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Las abejas, también conocidos como antófilos, son un grupo de animales clasificado dentro del orden de los Himenópteros (Hymenoptera), en la clase de los Insectos (Insecta) y el filo de los artrópodos (Arthropoda). Están estrechamente relacionados con las avispas, las hormigas y los abejorros.
Características y descripción de la abeja
Las abejas tienen un aspecto muy característico, con sus rayas negras y amarillas, aunque en muchas ocasiones se pueden confundir con las avispas. La principal diferencia entre ellas es que las abejas poseen unos pelos o cerdas en su parte externa, mientras que las avispas no. Además, también tienen una especie de peines en las extremidades delanteras, diferencias en la circulación en las alas y en la estructura de las patas traseras.
La estructura del cuerpo de las abejas es común a la de otros insectos, con la estructura corporal dividida en cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza destacan las antenas y dos grandes ojos compuestos que ocupan gran parte de su superficie. Las antenas incluyen diversos sensores que detectan el tacto, olor y gusto. Las mandíbulas están adaptadas tanto para absorber como para masticar.
El tórax es donde nacen todas las extremidades de las abejas, incluyendo sus seis robustas patas y los dos pares de alas membranosas. Algunas tienen modificaciones en las patas traseras para poder llevar el polen de manera más efectiva. Las alas se mueven de manera sincrónica durante el vuelo, aunque las delanteras suelen ser más grandes.
El abdomen es la parte más grande del animal, formada por nueve segmentos diferentes. Los tres segmentos traseros están modificados y dan lugar al aguijón tan típico en estos animales invertebrados.
Distribución geográfica
Las abejas han sido capaces de colonizar la mayoría de continentes del mundo excepto la Antártida. Se encuentran prácticamente en cualquier región de la Tierra, aunque son más habituales en climas templados o calurosos. Normalmente tienen su ciclo de vida diseñado para pasar las épocas más frías como adultos o como pupas y emerger en las épocas donde hay más flores disponibles.
Hábitat y alimentación ¿Qué comen las abejas?
La vida de las abejas está estrechamente a la presencia de plantas con flores y frutos, puesto que su alimento está formado tanto por néctar y polen, dependiendo del estadio de desarrollo en el que se encuentren.
Aunque se considera a la abeja como un animal social, lo cierto es que no todas las especies viven en sociedad y algunas de ellas tienen vidas totalmente solitarias. Sin embargo las más estudiadas acostumbran a ser las abejas sociales, que son las que fabrican miel y cera.
Las abejas productoras de miel, los abejorros y las abejas sin aguijón son algunos ejemplos de abejas que viven en sociedad. Eso implica una repartición del trabajo entre adultos con capacidad de reproducción y no reproducción. Los que no pueden reproducirse son las denominadas obreras mientras que las otras son las encargadas de cuidar de las crías de toda la colmena.
La abeja solitaria tiene un rol bastante importante gracias a su acción polinizadora. Sus crías se alimentan básicamente de polen con pequeñas proporciones de néctar, por lo que la mayoría de ellas presentan estructuras en sus patas especiales para cargar con el polen. Muchas de ellas además sólo consumen polen de algunas especies determinadas, a diferencia de las abejas sociales que acostumbran a ser más generalistas. Aunque no vivan en colmenas, algunas de estas abejas pueden construir sus nidos cerca de los de otras abejas, aunque en ningún momento comparten el trabajo o los cuidados de las crías.
A pesar del temor que suscitan en muchas personas, la abeja es un animal invertebrado que únicamente se alimenta de productos vegetales; son cazados por varios depredadores, la mayoría de ellos pájaros. También algunos mamíferos como los mustélidos o invertebrados como arañas, mantis, avispas o libélulas.
Reproducción de las abejas
La reproducción en las abejas está basada en la haplodiploidía. Esto significa que los machos derivan de huevos no fertilizados mediante partenogénesis y son haploides (reciben todos los genes de la madre); mientras que las hembras derivan de huevos fertilizados y son diploides, reciben el 50% de genes procedentes del padre y el otro 50% de la madre (óvulo más espermatozoide).
El desarrollo de la abeja atraviesa diversas etapas antes de la formación del adulto, incluyendo varias mudas en su fase larvaria y un estadio de pupa donde se produce una metamorfosis completa.
Curiosidades
La abeja tiene una coloración característica, con franjas amarillas y negras, que avisan a posibles depredadores del peligro de su picadura. Muchos son los animales que han imitado estos colores, en un proceso de mimetización, aunque en realidad ellos no son peligrosos en absoluto.
La abeja tiene una gran importancia debido a su capacidad de producir miel y cera, por lo que desde hace miles de años han establecido una relación intensa entre los seres humanos. La apicultura es el arte de criar estos insectos, concretamente la abeja melífera o abeja de la miel.
La picadura de una abeja emite toxinas, en humanos producen reacciones en la piel, normalmente inflamación y dolor, en condiciones normales, suele desaparecer al cabo de varias horas.
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