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Las hormigas son animales invertebrados de la familia Formicidae (formícidos), superfamilia Vespoidea, orden Hymenoptera.
Las hormigas se encuentran en todos los continentes del planeta, excepto en la Antártida. Se han descrito más de 12,500 especies, de un total estimado de 22,000 individuos.
Características generales de las hormigas
Las hormigas se derivan evolutivamente a partir de ancestros similares a las avispas, en el período del Cretácico medio, hace más de 110 millones de años, separándose con la aparición de las angiospermas.
La mayoría de las hormigas tienen colores variados, aunque predominan el marrón, el rojo y el negro.
El tamaño varía desde apenas 1 mm hasta 52 mm, dependiendo de la especie, siendo la hormiga reina de tamaño mayor, superando en ocasiones los 4 cm de largo y una envergadura de 15 cm.
Las hormigas son insectos de cuerpo delgado, formado por tres segmentos rodeados por una cubierta externa de exoesqueleto que protege al cuerpo y sus órganos. El cuerpo de las hormigas se distingue por estar formado por una cabeza, el tórax (la sección media) y el abdomen (la sección posterior). Tienen una conexión estrecha entre abdomen y tórax, mediante una muy fina cintura que conecta ambos extremos del cuerpo.
Las extraordinarias antenas acodadas -dobladas en el medio- características de las hormigas, las utilizan como sensor de sustancias químicas, cambios en la presión del aire, percibir olores, sentir movimientos y vibraciones, y también las usan para comunicar señales por tacto.
Las hormigas tienen ojos formados por numerosas lentes muy pequeñas, que detectan solo movimientos agudos, sin resolución, incluso algunas especies son ciegas.
En la cabeza de las hormigas se presentan dos mandíbulas fuertes, que les sirven para transportar alimentos, levantar los nidos e incluso para la defensa. Además tienen piezas bucales masticadoras. Algunas especies de hormigas pueden picar y todas pueden morder. Los formícidos son capaces de levantar y llevar tres veces el peso de su cuerpo.
Estos insectos no tienen pulmones, y el intercambio de gases es mediado por el exoesqueleto.
Las hormigas se comunican y cooperan por medio de señales químicas complicadas (feromonas), producidas por glándulas exocrinas, que ayudan a otras hormigas a conocer la existencia de un peligro, también ayudan a conducir a una posible fuente de alimento y les permiten trabajar juntas en diferentes tareas. Las hormigas propagan la información al tocarse entre ellas las antenas o la cabeza.
Los formícidos atacan y se defienden mordiendo y a menudo inyectan por la picadura, o rocían, productos químicos como el ácido fórmico, que les da el nombre de formícidos.
Las hormigas obreras no poseen alas y las hembras reproductoras las pierden después de los vuelos de apareamiento para comenzar sus colonias. Por lo tanto, a diferencia de sus ancestros de avispas, la mayoría de las hormigas viajan caminando.
Los formícidos son insectos muy sociales, hasta formar comunidades de centenares de individuos.
Comportamiento de los formícidos
Al igual que otros pocos grupos de insectos, las hormigas han desarrollado un complejo sistema de interacción social que los califica como insectos «eusociales». Viven y trabajan juntos en colonias multi generacionales, que generalmente están organizadas en «castas» (miembros de una determinada especie que cumplen diferentes funciones dentro de la colonia).
En los formícidos las castas están formadas por reinas y machos zánganos que se reproducen, y hembras obreras que no pueden reproducirse. Además de estas extraordinarias estructuras sociales, las hormigas tienen relaciones complejas y extremadamente importantes con muchas otras especies, dándoles un papel central en los ecosistemas en todo el mundo.
Las colonias pueden ser muy perdurables en el tiempo, ya que las reinas pueden vivir hasta treinta años mientras que las obreras solo viven de uno a tres años, y los machos, sin embargo, son más transitorios, ya que tienen una vida bastante corta sobreviviendo unas pocas semanas.
Las hembras obreras son el resultado de huevos fertilizados. Estas hembras pasan toda su vida ocupándose de las larvas, construyendo y reparando el nido, llevando comida a la colonia y luchando contra los enemigos de la colonia. Los machos, a diferencia de las hembras, se desarrollan a partir de huevos no fertilizados. No ayudan a las obreras en sus deberes, y no hacen nada durante toda su vida, excepto comer y aparearse. El apareamiento con la reina en la colonia parece ser el único propósito del zángano, que generalmente muere en aproximadamente 10-14 días después del apareamiento.
