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Las fracturas en perros representan eventos frecuentes dentro de la medicina veterinaria. Se trata de un tipo de lesión característica de tejidos duros, y se asocia especialmente a las rupturas de huesos.
El tejido óseo puede romperse como consecuencia de eventos traumáticos o metabólicos. Su resolución exige un manejo metódico que muchas veces sobrepasa los márgenes de la lesión.
Describiremos los tipos de fracturas en perros y las herramientas disponibles para su reparación.
Tipos de fracturas en perros
Los accidentes automovilísticos, las caídas de altura, peleas con otros perros, así como diferentes procesos internos pueden llevar a la aparición de fracturas en uno o más elementos del sistema esquelético del perro.
Una fractura se produce entonces como resultado de la discontinuidad en el tejido óseo. Esta pérdida de la integridad del hueso puede ocurrir de manera parcial o completa, y lesionar en mayor o menor grado los tejidos blandos periféricos.
De acuerdo al origen o las fuerzas que provoquen dicha ruptura, las fracturas en perros pueden clasificarse en extrínsecas e intrínsecas. Veremos de qué se trata.
Fracturas en perros de origen extrínseco
Dentro de las fracturas en perros de origen extrínseco se encuentran aquellas que resultan de traumas directos -o indirectos-, como: atropellos por automóviles, caídas de altura, peleas entre perros, así como accidentes propios de la actividad del animal como ejercicios o paseos sobre superficies poco seguras.
Las fracturas de origen extrínseco representan el mayor porcentaje de causas de fracturas en perros y en la clínica de animales pequeños en general.
De acuerdo al mecanismo y dirección de la fuerza externa recibida por el o los huesos afectados, estas lesiones pueden clasificarse en fracturas por tracción, torsión, aplastamiento y flexión, entre otros.
Las fuerzas de tracción o torsión pueden ocurrir cuando el animal introduce por accidente una extremidad en un pozo; uno de los extremos del miembro permanece fijo y el perro se lesiona al intentar retirarlo. La fractura por flexión ocurre cuando las fuerzas superan la capacidad del hueso para responder a la angulación de su eje largo. El aplastamiento -también conocido como compresión- ocurre ante caídas o ejercicios en los que el animal salta y al caer presiona abruptamente los miembros con el peso de su cuerpo.
Fracturas en perros de origen intrínseco
Las fracturas de causa intrínseca son aquellas que se producen como resultado de trastornos metabólicos, procesos tumorales o cualquier enfermedad de base que comprometa al tejido óseo y lo lleve así a lesionarse. Entre las afecciones de este tipo se destacan el hiperparatiroidismo, las infecciones óseas (osteomielitis) locales, y los tumores o quistes óseos.
Otro tipo de fracturas en perros que se ubican dentro de esta categoría son las llamadas fracturas por avulsión. Este tipo de lesiones se producen cuando, debido principalmente a un trauma o caída, el músculo se contrae abruptamente y tracciona desde su sitio de inserción. Ocurre comúnmente en animales en crecimiento en los que la fuerza ejercida por el músculo separa dos elementos óseos inmaduros unidos por cartílago.
Clasificación de fracturas por aspecto de la lesión
De acuerdo a la cantidad de tejido afectado y el aspecto de la lesión, las fracturas pueden clasificarse en:
Fracturas incompletas
Cuando la línea de ruptura no compromete la totalidad del hueso. Pertenecen a este tipo las fisuras y las fracturas llamadas “en vara verde”. Estas últimas ocurren en perros jóvenes debido a la mayor flexibilidad que presenta el tejido óseo en esos animales.
Fracturas completas
Cuando la lesión atraviesa la totalidad del hueso y se forman dos o más fragmentos óseos. De acuerdo a la forma de la línea de ruptura se identifican como transversal, oblicua o conminuta (formada por tres o más fragmentos).
Abiertas y cerradas
Por último, cuando la fractura lesiona los tejidos circundantes o se acompaña de una herida que comunica el hueso con el exterior, se reconoce como “abierta”. Por el contrario, si los tejidos permanecen relativamente conservados la fractura califica entonces como “cerrada”.
Abordaje terapéutico
En el camino terapéutico de las fracturas en perros el primer punto a considerar es el estado general del animal, independientemente del tipo de lesión ósea. El paciente que llega a consulta luego de un evento traumático puede muchas veces requerir estabilización, es decir, la atención de los parámetros considerados vitales. Una vez fuera de riesgo podemos entonces avanzar con el diagnóstico y tratamiento de la fractura.
De acuerdo a la información recogida y los resultados de estudios específicos, radiología, análisis de sangre, etc., evaluaremos el tipo de fijación o inmovilización temporaria y permanente que más se ajuste al cuadro.
Recursos para la resolución de fracturas en perros
Para la consolidación del hueso es posible recurrir a diferentes materiales y métodos que se aplicarán en consultorio o por intervención quirúrgica. Según el tipo de lesión, su aspecto, ubicación, así como el temperamento del animal y las posibilidades económicas del propietario podremos optar por métodos de coaptación y fijación externa o técnicas de fijación interna. Dentro de los recursos y materiales disponibles en el campo de la traumatología veterinaria, se encuentran: férula, cabestrillo, yeso (también conocido como escayola), así como barras, tornillos, placas, clavos y alambres, todos ellos implantados quirúrgicamente.
Es importante destacar que el éxito del tratamiento no depende únicamente de los cuidados durante la intervención de la fractura. El seguimiento posterior del animal en cuanto a respuesta al tratamiento, prevención y manejo de posibles complicaciones, así como la constante participación del propietario son parte esencial para la curación de fracturas en perros.
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