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Los peces conforman el grupo de animales más diverso entre los vertebrados, y han logrado colonizar gran parte de los ambientes acuáticos del planeta (océanos, mares, ríos, quebradas y lagunas). Entre estos animales se encuentran una gran diversidad de características morfológicas, colores y hábitos ecológicos, incluyendo el comportamiento de los peces, que varía ampliamente entre las especies y grupos morfológicos.
El comportamiento de los peces a nivel social, es una característica desarrollada particularmente en peces que forman cardúmenes como las sardinas y anchoas. Los cardúmenes les confieren muchas ventajas a estos peces contra los depredadores, y además aumenta la cantidad de alimento consumido por cada individuo en una estrategia de alimentación más efectiva. Otras especies de peces muestran gran territorialidad, por lo que constantemente exhiben comportamientos agresivos contra sus congéneres y con individuos de otras especies. Tienen un sistema complejo de comunicación que se basa en señales visuales, señales químicas y emisión de señales acústicas cuyo medio de transmisión es el agua.
La alimentación y la búsqueda de alimentos son las actividades que consumen más tiempo en el comportamiento de los peces en su día a día. La evolución de estos animales les ha conferido una serie de adaptaciones y herramientas que les permite entrar en un concurso constante de “comer o ser comidos”. Además, los hábitos alimenticios de los peces, han ido moldeando las diversas formas y comportamientos de los mismos.
El comportamiento de los peces a lo largo del día, varía de acuerdo a los hábitos de cada especie. Existen especies con hábitos diurnos y otras con hábitos nocturnos. Cuando estos animales se encuentran activos, su comportamiento consiste básicamente en alimentarse y esconderse de los depredadores, en contraste, cuando se encuentran en reposo, buscan algún refugio o se mantienen en estado de alerta. Algunos peces bentónicos construyen refugios en las barreras de coral, mientras que otras especies pelágicas se refugian en diversos niveles de la columna de agua, de manera que pasan desapercibidos ante sus depredadores.
El comportamiento social de los peces no solo se ha registrado entre individuos de la misma especie, donde suelen existir interacciones positivas, como comportamientos antidepredatorios y de búsqueda de alimento, e interacciones negativas como el desplazamiento por competencia de recursos. Además de esto, se ha registrado un comportamiento de distintas especies que denota cooperación en algunas actividades como la caza de presas.
El comportamiento entre especies incluye también el engaño, consuelo y castigo. Se ha registrado por ejemplo, que algunas especies mutualistas que se alimentan de los ectoparásitos de otras especies, pueden “engañar” a estas últimas al hacerles creer que se están deshaciendo de los parásitos, cuando en realidad se alimentan del moco protector secretado por la piel de sus hospederos. Cuando los hospederos se dan cuenta de este engaño, dan sacudidas para desplazar a sus invitados. Este comportamiento sirve también como una forma de comunicar a los demás peces sobre el mal comportamiento de su invitado, de forma que otros individuos comienzan a rechazarlo en una especie de “boicot”.
El comportamiento de los peces en la comunicación ocurre principalmente mediante señales visuales, por ejemplo, algunos patrones específicos de nado que utilizan como forma de cortejo hacia las hembras y demostraciones de territorialidad y dominancia, en cuyo caso los peces se enfrentan nadando frente a frente o de forma paralela a sus congéneres.
En otras especies, emplean señales químicas para distintas actividades como la alimentación, orientación y comunicación. Las señales químicas sirven para identificar individuos y establecer jerarquías, además la producción de feromonas puede estimular la reproducción en algunas especies. Por otro lado, las señales acústicas son utilizadas en la comunicación de los peces, como un comportamiento de cortejo y selección de parejas, donde los machos producen sonidos de baja frecuencia cuando se acercan a las hembras. Dichas señales envían información sobre el estado de salud, tamaño y condiciones generales del macho.
El comportamiento de los peces cartilaginosos, principalmente el de los tiburones, suele describirse como solitario y territorial, y aunque en general estos peces se muestran bastante tranquilos mientras no se encuentran cazando, su comportamiento puede variar de acuerdo a las condiciones ambientales de su hábitat. Por ejemplo, se ha registrado que el cambio climático y la elevación de la temperatura en algunas regiones oceánicas han provocado un aumento en la frecuencia de ataques de tiburones a diversas presas e incluso a seres humanos.
Comportamiento en los desplazamientos
Muchas especies de peces suelen migrar durante la temporada reproductiva, con el fin de buscar lugares con las condiciones ideales para el desarrollo y supervivencia de sus crías. Un comportamiento que resulta muy peculiar, es el de las especies anádromas, como en mixinos, salmones y algunos tiburones. Esto peces viven tanto en agua dulce como salada, en distintas etapas de su vida. De forma que al nacer y desarrollarse viven en agua dulce, y al llegar a la adultez se desplazan hacia aguas saladas, donde se alimentan hasta llegar a la madurez sexual. Una vez llegada la temporada reproductiva, estos peces realizan un viaje de regreso al lugar exacto donde nacieron, para reproducirse y dejar su descendencia en dicho lugar.
Algunas especies de tiburones, como los tiburones martillo, que suelen ser solitarios la mayor parte de sus vidas, muestran un comportamiento gregario masivo durante las temporadas de migración, cuando se dirigen hacia aguas más cálidas para reproducirse. Luego de tener a sus crías y esperar que las mismas se desarrollen, estos animales regresan a aguas profundas, donde los jóvenes se independizan.