Las hormigas utilizan la enseñanza interactiva. Una hormiga instruida puede conducir a otras hacia la comida, dejando un rastro químico, para que sus compañeros puedan encontrar la comida también. Muy pronto se ve una columna larga de formícidos yendo y viniendo del nido a la fuente de alimentos descubiertos.
Hábitos alimenticios de las hormigas
La mayoría de las hormigas son de naturaleza omnívora y las diferentes especies comen alimentos distintos. La dieta básica de las hormigas incluye semillas, hongos, néctar e insectos, pero son capaces de comer alimentos que varían desde productos vegetales hasta presas animales. Algunos se especializan en líquidos azucarados como el néctar y la melaza, otras se alimentan de otros insectos y animales pequeños, y buscan carne muerta. Algunas otras se especializan en comer semillas u hongos. Los formícidos beben del rocío, de las gotas de lluvia y de los charcos, y algunas veces obtienen su humedad de la comida (como el néctar).
Muchas especies de formícidos almacenan comida en sus nidos, especialmente las hormigas que comen semillas. Otras comen hongos que crecen en su nido. Las hormigas cortadoras de hojas viven en climas cálidos, cortan hojas y las llevan a sus nidos bajo tierra, y también se alimentan del hongo que crece en las hojas.
Hábitat de la hormiga
Los formícidos han sido capaces de colonizar y sobrevivir en prácticamente toda la corteza terrestre, siendo la especie de la hormiga la que determina en qué lugar se encuentran las hormigas, son capaces de prosperar en diferentes tipos de ecosistemas, formando cerca del veinte por ciento de la biomasa de los grupos animales del planeta. Se sugiere que su conquista y permanencia sobre diferentes ambientes puede ser debido a la capacidad de aprovechar los recursos de diferentes hábitats, y de defenderse de los depredadores por su estructura social exitosa. Los formícidos han logrado tantas asociaciones exitosas con otros grupos animales e incluso vegetales, que si se extinguieran pudiera provocar un desequilibrio ecológico de grandes dimensiones.
Aunque las hormigas construyen nidos complicados, en su mayoría son nómadas. Pueden construir nidos subterráneos, o en los árboles, en el suelo, debajo de troncos o piedras, dentro de troncos, bellotas y en tallos huecos.
Algunas hormigas evitan sitios de nidos que tienen hormigas muertas, ya que esto indica presencia de plagas o la presencia de enfermedades. Las hormigas abandonan rápidamente un nido, si sienten peligro.
Los formícidos también construyen nidos en edificios, jardines, paredes, electrodomésticos y ventanas, usualmente en zonas con humedad, generando molestias serias a los hogares.
Reproducción de los formícidos
La hormiga reina puede poner más de 1.000 huevos diarios. Si el óvulo fue fertilizado, la cría será una hormiga hembra, de composición genética diploide; si no fue fertilizado, es haploide y será un zángano. La mayoría de las especies comunes de hormigas se reproducen de la misma manera, con este tipo de reproducción, típico de los himenópteros, que se llama haplodiploidía. Las hormigas son holometábolos, pues sufren una metamorfosis completa, pasando por etapas de larvas y pupas antes de que se conviertan en adultos.
Los formícidos completan un ciclo de vida una vez al año. Si la mayoría de las hormigas son hembras y se acerca la temporada de apareamiento, la reina produce grandes cantidades de huevos no fecundados, masculinos, para hacer frente a la escasez de machos y garantizar la reproducción exitosa. Las reproductoras toman vuelo, atraídas por los zánganos por una feromona, y es durante ese vuelo que ocurre el apareamiento y los machos mueren poco después. Las hembras se pueden aparear con más de un zángano. El esperma obtenido durante el llamado vuelo nupcial se almacena y lo utilizan para fertilizar todos los huevos producidos en el futuro. Las hembras que sobreviven buscan un lugar adecuado para comenzar una colonia y con sus alas alimentan a la cría. Los huevos son blancos y miden menos de medio milímetro de longitud. Los primeros trabajadores en eclosionar son débiles, pero comienzan a servir a la colonia de inmediato. Así es como comienzan la mayoría de las nuevas colonias. Las colonias de las hormigas tienen una vida útil de varias semanas a muchos años.
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