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El tabaquismo es una de las enfermedades más frecuentes y que originan más cantidades de muertes e invalideces prematuras en nuestro mundo. Pero, ¿qué es en realidad el tabaquismo? Pues es, ni más ni menos que la adicción al consumo del tabaco. El tabaco es una planta que contiene una sustancia altamente adictiva, la nicotina. Si bien es verdad que la nicotina tiene un efecto sedante o ansiolítico, dicho efecto no compensa el síndrome de abstinencia que produce su ausencia en el organismo cuando la persona que lo consume lo hace con asiduidad.
¿Quién fuma más, los hombres o las mujeres?
La Organización Mundial de la Salud nos da unos datos muy precisos a ese respecto. Más de un tercio de la población que supera los 15 años es fumadora. El tabaquismo es más frecuente en el sexo masculino, aunque cada vez son más las mujeres que se unen a esta nociva práctica.
¿Qué problemas de salud puede acarrear el tabaquismo?
Que el tabaco es perjudicial para la salud lo sabe todo el mundo. Los fumadores y los no fumadores. Pero muchas veces no se es consciente de todos los problemas propios y ajenos que puede acarrear el tabaquismo.
– Está demostrado que el tabaco eleva la tensión arterial y el ritmo cardíaco.
– Las personas fumadoras suelen tener una tos persistente e impertinente que es difícil de eliminar; esto se debe a que el humo del tabaco es muy irritante, y hace que los bronquios reacciones protegiéndose con la producción de moco en exceso. Cuando el organismo intenta eliminar ese moco, se produce esa tos tan molesta.
– La inflamación que se produce en los bronquios de forma continua hace que aparezcan enfermedades como la bronquitis crónica, responsable de la disminución de la capacidad pulmonar del fumador, con la consiguiente merma en su resistencia física.
– Es bien sabido por todo el mundo que un cigarrillo no solo contiene el tabaco como planta, propiamente dicho, sino como ya hemos dicho antes, la nicotina y otras sustancias como el alquitrán, el monóxido de carbono y al menos 60 sustancias que potencialmente pueden provocar cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón es la enfermedad más temida por todos los fumadores, pero no lo suficiente como para que abandonen ese nocivo hábito.
Y aunque este tipo de cáncer sea el más frecuentemente asociado al tabaquismo, existen otros que también tienen relación con el consumo de cigarrillos. El cáncer de laringe, de lengua, de suelo de la boca y de vejiga urinaria son algunos de ellos.
Otros menos asociados al tabaquismo pueden tener relación con ello, como el cáncer de labio y de páncreas.
Esto no quiere decir que todos los fumadores vayan a padecer alguno de estos tipos de cáncer, pero sí tienen más probabilidades de padecerlos que las personas que no han fumado un cigarrillo en su vida.
– Otro gran problema de salud asociado al consumo del tabaco lo encontramos cuando la fumadora es una mujer embarazada. No solo está perjudicando su salud, sino la de su futuro hijo. Los niños de madres fumadoras pueden nacer prematuros, con insuficiencia respiratoria, con problemas tan importantes como leucemia, sufrir muerte súbita, bajo peso o durante el embarazo, provocarse complicaciones importantes como la presentación de placenta previa.
– En los pacientes diabéticos en los que ya de por sí la circulación periférica está deteriorada, el consumo del tabaco agrava aún más esta condición, pudiendo llevar hasta el extremo de la amputación de parte de las extremidades inferiores.
– Hablando de circulación mayor, las arterias coronarias se resienten ostensiblemente con el consumo del tabaco, del mismo modo que afectan a las arterias cerebrovasculares. Si se elimina el tabaco, se llega a reducir a la mitad el riesgo de muerte por un evento coronario, tal es su importancia.
– Y ya hablando de temas menos graves, pero no por ello menos importantes, el tabaco puede destrozar literalmente la dentadura, tiñendo el esmalte, destruyendo las encías y dejando al descubierto la raíz dentaria, puede incluso llegar a caerse los dientes.
Todo eso por no hablar del mal aliento, el envejecimiento de la piel, los surcos antiestéticos que se forman alrededor de la boca, el tinte amarillento u ocre en los dedos y el sempiterno y desagradable olor a tabaco impregnado en la persona fumadora.
¿Se puede dejar de fumar?
Obviamente, se puede. Pero es imprescindible que el fumador quiera abandonar el hábito de fumar. No sirve de nada que sea porque le “obligue” su familia, o se lo pidan… nada hará que un fumador deje de hacerlo si no es por iniciativa propia.
Una vez que ha tomado la decisión de hacerlo, las opciones son variadas. En su centro médico se le puede orientar sobre el tabaquismo. Dispone de parches y chicles de nicotina para tratar de paliar el “síndrome de abstinencia”, grupos de apoyo para adicciones, terapia de relajación… También existe medicación para tal efecto que su médico le indicará cómo tomar en caso de decidirse por esa acertada opción.
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