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Debido a los fósiles encontrados en rocas del período devónico, algunos autores consideran que los hexápodos (subfilo Hexapoda) son organismos que divergieron de los miriápodos hace 400-500 millones de años, a pesar de esto, otros estudios sugieren que aparecieron en el periodo ordovícico.
Hay quienes por sus marcadas diferencias, reconocen a los hexápodos como un grupo, dentro del filo Arthropoda, conformado por cuatro clases: Insecta, Protura, Diplura y Collembola. Sin embargo, algunos especialistas prefieren clasificar a estos tres últimos grupos, como órdenes primitivos de una clase separada: La clase Entognata, llamada así, porque sus miembros, tienen la mandíbula y el maxilar ocultos o encapsulados a nivel de la cabeza.
Los hexápodos son el grupo de animales invertebrados, más numeroso (con más de un millón de especies descritas) y diverso sobre la tierra, siendo la clase Insecta la más abundante. Expertos sugieren que la diversidad y éxito evolutivo de los hexápodos en el planeta, podría deberse a la presencia de cuerpos segmentados, a la coevolución con plantas, la miniaturización y la aparición del vuelo en algunas de las especies que conforman al grupo.
En los bosques tropicales, solo las especies de la clase Insecta, pueden llegar a constituir el 40% del peso seco del lugar. Son muy importantes en las cadenas tróficas, donde actúan como organismos descomponedores y detritívoros, aunque también pueden servir como polinizadores de plantas silvestres y nativas. A pesar de lo beneficiosa que puede resultar su presencia en la naturaleza, algunas especies del grupo se consideran perjudiciales, ya que pueden actuar como plagas de plantas y transmisores de enfermedad, tanto en el hombre como en otros animales, tal es el caso de los mosquitos del género Aedes, que pueden transmitir el dengue, o de la subfamilia Triatominae, donde algunos de sus miembros, están asociados a la transmisión de la enfermedad de Chagas.
Ejemplos comunes en la naturaleza de hexápodos son las hormigas, mariposas, grillos, moscas, pulgas, piojos, cucarachas, entre otros.
Hábitat y distribución de los hexápodos
Son un grupo muy cosmopolita y de amplia distribución a nivel mundial.
Los hexápodos son el grupo dominante de artrópodos en ambientes terrestres. Algunas especies se encuentran en hábitats de aguas frescas (como ríos y lagos), mientras que otros se encuentran en aguas marinas costeras.
Características generales del subfilo Hexapoda
En el caso de los insectos (grupo más numeroso dentro de los hexápodos), poseen un plan corporal característico, conformado por una cabeza, un tórax con tres divisiones y un abdomen con 11 segmentos (especializados en funciones de digestión, excreción y reproducción). En el tórax, además de dos pares de alas y a diferencia de otros artrópodos, están presentes seis patas torácicas (rasgo por el cual reciben el nombre Hexapoda), dispuestas en 3 pares. A nivel de la cabeza poseen un par de ojos compuestos (capaces de detectar movimiento), un par de antenas simples y un aparato bucal (con mandíbulas, maxilar y labio). Además presentan un sistema de intercambio gaseoso, conformado por tráqueas y espiráculos, así como túbulos de Malpighi formados a partir de evaginaciones ectodérmicas.
Los hexápodos primitivos de la clase Protura, Diplura y Collembola difieren de los insectos en varios aspectos, por ejemplo, sus piezas bucales no están expuestas, la mandíbula tiene un único punto de articulación, su desarrollo siempre es simple, el abdomen puede presentar un menor número de segmentos y nunca han desarrollado la capacidad de vuelo (no poseen alas). A diferencia de los insectos, algunos ejemplares del grupo pueden carecer de ojos compuestos y en su lugar presentar ojos simples (ocelos), capaces de detectar solo cambios de luz y oscuridad.
Los hexápodos, en general, son metaméricos y presentan un exoesqueleto, que brinda soporte en la tierra, a la vez que evita la desecación y confiere protección frente a otros animales. También se caracterizan por presentar varios receptores sensoriales, de tipo químico y mecánico, que les permiten responder a los diferentes estímulos externos (provenientes del medio donde se encuentran), así como a los internos.
Locomoción de los hexápodos
Todos los hexápodos se valen de sus largas y delgadas o cortas pero robustas patas para caminar, correr y saltar sobre la tierra, aunque algunos, como los Hemípteros y Coleópteros, pueden hacerlo también sobre el agua, equilibrando la fuerza de gravedad que actúa sobre sus cuerpos, con los principios físicos de flotación y tensión superficial.
