica Internacional -FCI- agrupa a las razas en 10 grupos, además, cada grupo puede tener subcategorías: en función de la talla del perro, longitud del manto, etc.; por otro lado, reserva una categoría especial que denomina “razas aceptables provisionalmente” para agrupar aquellos perros que aún no se ha aprobado su estándar definitivamente. En total reconoce más de 300 razas caninas.
Otras de las asociaciones relevantes a nivel internacional es la American Kennel Club -AKC-, la cual ordena a las razas en siete grupos, y un octavo para valorar aquellas que tienen un estándar provisional, ya que dispone de sus propios criterios de aprobación de nuevas razas de perros; como se puede observar, la AKC cuenta con menos grupos, ello se debe a que esta asociación reconoce menos razas de perros que la FCI, concretamente en sus grupos integra un total de 171 razas.
En definitiva, existen multitud de asociaciones cinófilas, cada una con su propia normativa para la clasificación de razas, aunque no es menos cierto que los club locales suelen estar adscritos a asociaciones de carácter internacional, se vinculan a sus estatus y por ende utilizan los mismo criterios de clasificación, esto es importante en la medida en que posibilita el reconocimiento de razas de perros a nivel internacional, al mismo tiempo que facilita la participación en una exposición a perros de otros países.
En un primer momento los trabajos de selección perseguían simplemente una utilidad práctica o ventajosa para el hombre, como es el caso de los perros de caza, guardianes, pastoreo, etc. El punto de partida en cuanto al nacimiento de las razas caninas data del siglo XIX, durante esa época comenzó a ponerse de moda las exposiciones caninas, con lo que se imponía la necesidad de clasificar a las razas de perros, además de establecer unos criterios determinados que deberían reunir cada cánido para poder participar en los correspondientes eventos, aunque en esa época la belleza del perro quedaba relegada a un segundo plano, ya que los estándares estaban muy limitados y poco perfeccionados, además las exposiciones se limitaban a la exhibición de perros de trabajo, caza u otras utilidades.
A finales del siglo XIX nacen la primeras organizaciones caninas, en 1884 la ya mencionada American Kennel Club, y en en 1873 el Kennel Club de Gran Bretaña, además se tiene interés en fijar los estándares que ha de reunir cada raza de perros, al mismo tiempo que se implantan los libros de registro de crías y las normas por las que han de regirse las exposiciones.
En aquella época destaca la figura de Charlest Cruft, pionero en concursos perros y fundador de las exposiciones caninas Crufts; actualmente siguen celebrándose cada año, conserva el nombre de su fundador y puede considerarse como uno de los eventos que goza de mayor prestigio a nivel mundial.
En la actualidad es fácil adquirir un perro de raza, basta con dirigirnos a un club canino y nos facilitarán una relación de criadores que cultiven una determina casta; también existen portales especializados que podemos encontrar fácilmente por internet.
No hay que olvidar el pedigree, es decir, el documento oficial que acredita que el animal es de pura raza, es expedido por el club canino correspondiente y contiene el árbol genealógico de sus ancestros, también suele reflejarse los premios adquiridos por los parientes ascendientes, además, si decidimos criar, podemos dar de alta las camadas en el club correspondiente, por supuesto siempre que ambos progenitores sean perros de la misma raza y cuenten con el citado pedigree.
Para los más avezados, pueden solicitar un afijo o nombre de criadero en el club de su elección, una vez aprobado el nombre, todos los cachorros inscritos reflejarán el nombre del criadero, de esa manera se procede a una mejor identificación de los perros de raza. Sin duda la crianza canina es un hobby muy reconfortable, aunque no exento de complicaciones, además se impone la necesidad de adquirir buenos conocimientos, tanto teóricos como prácticos, para el buen desarrollo de esta actividad en la que ha de primar la buena salud y bienestar de los animales.
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