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Pasar largas horas acariciando a nuestro perro, es probablemente uno de los momentos más reconfortantes de la rutina. Sin embargo, su superficie corporal esconde muchos secretos que resulta interesante revelar, por esa razón en este artículo estudiamos el sistema tegumentario del perro.
La piel no es una estructura simple, y cumple importantes funciones que contribuyen ampliamente a preservar la vida de cada organismo. Existen componentes básicos y comunes a otros mamíferos, pero también interesantes curiosidades para conocer sobre el sistema tegumentario del perro.
Componentes del sistema tegumentario del perro
Lejos de funcionar únicamente como un simple “envoltorio”, el tegumento común es una estructura compleja y organizada, formada por la piel propiamente dicha y sus anexos o modificaciones.
Su superficie es aún mayor a la corporal, y debido a su composición y funciones nos referimos a ella como un órgano más que como un tejido. La protección frente al desgaste superficial y la invasión por microorganismos, así como su rol en la termorregulación, explican en parte la importancia de la piel en el perro y otros mamíferos.
Con un patrón histológico compartido con el ser humano, el sistema tegumentario del perro puede dividirse en tres grandes estratos o capas:
Epidermis
Constituye la capa más externa del sistema tegumentario del perro. Sus células superficiales llamadas “queratinocitos” provienen de la zona basal de la epidermis. Estas células se encuentran en constante división, respondiendo a estímulos externos e internos. A medida que ascienden a la superficie, sufren un proceso de cornificación convirtiéndose en escamas.
Este estrato córneo es más grueso y diferenciado en aquellas zonas del cuerpo que reciben mayor roce o impacto, como las almohadillas plantares o pulpejos del perro. Es también, el componente principal de pelos y uñas.
La epidermis es una verdadera barrera frente a las agresiones externas, y su nutrición se produce mediante sustancias que difunden desde la dermis.
Dermis
Como se ha mencionado, la dermis es la estructura que contiene el soporte vascular y nervioso de la piel. Además de nutrir a la epidermis, se une a ella por medio de un fuerte engranaje de papilas dérmicas, otorgando un sostén estructural importante.
Sus fibras de colágeno de tipo compacto le confieren resistencia y elasticidad a la piel del perro, lo que la convierte en una gran barrera frente a traumatismos.
Su componente vascular constituye una línea de defensa frente a microorganismos, permitiendo la llegada y el accionar del sistema inmunitario. De igual manera, tiene un papel protagónico en la reparación y cicatrización de heridas.
La dermis constituye también el sitio de anclaje de las glándulas y folículos pilosos que crecen desde la epidermis. Junto con estos pelos y glándulas sudoríparas, la vascularización superficial participa, mediante cambios en el flujo y el diámetro, de la indispensable función termorreguladora de la piel.
Hipodermis
Es quizás en esta capa donde aparece la primera gran diferencia del sistema tegumentario del perro, con respecto al ser humano y otros animales.
Esta capa subcutánea consiste en un tejido conectivo laxo entremezclado con grasa. Su cantidad varía según la zona del cuerpo y es particularmente amplio en los perros, permitiendo desplazamientos y la formación de grandes pliegues.
Así como en otras especies los acúmulos de grasa subcutánea, panículo adiposo, pueden funcionar como verdaderas reservas de alimento, en el perro tienen un papel distinto. Pequeños depósitos de grasa ubicados en la red fibrosa de los pulpejos, parecen tener un rol importante en la amortiguación.
Modificaciones especializadas de la piel del perro
Tal como fuimos detallando para cada estrato de la piel, los anexos (o “faneras”) son también una parte importante del sistema tegumentario del perro. Muy relacionados entre sí y con la piel propiamente dicha, estas estructuras pueden separarse en grandes grupos:
Pelos y uñas
Como ya mencionamos, los pelos y las uñas son modificaciones especializadas provenientes de la epidermis. Se componen principalmente de queratina, una proteína que les confiere su dureza y su fuerza.
Los pelos crecen desde los folículos pilosos que invaden la dermis, y su distribución, longitud y densidad varían con la especie y la raza. En los perros y otros mamíferos, podemos encontrar tres tipos de pelos: de cobertura o defensa, lanosos y táctiles.
Así como los pelos lanosos son suaves, blandos y cortos, los pelos de defensa varían en longitud, son más rígidos y están asociados al músculo piloerector. Este músculo es involuntario, y reacciona ante un descenso de la temperatura corporal modificando el ángulo de reposo del pelo. Cuando grupos de pelos se verticalizan, el manto se engrosa contribuyendo así al aislamiento térmico.
La funcionalidad de este mecanismo se hace evidente también ante situaciones de pelea o fuga, dando al perro un aspecto amenazador.
Los pelos táctiles son estructuras propias del perro y otros mamíferos, y tienen una longitud y grosor mayor con respecto a los cobertores. Su distribución se limita a la región facial y poseen una alta sensibilidad ante estímulos táctiles.
En cuanto a las uñas, además de servir para raspar o escarbar, confieren protección a los tejidos subyacentes. Gran parte de la falange distal, con sus vasos y nervios, se aloja dentro de esta estructura, algo que sin duda debemos tener en cuenta al momento de realizar un corte de uñas.
Glándulas sudoríparas
Estas estructuras juegan un importante rol para la mayoría de los mamíferos, ya que permiten disipar el calor y excretar sustancias de desecho a través del sudor. Sin embargo, su cantidad y distribución difieren mucho entre especies.
En el perro, son funcionalmente importantes aquellas glándulas alojadas en la región de los pulpejos o almohadillas plantares. Además de disipar el calor, sus secreciones funcionan como marcadores territoriales o de rastreo.
Glándulas sebáceas
Estas glándulas se distribuyen por toda la superficie corporal, lubricando e impermeabilizando la piel del perro y muchos animales.
Su secreción oleosa ayuda a controlar la proliferación bacteriana y es la responsable del poco deseado “olor del perro mojado”. Sin embargo, por su composición y comportamiento, se aprovecha como ruta de elección para tratamientos antiparasitarios tipo ‘spot on’.
Existen acúmulos de glándulas sebáceas en la superficie dorsal de la cola de los perros y en su región perianal. La secreción en estas áreas tiene un rol importante en el reconocimiento entre especies, así como en la detección del celo por parte del macho.
Consideraciones finales
Conocer los componentes y la función del sistema tegumentario del perro, nos permite comprender la importancia su cuidado.
Los baños, perfumes y corte de pelo según el estándar de raza, pueden resultar entretenidos, pero sin duda no lo son todo.
El cuidado de la piel del perro se logra con una alimentación balanceada -en cantidad y composición- según la edad del animal. Debemos proveer siempre agua fresca, de calidad y a disposición permanente.
Muchas agresiones externas, así como desequilibrios internos, pueden evidenciarse por medio de cambios en la piel.
El sistema tegumentario del perro es indudablemente una valiosa herramienta a la hora de valorar la salud del animal.
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