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El esqueleto o sistema esquelético del perro está formado por una gran cantidad de huesos con diferente aspecto y función. Junto con los músculos y articulaciones, integra un eficiente aparato locomotor que hace posible el sostén, desplazamiento y movilidad básicos del animal.
Los componentes del sistema esquelético del perro poseen un desarrollo y organización anatómica y funcional que resulta interesante conocer.
Composición y desarrollo del hueso
El hueso está compuesto por un tejido conectivo especializado. Este tejido posee diversos tipos celulares con funciones específicas y un componente o matriz extracelular rica en minerales.
El componente mineral principal es el fosfato de calcio. Se encuentra distribuido en forma de cristales que reciben el nombre de hidroxiapatita.
La mineralización de la matriz es lo que confiere dureza al tejido óseo, permitiendo que funcione como sostén y protección de las restantes partes blandas del cuerpo.
El componente celular se distribuye en la superficie externa e interna del hueso, y en espacios específicos de la matriz conocidos como lagunas óseas.
Estas células se encargan de producir y remodelar el hueso de acuerdo a las necesidades del organismo y se identifican como: células osteoprogenitoras, las cuales pueden madurar y transformarse en diversos tipos celulares en respuesta a estímulos específicos; osteoblastos, encargados de secretar la matriz del hueso; osteocitos, que maduran a partir de los osteoblastos y realizan el mantenimiento del hueso por secreción y resorción de tejido, y finalmente los osteoclastos, células de gran tamaño con actividad específicamente resortiva.
Formación del hueso
La producción de tejido óseo especializado ocurre mediante dos mecanismos bien estudiados, conocidos como osificación intramembranosa y osificación endocondral.
En la primera, el crecimiento se produce a partir de agrupaciones celulares alargadas en forma de membrana, mientras que la formación endocondral ocurre a partir de moldes de cartílago.
La formación y maduración del sistema esquelético del perro comienza en la vida fetal y continúa en el animal adulto hasta terminar su etapa de crecimiento.
Tipos de huesos en el sistema esquelético del perro
El tejido óseo adquiere diferentes aspectos de acuerdo a la disposición más o menos apretada de sus estructuras. De esta manera nos encontramos con tejido óseo compacto (denso) y un tejido de apariencia más esponjosa.
El tejido compacto forma la capa externa y maciza de cada hueso. El esponjoso por su parte, está formado por delgadas prolongaciones óseas (trabéculas) que se cruzan en forma de red mostrando el característico aspecto de esponja.
Teniendo en cuenta su morfología, los huesos del sistema esquelético del perro y otros vertebrados pueden clasificarse en:
Huesos largos
En estos huesos predomina el largo por sobre el resto de las medidas.
Se reconocen tres regiones: una zona central llamada diáfisis, los extremos o epífisis, finalmente la región comprendida entre ambas de nombre metáfisis.
Los huesos largos poseen tejido compacto en su periferia y tejido esponjoso en sus extremos. Se destacan por albergar una cavidad central que contiene la médula ósea (cavidad medular), que es el tejido a partir del cual se forman las distintas células de la sangre.
Los huesos largos se ubican principalmente en extremidades anteriores y posteriores del animal, lo que se conoce como esqueleto apendicular.
Huesos cortos
Poseen medidas proporcionadas, con una capa compacta externa y un interior esponjoso. Se ubican principalmente en carpo y tarso.
Huesos planos
Son huesos delgados y planos. Poseen dos capas de tejido compacto y una intermedia esponjosa. Dentro de esta categoría se encuentran los huesos del cráneo, huesos de la cadera, costillas, escápula y esternón.
Su amplia superficie funciona como sitio de inserción para grandes grupos musculares.
Huesos irregulares
Poseen dimensiones complejas e irregulares. Entre ellos se encuentran los huesos de la columna vertebral.
Huesos del perro con función específica
En el sistema esquelético del perro existe también una categoría especializada de huesos con diferente aspecto y funciones. Entre ellos, se destacan:
Huesos sesamoideos: son unas estructuras de tamaño variable que se ubican en tendones y ligamentos para protegerlas del roce excesivo. Como ejemplos podemos mencionar la rótula y los sesamoideos de las articulaciones de los dedos.
Huesos esplácnicos: se forman dentro de órganos blandos, siendo el hueso peniano el principal referente en el perro.
Huesos neumáticos: son estructuras que poseen cavidades con aire en su interior (espacios aéreos). Se ubican principalmente en cráneo, conteniendo los senos paranasales.
