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Insectos más venenosos

Imagen seleccionada para los insectos más venenosos.

Los artrópodos representan el grupo animal más diverso del planeta. Este grupo cuenta con una variedad de formas y funciones impresionantes, con diferentes estrategias evolutivas de supervivencia que les ha permitido colonizar todo el planeta. Entre las estrategias más importantes se encuentra la producción de sustancias tóxicas como método defensivo o de depredación. En el caso de los insectos más venenosos, se estima que en la mayoría (casi su totalidad) se trata de una estrategia defensiva más que un método de depredación.

En los insectos, el desarrollo de glándulas productoras de veneno ha ocurrido innumerables veces. Esto ha permitido que en dicho grupo animal se fabriquen sustancias defensivas para capturar presas o para modular el comportamiento de sus víctimas, en el caso de los parásitos y parasitoides. A pesar de esta increíble variedad de venenos y sus múltiples usos, se conoce poco sobre la manera en que han evolucionado estas estrategias en los insectos.

Existe diferencias notables (y ventajosas) entre los insectos más venenosos y los vertebrados que han desarrollado la capacidad de producir compuestos tóxicos. En primer lugar, el tamaño reducido de la mayoría de los insectos hace que estos animales produzcan pequeñas cantidades de toxina, es decir, la cantidad de veneno que son capaces de inocular es limitada. Además, la mayor parte de artrópodos que pueden producir sustancias tóxicas, cuentan con estructuras de inoculación bastante simples que no suelen dañar a los humanos.

Por otro lado, los insectos más venenosos pueden ser clasificados en dos categorías: aquellas especies en las que un solo individuo es capaz de producir lesiones o accidentes dolorosos e incluso letales para otros animales y, los grupos que atacan en conjunto, siendo capaces de provocar la muerte de sus víctimas, pues la cantidad de toxinas liberadas es mucho mayor.

Tipos de toxinas en los insectos más venenosos

Entre los insectos más venenosos se encuentran muchas especies que representan interés en la salud pública, en especial en regiones tropicales y subtropicales. En algunos países, los accidentes por artrópodos ponzoñosos en humanos superan los 20.000 casos al año, con una mortalidad de alrededor del 10%.

La gravedad del accidente por una picadura de estos animales depende de varios factores, como el tipo de veneno inoculado. Entre las toxinas producidas por los insectos más venenosos se encuentran:

– Toxinas que producen ampollas o son vesicantes, presente en orugas y larvas de algunos escarabajos, que cuentan con estructuras urticantes.

– Sustancias neurotóxicas, que afectan el funcionamiento del sistema nervioso central, como en algunos himenópteros (avispas, abejas y hormigas) y hemípteros (chinches).

– Venenos citotóxicos, capaces de destruir tejidos. Muchas avispas y chinches cuentan con este tipo de toxinas.

– Toxinas hemolíticas; afectan la coagulación de la sangre y los tejidos circulatorios. Este tipo de venenos es común en varias especies de chinches y algunos dípteros (moscas y mosquitos).

Reacciones alérgicas

Además de los efectos negativos de las toxinas de los insectos más venenosos, estas sustancias químicas también pueden desencadenar una respuesta del sistema inmune de sus víctimas. En otras palabras, los compuestos de estos venenos pueden generar reacciones alérgicas que suelen ser más importantes que la propia actividad de las sustancias tóxicas.

De esta manera, se estima que alrededor del 90% de las muertes ocasionadas por los insectos más venenosos, han sido casos donde se producen reacciones alérgicas. En general, estas pueden ser:

– Leves, con inflamación, picor y ronchas.

– Moderadas, con dolor abdominal, náuseas, vómitos y sibilancias.

– Graves, donde se presenta además dificultad respiratoria.

– Reacciones de shock, con cianosis, caída de la presión arterial y pérdida del conocimiento.

La progresión de los efectos de las toxinas de los insectos más venenosos suele ser rápida. Esto significa que los efectos se ven de manera casi inmediata.

Himenópteros

Cuando se habla de los insectos más venenosos, sin duda alguna se debe mencionar a los himenópteros. En este orden se incluyen a las abejas, las avispas y las hormigas. De manera estricta, se considera que solo los himenópteros aculeatos son venenosos. Estos pertenecen al suborden Apocrita y se caracterizan porque en las hembras, el ovopositor se ha transformado en una estructura que inocula veneno: el aguijón.

Pero además, otros tipos de himenópteros del taxón Parasitica cuentan con glándulas especiales que producen sustancias paralizantes. Estos insectos son parasitoides de otros artrópodos y emplean sus toxinas para paralizar a sus presas, siendo además de los pocos insectos más venenosos que emplean el veneno como método de depredación. Los himenópteros parasíticos no producen accidentes de envenenamiento o intoxicación humana.

Abejas

Las abejas se encuentran dentro de la superfamilia Apoidea y algunas de sus especies suelen encontrarse dentro de los insectos más venenosos. Estos artrópodos alimentan a las crías de su colonia con el néctar que recolectan de las flores. Entre las abejas más comunes y con mayor distribución e importancia se encuentran la abeja común (Apis spp.), los abejorros (Bombus spp.) y las abejas de la madera (Xylocopa spp.).

La mayoría de abejas dejan su aguijón, así como parte de la glándula de veneno y otros órganos, al momento de ocasionar la picadura. Por esta razón, estos insectos suelen evitar los enfrentamientos con las posibles amenazas. La mayoría de accidentes con picaduras de abejas ocurren cuando las víctimas se encuentran cerca de su panal y se consideran una amenaza para la abeja reina y sus crías.

