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La deshidratación como su propio nombre indica si separamos el prefijo “des” des-hidratación, es decir, sin hidratación o con escasez de ella, se trata de la disminución o pérdida de agua y sales minerales necesarias para el correcto funcionamiento de todas las actividades corporales.
Técnicamente, podemos definir la deshidratación como la pérdida de ese agua del cuerpo en un porcentaje superior al 3% de su totalidad.
Cuándo se produce la deshidratación
Esta alteración en el equilibrio electrolítico puede aparecer debido a varias causas:
– Situaciones de calor excesivo, especialmente si existe mucha humedad ambiental.
– Ingesta deficitaria de agua y líquidos rehidratantes.
– Enfermedades que provocan la eliminación de agua y sales minerales.
– De forma voluntaria en deportistas, modelos, etc., para perder peso antes de una competición o evento.
Cuando la temperatura ambiental es muy elevada, el organismo tiende a eliminar agua en forma de sudor para combatir dicha elevación de la temperatura, y que la piel pueda combatirla con la hidratación de la sudoración; pero como consecuencia de esta reacción, el interior del organismo pierde el agua y las sales que necesita y comienza a deshidratarse.
Del mismo modo, cuando la ingesta de agua es deficitaria, la reacción es similar, ya que el organismo sufre los efectos de la deshidratación, ya sea por excesiva pérdida como por aporte escaso.
Estas dos situaciones pueden darse de forma más o menos habitual en determinados ambientes o en determinados colectivos; entre los más vulnerables encontramos los niños y los ancianos, que son los dos grupos de riesgo más habituales en sufrir esta enfermedad.
También puede suceder en enfermedades en las que se pierden líquidos de forma rápida, como las gastroenteritis; del mismo modo, cuando se abusa de determinados fármacos como los diuréticos o eliminadores de líquidos.
La deshidratación puede producirse de manera voluntaria y puntual por parte de algunos deportistas que necesitan perder peso de forma rápida para una competición. Es una práctica tan extendida como peligrosa. Muchas personas piensan que puede que no suceda nada, ya que es algo que se hace de forma ocasional y se recupera una vez acabe el evento que ha llevado al deportista a provocarse la deshidratación, y no hay nada más lejos de la realidad, porque el organismo puede verse seriamente comprometido.
Síntomas de esta alteración hidroelectrolítica
Cuando el organismo empieza a sufrir la pérdida de electrolitos o sales minerales y agua, los síntomas pueden ser desde tan leves como sentir un poco de sed hasta la muerte.
Se suele decir, y es cierto, que cuando el cuerpo tiene sed es porque está empezando a deshidratarse. Por eso es importante la ingesta de agua o bebidas rehidratantes apenas se empiece a notar la sed.
Se comienza por un ligero malestar y sed intensa, para continuar con un ligero mareo o cierta inestabilidad al caminar. Aparece también cierta somnolencia y los movimientos se hacen lentos como si el cuerpo tuviera un peso excesivo.
El ritmo cardíaco se acelera, aparece fatiga y dificultad para respirar.
La orina es más concentrada y oscura.
En los grados más avanzados de deshidratación, la piel se vuelve seca, papirácea (con apariencia de papiro), con signo del pliegue positivo. Es fácilmente comprobable cuando cogemos un pequeño pellizco en la piel y esta se queda elevada, como en forma de tienda de campaña. En los bebés aparece hundimiento de las fontanelas, desvanecimiento y ojos secos y hundidos en las cuencas oculares.
Si no se pone tratamiento al cuadro, avanza, provocándose una especie de letargo y delirio , hasta que el sujeto deshidratado muere en un período máximo de unos siete días.
Tratamiento de la deshidratación
Para tratar deshidratación es necesario realizar un correcto aporte de lo que le está haciendo falta al organismo, es decir, agua y sales minerales para conseguir un equilibrio hidroelectrolítico adecuado.
Es importante conocer cuándo está empezando a suceder; ya hemos dicho antes que en cuanto comenzamos a sentir sed nuestro organismo está empezando a deteriorarse. Es el primer signo de alarma de que debemos empezar a rehidratarnos.
Deben administrarse abundantes líquidos, caldos, agua… Se tratará de evitar en la medida de lo posible las bebidas excesivamente azucaradas, o se alternarán con sorbos de agua. Se tratarán de evitar asimismo las bebidas carbonatadas (con gas).
Si el individuo está inconsciente o semiinconsciente, de forma obvia no se va a intentar la hidratación por vía oral. Existe un riesgo elevado de aspiración, lo que puede provocar una neumonía y un problema aún mayor. En estas situaciones, se colocará una vía intravenosa para rehidratar al individuo de forma correcta.
Cuando aparecen vómitos como puede suceder en el caso de las gastroenteritis, se ofrecerá líquidos a pequeños sorbos para ir comprobando la tolerancia, ya que la ingesta de largos tragos de agua o líquidos va a ser rechazada por el organismo.
La mejor manera de tratar la deshidratación es previniendo su aparición. Esto lo vamos a conseguir evitando la exposición prolongada a altas temperaturas, bebiendo agua periódicamente en situaciones en las que la pérdida va a estar incrementada (tiempos prolongados mientras se está sometido a altas temperaturas, bien sea en saunas, trabajos al aire libre, realización de prácticas deportivas…), ingiriendo alimentos de forma adecuada y sin olvidar que también va a realizar un aporte hídrico a nuestro organismo.
En definitiva, iremos escuchando lo que nuestro cuerpo nos dice y nos pide, y se lo daremos para que funcione correctamente.
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