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Se estima que la raza japonesa de estos temibles insectos alados (avispones gigantes) causa hasta 40 muertes al día en su país de origen y en el que generan múltiples problemas adicionales, principalmente a la apicultura. España tiene una especie invasora que no es agresiva con los seres humanos, pero sí con las abejas locales, lo que significa una amenaza para la apicultura.
Sin embargo, si el avispón gigante que invadió España, de nombre científico Vespa velutina, pica a un humano generará un fuerte dolor con enrojecimiento de la zona afectada. Si la víctima no es alérgica no pasará nada más que el susto y el malestar de la picadura, pero si es sensible al veneno tendrá que ser atendida por un médico.
El avispón gigante japonés, al que los científicos han llamado Vespa mandarinia es un insecto alado que puede llegar a medir hasta cinco centímetros de longitud, y está provisto de un aguijón poderoso y un veneno potencialmente letal en humanos. Se trata de una amenaza para las abejas europeas, que no han sabido desarrollar mecanismos de defensa contra este depredador.
Avispones gigantes japoneses tienen hasta un centímetro de aguijón
Los avispones gigantes tienen hasta un centímetro de aguijón. La envergadura de las alas, de una punta a otra, también es de temer: siete centímetros y medio. La mayor cantidad de muertes se han producido en Nagano, Japón, país del que son endémicos. Su veneno es una toxina neurotóxica que, literalmente, puede disolver los tejidos.
La principal causa de muerte de los humanos que han sido picados por la vespa mandarinia es un choque anafiláctico producido por el veneno. Pero el hombre no es la presa que busca el avispón gigante sino la abeja.
Los entomólogos que han estudiado el comportamiento de estos insectos han encontrado un despiadado modo de alimentarse de la vespa mandarinia, que se diferencia de otras no solo por el tamaño sino por su color naranja intenso con bandas negras. Los avispones gigantes de Japón atacan en grupo siguiendo un patrón: primero a su pariente, el avispón amarillo, y luego a las abejas europeas importadas.
Las abejas japonesas nativas no son grandes productoras de miel, por eso los apicultores han introducido las abejas europeas que aunque se han adaptado a similares condiciones climáticas no han desarrollado un peculiar modo de defensa contra los avispones que sí tienen sus congéneres niponas.
El patrón de ataque de los avispones gigantes japoneses
La presa preferida de la vespa mandarinia es el avispón amarillo. Les doblan en tamaño y, al doblegar la comunidad, consiguen una alta concentración de individuos así como de crisálidas y larvas. Todo lo trocean a la mitad y consumen el interior.
Cuando han diezmado la población de avispón amarillo atacan a las abejas europeas con el mismo método. Ingresan a la colmena y las despedazan en dos para comer su interior. Además, larvas, crisálidas y miel les sirven de alimento durante algún tiempo hasta que ya han agotado las reservas de la colmena.
Los números son pavorosos. Se considera que el avispón puede matar 30.000 abejas en cuestión de horas, por lo que los apicultores de Nagano hacen una ceremonia que honra sus espíritus.
El sistema defensivo de las abejas japonesas
Acostumbradas a lidiar con las invasiones de los avispones gigantes, las abejas japonesas desarrollaron un inteligente método de defensa. Permiten que el invasor entre en la colmena y, simultáneamente, vibran aumentando la temperatura en la colmena por sobre los 47 grados centígrados. El avispón solo soporta 46 grados y muere.
La especie invasora en España
Una especie proveniente de Asia llegó a Francia en un carguero chino, colonizó y atravesó por los Pirineos hacia España. Se trata de la vespa velutina, de menor tamaño que la japonesa, que ataca a abejas y a otros insectos y cuya presencia ha sido detectada en distintos lugares de la Península y las islas Baleares.
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