En otras ocasiones, las picaduras ocurren solo cuando las abejas son capturadas o presionadas contra la piel. Las picaduras de abejas pueden complicarse y llegar a ser letales, no por el efecto del veneno sino por la reacción alérgica del paciente sobre las histaminas que componen a la toxina de estos insectos. La mejor forma de controlar a estos animales, es contactando a alguna institución de control de fauna o apicultores que sean capaces de manipular las colonias de abejas y reubicarlas en un lugar apropiado, donde no representen un riesgo para la salud pública.

Avispas

Las avispas pertenecen a la superfamilia Vespoidea, dentro del taxón Aculeata. Estas son consideradas como uno de los insectos más venenosos. Aunque muchas especies de avispas solo emplean el veneno para paralizar a otros artrópodos, algunas de ellas suelen tener desafortunados encuentros con humanos, a los cuales pueden atacar si se sienten amenazadas.

A diferencia de las abejas, las avispas no desprenden el aguijón cuando pican, por lo cual pueden inocular dicha estructura múltiples veces. Además, estos artrópodos suelen exhibir un comportamiento más agresivo que las abejas y muchas mantienen hábitos solitarios.

Entre las especies de mayor importancia médica, debido al dolor intenso de su picadura, se encuentra la avispa guerrera (Synoeca spp.). Las especies de este género se consideran entre los insectos más venenosos, debido al intenso dolor que causa su picadura (hasta 30 veces más dolorosa que la picadura de una abeja de la miel).

Una de las especies que pueden causar grandes temores es la avispa gigante japonés (Vespa mandarina japónica). Además de causar una dolorosa picadura, estos insectos tienen un temperamento bastante agresivo y pueden picar en grupos de hasta 100 individuos.

Otra especie de avispa con importancia médica es la hormiga felpuda (Dasymutilla occidentalis). Su nombre común se debe a que las hembras son confundidas con las hormigas, por carecer de alas. Estos insectos ocasionan picaduras muy dolorosas y cuentan con una coloración muy llamativa, que permite advertir a sus posibles amenazas sobre su infalible mecanismo de defensa.

Hormigas

Algunas hormigas también pueden considerarse dentro de los insectos más venenosos. Estos himenópteros se encuentran relacionados con las avispas y suelen formar colonias de cientos o miles de individuos. Entre las especies más temidas se encuentran las del género Solenopsis, conocidas como hormigas de fuego o coloradas. Estas se caracterizan por ser altamente agresivas y sus picaduras causan pústulas activas, con ardor y hematomas. Al igual que otros himenópteros, la picadura de estos animales puede causar reacciones alérgicas graves.

Lepidópteros

Puede resultar difícil creer que las mariposas se encuentren entre los insectos más venenosos. Estrictamente hablando, estos artrópodos no son venenosos, pues carecen de estructuras para inocular las toxinas dentro del torrente sanguíneo de sus víctimas. Sin embargo, algunas especies son capaces de producir sustancias tóxicas que utilizan como mecanismo de defensa.

La diferencia es que sus toxinas son transmitidas a través de estructuras ponzoñosas como pelos, que generalmente ocasionan dermatitis con diversos grados de complicaciones. Además, en la mayoría de los casos, solo las orugas (etapas larvales) presentan las estructuras ponzoñosas. Entre las familias de mariposas o polillas que cuentan con orugas ponzoñosas se encuentran Saturniidae, Arctiidae, Megalopygidae, Hemileucidae, Notodentidae y Eucliedae.

En Saturnidae, la especie Lonomia obliqua presenta especial importancia. Las orugas de estas mariposas causan lesiones graves que pueden derivar en cuadros hematológicos. Estos animales cuentan con glándulas de veneno que segregan sustancias hemolíticas que ingresan al organismo por contacto con las mucosas o a través de la piel.

Coleópteros

Aunque algunos coleópteros (escarabajos) pueden ser considerados entre los insectos más venenosos, en realidad estos animales son incapaces de inocular veneno. Por el contrario, se trata de animales ponzoñosos que secretan sustancias tóxicas. Estas pueden ser consumidas por sus posibles depredadores, generando reacciones adversas y desagradables cuando un desafortunado animal intenta comérselos.

Entre ellos se encuentran los escarabajos de la familia Meloidae, que producen y secretan cantaridina, una sustancia corrosiva que genera ampollas, quemaduras y cicatrices residuales. Estos animales suelen invadir cultivos, donde se alimentan de plagas de insectos. Cuando una persona entra en contacto con uno de estos escarabajos y, se lleva las manos a la boca, consumiendo la sustancia secretada, puede sufrir quemaduras en la mucosa oral, dermatitis severa y complicaciones en el tracto digestivo.

Hemípteros

Algunas especies de hemípteros también se encuentran entre los insectos más venenosos. Estos animales cuentan con piezas bucales perforadoras, que se conectan a glándulas de veneno. De esta manera, son capaces de picar a sus presas para paralizarlas con las toxinas que producen y transmiten a través de la saliva. En otros artrópodos, el insecto de los chinches produce parálisis y la muerte.

En los humanos, algunas especies pueden ocasionar picaduras muy dolorosas como es el caso de las chinches acuáticas del género Lethocerus. El veneno de estos insectos ocasiona un ardor parecido al de una quemadura, que puede perdurar por varias horas.

Otra de las chinches venenosas que causan picaduras en humanos son las chinches asesinas de la familia Reduviidae. Las picaduras causadas por estos animales son accidentales, cuando una persona entra en contacto con su aparato bucal. Las toxinas liberadas pueden causar un ardor localizado por varios minutos o un par de horas.

Ficha sobre los insectos más venenosos

Referencias

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