Índice de este artículo
Cuando hablamos de cataratas en el perro nos referimos a una alteración en la transparencia de la lente intraocular denominada cristalino. Se trata de una afección presente tanto en animales jóvenes como adultos viejos, capaz de provocar la pérdida paulatina de la visión.
Las cataratas en el perro aparecen como resultado de diferentes alteraciones o enfermedades entre las cuales se destaca la diabetes mellitus. Explicaremos su desarrollo y tratamiento.
Anatomía y función del cristalino
El cristalino es una estructura translúcida con forma de lente biconvexa ubicada en el interior del ojo, inmediatamente por detrás del iris y la pupila. Su función principal es la de enfocar los objetos iluminados y “conducirlos” hacia la retina para dar lugar al proceso de la visión propiamente dicha. Está compuesto principalmente por agua y una combinación de proteínas solubles y no solubles.
En su superficie más externa contiene una cápsula de naturaleza fibrosa y celular, la que lo recubre tanto sobre su cara anterior como posterior. La función de esta cápsula es regular el pasaje de agua y nutrientes que llegan desde el humor acuoso hacia el interior del cristalino.
Clasificación y causas de cataratas en el perro
Diferentes factores o enfermedades del perro pueden inducir modificaciones de aspecto y composición en las estructuras que forman el cristalino. Estos procesos llevan a la pérdida gradual de la transparencia de la lente (cataratas) y con ello a una alteración en la capacidad visual del sujeto.
Teniendo en cuenta la edad de presentación, las cataratas en el perro pueden clasificarse como congénitas -que se manifiestan desde el nacimiento-, juveniles o seniles.
En el perro, aquellas que se presentan más frecuentemente son las juveniles y de origen principalmente hereditario. Aparecen en animales de entre cinco y siete años de edad. Entre las razas más afectadas se encuentran el caniche toy, fox terrier (ver esta raza de perros), labrador, golden retriever, pequinés, siberian husky, cocker spaniel, etc.
Las cataratas en el perro de tipo senil se presentan como parte del deterioro natural de los tejidos asociado a la vejez. En razas grandes y gigantes -o ejemplares mestizos de talla grande- aparecen a partir de los seis años de vida. En individuos de talla pequeña, la edad habitual de presentación de la forma senil es a partir de los diez años.
Otras causas de cataratas en el perro incluyen: factores traumáticos tipo golpes o heridas penetrantes como el arañazo de gato, inflamaciones oculares como uveítis, tóxicos y alteraciones metabólicas como la diabetes mellitus.
La diabetes mellitus produce cataratas en el perro de rápida evolución con compromiso de ambos ojos. En muchas ocasiones, la pérdida repentina de la visión es el primer signo asociado a diabetes que advierte el propietario. En las cataratas en el perro de origen diabético, la elevación de la glucemia produce de forma paralela un incremento de la glucosa en el humor acuoso del ojo. Este incremento causa un desequilibrio en el interior del ojo y cambios de composición que culminan en la opacidad del cristalino.
Signos de cataratas en el perro
Como hemos anticipado, el desarrollo de cataratas en el perro conduce a la pérdida gradual de la visión en mayor o menor tiempo dependiendo de la causa. Sin embargo, se ha podido demostrar que para que el animal comience a manifestar su ceguera debe perder al menos un 80 % de su capacidad visual.
En la mayoría de los casos, los propietarios advierten cambios de conducta cuando las cataratas en el perro se presentan de manera bilateral y en un estadio ya avanzado de la afección. Este comportamiento de la enfermedad hace necesaria la implementación de controles oftalmológicos en forma precoz en aquellas razas predispuestas.
Consideraciones de manejo
Dentro de los tratamientos para cataratas en el perro, la cirugía es considerada de elección. Sin embargo, no todos los casos pueden o deben resolverse por ese medio. Dentro de los criterios que debe reunir un animal para someterse finalmente a cirugía de cataratas, se destacan: un buen estado clínico general, la ausencia de otras afecciones oculares y la existencia de cataratas preferiblemente de tipo bilateral.
La cirugía consiste en la apertura de la cápsula del cristalino y la extracción del contenido afectado por medio de un aparato conocido como facoemulsificador. Es un procedimiento que resulta exitoso en la gran mayoría de los casos, con pronta recuperación del animal y sin grandes complicaciones.
Como hemos anticipado, existen muchos casos de cataratas en el perro que no pueden resolverse por medio de la cirugía. Además de los criterios básicos mencionados, es importante tener en cuenta el temperamento del animal así como la colaboración y compromiso de su dueño antes y después de la intervención. El seguimiento y control posteriores tienen tanta importancia como la evaluación prequirúrgica y la cirugía propiamente dicha.
Algunas opciones alternativas -o complementarias- al manejo quirúrgico de cataratas en el perro incluyen una alimentación completa y balanceada, suplementos vitamínicos y sustancias con función antioxidante. El manejo nutricional logra muchas veces retrasar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del perro.
Deja una respuesta