En el sistema esquelético del perro, cada hueso está recubierto externamente por un tejido conectivo fibroso llamado periostio. Este tejido se distribuye también internamente (endostio) por las paredes de la cavidad medular de huesos largos y la superficie de las trabéculas del tejido esponjoso.
A su vez, los huesos poseen un sistema de vasos sanguíneos por los cuales llega oxígeno, nutrientes, y demás sustancias necesarias para su crecimiento y reparación. Reciben también inervación, y un sistema de vasos linfáticos que se extiende sobre la superficie externa a nivel del periostio.
Sistema esquelético del perro: ubicación y nomenclatura
Podemos hacer un repaso de los principales huesos del sistema esquelético del perro, reconociéndolos por su ubicación y nombre.
El esqueleto del perro puede dividirse en cuatro regiones principales: esqueleto axial, que incluye cabeza y tronco; esqueleto apendicular, que alude a las extremidades anteriores y posteriores; cintura pélvica y pectoral cuyas estructuras unen las regiones o esqueletos mencionados.
Cabeza
En la región de la cabeza, desde la punta del hocico (rostral) hacia atrás, nos encontramos con: hueso incisivo y nasal, en el plano más rostral superior; maxilar, cigomático y temporal, ocupando la región lateral, y por último el hueso frontal, parietal y occipital, abarcando desde la frente hacia la nuca.
Articulando con maxilar y temporal se encuentra la mandíbula, formada por dos mitades izquierda y derecha. Cada mitad posee a su vez un cuerpo horizontal (que alberga los alveolos de los dientes inferiores), y una rama orientada verticalmente.
Se incluyen además en el sistema esquelético del perro los huesos del tabique nasal, los huesillos del oído medio y los huesos correspondientes al aparato hioideo, que sostiene la lengua, faringe y laringe.
Tronco
El tronco incluye la columna vertebral y el esqueleto torácico.
La columna contiene los diferentes tipos vertebrales que varían en aspecto y tamaño dependiendo de la ubicación. Se reconocen cinco regiones cuyo número de vertebras difiere entre las diferentes especies. En el perro encontramos: siete vértebras cervicales (comenzando por el atlas y el axis), trece torácicas, siete lumbares (a veces seis), tres sacras, y quince a veintitrés caudales.
El esqueleto torácico incluye, además de las vértebras torácicas, las costillas y el esternón.
Miembro anterior (torácico)
Comenzando desde la región del hombro hacia abajo, se encuentran: escápula, húmero, radio y ulna, carpo, metacarpo y falanges.
La escápula representa en el sistema esquelético del perro el único componente óseo de la cintura escapular, ya que tanto en perro como en gato la clavícula está ausente.
Los huesos del carpo se disponen en dos filas, que desde medial hacia lateral incluyen: radial e intermedio, en el perro están fusionados entre sí, ulnar y accesorio terminando la fila superior, finalmente los cuatro huesos carpianos dispuestos en la fila inferior.
Miembro posterior (pelviano)
Pelvis o cintura pelviana: incluye por un lado los huesos de la cadera – el par de coxales -, formados a su vez por la unión del hueso ilion, isquion y pubis, y por otro lado el hueso sacro, formado por la unión de las vértebras sacras.
Siguiendo hacia abajo en el sistema esquelético del perro: fémur, tibia y fíbula, huesos del tarso, metatarso y falanges.
Los huesos del tarso del perro, incluyen, de medial a lateral: astrágalo y calcáneo (primera fila), central en la zona intermedia, y los cuatro huesos tarsianos de la fila distal o inferior.
Regulación del calcio en los huesos, importancia de la nutrición
Además de su función de sostén, locomoción y protección de estructuras, el sistema esquelético del perro representa una importante fuente de calcio para el organismo.
Cuando disminuye el calcio circulante, aumenta la resorción y extracción del mineral del hueso. Si el nivel de calcio aumenta en sangre (calcemia), aumenta su depósito óseo.
Pero este mecanismo equilibrado entre reserva y utilización de minerales está altamente influenciado por la nutrición del animal y la actividad de ciertas hormonas.
Por un lado, los procesos de resorción y depósito están regulados por la paratormona y la calcitonina, respectivamente. Por otro lado, como ocurre con otros minerales, el calcio también necesita ser incorporado con la dieta; para que este se absorba en intestino, es necesario además contar con niveles adecuados de vitamina D.
Estos son solo algunos de los muchos factores involucrados en la absorción y regulación del calcio endógeno.
Podemos comprender entonces la importancia de una adecuada alimentación en el can para mantener la integridad y funcionamiento de sus huesos o sistema esquelético del perro.
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