Otra alternativa para la locomoción en los hexápodos es el vuelo, característica que solo está presente en los insectos, y que les ha conferido enormes ventajas, al momento de aprovechar diferentes ambientes. Las alas, aparte de volar pueden cumplir otras funciones. En el caso de los escarabajos, sus alas anteriores pueden servir como escudos protectores, mientras que en dípteros, las alas posteriores sirven como órganos de equilibrio o giroscopios que ayudan en el desempeño y estabilidad del vuelo.
En general, los insectos pueden flotar, volar hacia adelante, hacia atrás, maniobrar y aterrizar en cualquier posición, gracias a la presencia de alas.
Digestión y Alimentación
Dependiendo de los hábitos alimenticios del grupo o especie, el sistema digestivo se ha visto ampliamente modificado para facilitar la explotación de diferentes fuentes de alimento. Varias son las estrategias de alimentación de los hexápodos. Los hay fitófagos, xilófagos, carnívoros, carroñeros, saprófagos, coprófagos, hematófagos, así como una variedad de comensales y parásitos. El aparato bucal de un hexápodo puede clasificarse según su estructura y función como mordedor-masticador, suctor o chupador, sin embargo en algunos casos pueden observarse algunas variaciones o combinaciones de los mismos.
A su vez, el aparato digestivo está conformado por un tubo continuo, que se extiende desde la boca hasta el ano. Y es a través de la saliva y de las enzimas que ellos mismos producen, que se inicia el proceso de digestión.
Intercambio de gas y circulación
La sangre de la mayoría de los hexápodos no puede transportar oxígeno, por lo que estos organismos se valen de un sistema de tráqueas con espiráculos, el cual conduce el oxígeno de manera directa hacia los sitios en los que se requiere. Representantes de los grupos Collembola y Protura, carecen de tráqueas, llevando a cabo el intercambio gaseoso a través de la pared externa y por difusión directa.
La circulación, comprende un sistema abierto, con un corazón que bombea la hemolinfa hacia la cabeza. A través de él, los hexápodos pueden llevar a cabo el transporte de nutrientes, agua, sales, hormonas y desechos por todo el cuerpo.
Excreción y osmoregulación
En los insectos, la excreción y la regulación del agua se logra a través de los túbulos de Malpighi, los cuales se encargan de absorber los desechos metabólicos de la sangre y dirigirlos hacia los intestinos. En grupos como Collembola, Diplura y Protura, la excreción ocurre a través de papilas excretoras.
La presencia de sacos coxales, también ha sido necesaria en algunos hexápodos, para almacenar agua del medio y evitar así la deshidratación.
Sistema nervioso
Su sistema nervioso central, encargado de controlar los músculos, glándulas y otros órganos, así como de recibir información de los sistemas y órganos sensoriales, está conformado por un cerebro dividido en tres partes y un cordón nervioso que se extiende a lo largo del cuerpo.
Reproducción y desarrollo
Los hexápodos tienen sexos separados y la mayoría son vivíparos, aunque también hay especies ovovivíparas y otras que se desarrollan por partenogénesis.
Un rasgo interesante de los hexápodos es su desarrollo, el cual puede ser de dos tipos: hemimetábolo y holometábolo. El desarrollo hemimetábolo se conoce como metamorfosis incompleta, y suelen llevarla a cabo aquellos hexápodos que atraviesan por una serie de mudas en su ciclo de vida. El desarrollo holometábolo o metamorfosis completa, es un ciclo de cuatro etapas, en el cual los organismos pasan por varias fases (huevo, larva y pupa), antes de alcanzar su estado adulto. Este tipo de desarrollo les confiere grandes ventajas, ya que les permite ocupar diferentes nichos a lo largo de su vida. Un ejemplo de organismos holometábolos son las pulgas.
La mayoría de los hexápodos llevan a cabo una especie de ritual o danza de cortejo antes de la cópula, que en algunos casos puede llegar a durar horas. Por lo general, es el macho el que intenta atraer a la hembra. El cortejo implica ciertas conductas de exhibición de vuelos, transmisión de estímulos, sonidos, olores, colores, entre otras. Es frecuente, en algunas especies, que el insecto macho inserte el esperma en la cámara genital de la hembra, que posteriormente y luego de la fertilización, depositará los huevos (de 1 a más de 100, dependiendo de la especie) en un medio adecuado y de condiciones favorables para la eclosión.
Bibliografía
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