Comportamiento de los peces en la alimentación
Entre los peces se encuentran animales carnívoros, donde se incluyen carroñeros y parásitos; herbívoros; omnívoros; suspensívoros y detritívoros. Aunque en general, estos animales requieren de un conjunto de nutrientes como proteínas y lípidos, que deben conseguir mediante una variación de sus recursos alimenticios, se consideran como herbívoros o carnívoros si la mayor proporción la componen recursos de origen vegetal o animal, respectivamente.
Algunos grupos de peces, como los mixinos (clase Myxini), tienen un comportamiento alimenticio carroñero, ya que suelen alimentarse de animales muertos o moribundos, al sujetarse a estos a partir de una placa con dientes queratinizados ubicada en sus bocas. Una vez sujetos de sus presas, los mixinos arrancan pequeños trozos con sus lenguas dentadas. Por otro lado, las lampreas se alimentan de los fluidos corporales de otros peces, por lo que se consideran parásitos.
Entre los peces, también se encuentran algunos de los depredadores más conocidos, que pertenecen a la clase Chondrichthyes, donde se incluyen los tiburones, mantarrayas y quimeras. Estos animales son carnívoros depredadores y emplean diversas estrategias y comportamientos para cazar su alimento, ya que se encuentran dotados con órganos sensoriales bien desarrollados, fuertes mandíbulas y musculatura que les permite nadar eficaz y velozmente. Este conjunto de características han permitido que los condrictios, sobre todo los tiburones, ejerzan un lugar muy importante como depredadores y controladores poblacionales en las comunidades acuáticas. El comportamiento de los peces condrictios consiste principalmente en acechar a sus presas, que generalmente se encuentran en la superficie, nadando en las profundidades, donde no pueden ser detectados gracias a su coloración dorsal. Una vez ubicada la presa embiste hacia arriba con gran impulso y rapidez hasta lograr capturarla.
Dentro de los peces se encuentran, además, las clases Actinopterygii y Sarcopterygii. La clase Actinopterygii es la más diversa y en ella se incluye a los teleósteos, el grupo de peces más variado, con más de 27.000 especies descritas. El comportamiento de los peces teleósteos en la alimentación es muy variado. Algunos se encuentran adaptados para conseguir cierto tipo de algas, como los peces loro, de la familia Scaridae, que se alimentan de algas extraídas de los corales. Estos peces arrancan trozos de coral y los pulverizan con sus dientes, para finalmente llegar a los pólipos que se encuentran repletos de algas. Suelen excretar el coral pulverizado en forma de arena. Por otro lado, algunos peces de la familia Pomacentridae, se alimentan preferentemente de determinadas algas que son capaces de cultivar, al remover otras especies de algas e invertebrados para promover el crecimiento de la especie de la cual se alimentan.
La diversificación de los arcos branquiales en poderosas mandíbulas faríngeas les permite masticar, moler y triturar a sus alimentos con gran facilidad. Los teleósteos carnívoros presentan una mandíbula superior prominente que puede deslizarse hacia adelante y les confiere a estos animales una velocidad de ataque elevada, por lo que son depredadores muy eficaces.
Comportamiento de los peces en acuarios
Los peces son animales muy usados como mascotas en todo el mundo, ya que representan en general, animales con un comportamiento tranquilo y que no requieren de atenciones constantes. Además, la variedad de colores y formas de estos animales, les confiere gran atractivo como animales de exhibición en distintos lugares como casas, oficinas, restaurantes, entre otros.
El comportamiento de los peces cuando son introducidos en un nuevo hábitat o acuario consiste principalmente en esconderse. Este comportamiento resulta muy natural, tanto en su hábitat natural como en acuarios, ya que estos animales suelen evitar a sus depredadores constantemente.
Una vez que se han adaptado a su nuevo acuario, siempre y cuando las condiciones sean ideales y proporcionen bienestar al animal, el comportamiento de esconderse ira disminuyendo gradualmente. Otro comportamiento de los peces que resulta común en los acuarios es la territorialidad, que en algunos casos puede llevar a enfrentamientos y peleas entre los mismos. Si las peleas son muy constantes, significa que las especies de peces que conviven en el acuario no son compatibles. Se sugiere que el acuario sea limpiado y sus accesorios se cambien de lugar de forma regular, para evitar de esta forma que los peces establezcan territorios muy marcados.
El nado es el comportamiento más común y natural en los peces, ya que en sus hábitats naturales, estos animales se mueven constantemente en busca de alimento o para evitar a sus predadores. En algunos casos, estos animales pueden nadar incluso como una forma de juego o ejercicio. Sin embargo, si en un acuario los peces nadan de forma errática y consistente, puede significar que el medio en el que se encuentran no posee las condiciones físicas adecuadas para estos animales. Otra causa de este comportamiento de los peces puede ser la presencia de parásitos externos o internos, en cuyo caso se debe proveer un tratamiento adecuado y oportuno.
Algunas especies, como los bagres, prefieren nadar y alimentarse en el fondo del acuario, ya que son comportamientos naturales de estas especies. Por otro lado, otras especies prefieren nadar en el nivel medio o bajo la superficie del agua, de manera que si estos permanecen en el fondo mucho tiempo, podría indicar que presentan un problema de salud, como infección en la vejiga natatoria o problemas digestivos.
Otro comportamiento de los peces en acuarios que puede indicar un problema de salud, es subir hasta la superficie y tomar bocanadas de aire. Esto generalmente indica que el agua en el que se encuentran tiene bajos niveles de oxígeno, o que posee una baja calidad. Es necesario monitorear las variables fisicoquímicas del acuario para mantener correctamente a los peces dentro del mismo.
Referencias
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