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La cetrería es el arte de cazar con aves de rapiña entrenadas, una socorrida técnica que se utiliza para control de pájaros en cultivos donde no puede asperjarse insecticidas, por ejemplo en los viñedos, también para otras tareas en beneficio del hombre (ahuyentadoras de otras aves en aeropuertos), incluso como un hobby muy valorado en personas que la practican. Son varias las especies de aves de cetrería que se han utilizado a lo largo de los siglos en la práctica de este complejo arte.
El avance del conocimiento humano ha permitido perfilar las mejores aves de cetrería, especies que se adaptan a la convivencia en cautiverio y desarrollan una documentada fidelidad hacia su criador. El alto vuelo de estas aves es llamado altanería y es una práctica común en muchos países del mundo.
Variedades de halcones, azores, gavilanes, águilas, ratoneros, lechuzas, y búhos son los más utilizados en el cultivo de este arte, considerado patrimonio humano vivo por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco.
El animal más rápido del mundo, una de las aves de cetrería
Con un nombre que alude a su inmensa capacidad viajera, el halcón peregrino, Falco peregrinus, es una de las aves que más se utiliza para la cetrería. Cuando entra en túnel de picado para cazar sus presas, puede desarrollar velocidades de hasta 300 kilómetros por hora, un indetenible proyectil que captura con gracia sus presas.
Habitante cosmopolita de casi todas las regiones del planeta, solo evita las zonas polares extremas, las selvas tropicales, así como las montañas muy elevadas. Se empareja de por vida, volviendo año a año al mismo nido. Su uso en cetrería data de milenios atrás y actualmente uno de sus usos es para minimizar las poblaciones de aves alrededor de los aeropuertos.
Su dieta se basa principalmente en aves de tamaño medio como patos, pájaros cantores, palomas o gaviotas, aunque no descarta los murciélagos, que caza en las noches, y también ratas, liebres o conejos. A las presas las golpea con la garra cerrada, atontándolas o matándolas en el acto, y las despluma antes de comerla.
El azor común, el predilecto en los bosques
Por sus características, como las alas cortas y redondeadas, el azor común, llamado científicamente Accipiter gentilis, es especializada en la caza en zonas boscosas. Es un ave de mediano tamaño que puede apretar a la presa con sus garras para asfixiarla. Estas bondades lo ubican como una de las preferidas para la caza en zonas tupidas.
Gavilanes, otra de las aves de cetrería
Una de las especies de rapaces más abundantes y de frecuente uso en Norteamérica es el gavilán de monte, o ratonero de cola roja, está protegido por ley tanto en Estados Unidos como en México y Canadá, países donde es muy frecuente. De tamaño mediano, puede llegar a pesar hasta 1,6 kilos. También se le utiliza como ave de cetrería en el Reino Unido, siendo recomendable para los principiantes.
Águilas, las reinas de las aves de presa
Aunque también se utilizan para cetrería, las águilas son las aves de este tipo más difíciles de entrenar. En Asia Central se han perfeccionado los métodos de adiestramiento y son usados ejemplares de águila real, Aquila chrysaetos, para cazar pesados antílopes.
Esta especie en particular, ha logrado mantener sus poblaciones por la perfecta adaptabilidad que hace del medio en el que se halle. Esto le permite, por ejemplo, comer carroña en situaciones extremas, lo que no hace el águila imperial ibérica, que se encuentra amenazada.
Los búhos también aves de cetrería
Cárabos, lechuzas y búhos también son utilizados como aves de cetrería. De estas especies, la lechuza común es una de las favoritas. Sus hábitos nocturnos y la configuración de su rostro actúan como una especie de antena en la que recibe los sonidos del movimiento de sus presas, capturándolas ayudada de un vuelo extremadamente silencioso.
De igual manera ocurre con el búho real, Bubo bubo. Su sigilo en el vuelo le permite cazar sus presas con gran discreción, lo que lo hace favorito para muchos cetreros.
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