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Como posiblemente muchos sepan, nuestro can doméstico no ha vivido siempre entre chalecos de lana, cortes de pelo y alimentos balanceados, por esa razón es importante conocer aspectos como el tema que nos ocupa: sentidos de los perros.
Este Canis lupus familiaris, es una subespecie del lobo, que transitó su proceso de domesticación a causa de un extenso período de convivencia con el ser humano.
Su origen salvaje (agriotipo), ha tenido que sobrevivir a condiciones mucho más adversas, respondiendo permanentemente a cada estímulo y amenaza en su ambiente.
Este mecanismo de adaptación, que le permitió por años perseguir su alimento o integrar una manada, fue posible gracias a sus órganos sensoriales. La fuerte interacción de su ancestro salvaje con el medio ambiente, explica en gran parte el desarrollo que han alcanzado los sentidos de los perros domésticos.
Características de los sentidos de los perros
Existen aún muchos mitos o creencias acerca de cómo funcionan los sentidos de los perros y cuánto de parecido hay con el ser humano. Sin embargo, el conocimiento de los mecanismos anatómicos y fisiológicos involucrados, junto con numerosos estudios de comportamiento, han permitido resolver algunos enigmas. Aunque todavía muchos datos se apoyen en hipótesis, hoy podemos intercambiar buena información al respecto.
La visión
Posiblemente uno de los sentidos de los perros que mayor curiosidad ha despertado en el tiempo. Frases como “los perros ven en blanco y negro”, “ellos no pueden ver los objetos rojos” o “los animales ven mejor por la noche”, son solo algunos de los ejemplos que hoy podemos afirmar o desmentir.
A grandes rasgos, todo parecería estar relacionado con la anatomía del ojo. Más específicamente: la proporción de conos y bastones contenidos en la retina y la presencia del tapetum lucidum.
Los colores
En primer lugar, podemos decir que la población de conos en el perro es menor que en el humano. Estas células fotoreceptoras participarían en la percepción del color.
Sin entrar de lleno en un campo tan complejo como la óptica, entendemos que la luz está compuesta por diferentes energías o longitudes de onda y que cada una de ellas es interpretada en el organismo como un color. La cantidad de colores que pueden interpretarse (y verse) compone el espectro visible.
Cada población de conos percibe un color o rango de colores distintos. Los perros, a diferencia del ser humano, poseen sólo aquellas poblaciones que les permiten percibir azul – violetas y amarillos. Tienen, por lo tanto, una deficiencia para los rojos y los verdes. Por lo que no es correcto decir que ven en blanco y negro, solo tienen un espectro reducido comparado con el ser humano.
Visión nocturna
Otra característica en ellos y otros mamíferos es el desarrollo de la visión nocturna. Todo indicaría que aquí los protagonistas son los bastones. Los bastones son células sensibles a bajos niveles de luz, lo que permite ver en condiciones de poca luminosidad.
Por adaptación evolutiva, los perros han desarrollado bastones en detrimento de los conos. Esta diferente proporción con respecto a los humanos explicaría en parte su capacidad de visión nocturna.
Por otro lado, el tapetum lucidum, una estructura ubicada en el fondo del ojo de muchos mamíferos, funciona como espejo recuperando todo aquello que “se pierde”. Pese a que durante las horas luz este reflejo puede causar visión borrosa, sabemos que contribuye a mejorar la visión por la noche.
Por último, estudios de acomodación visual han demostrado que ven mejor los objetos cercanos y aquellos en movimiento.
Sentidos de los perros: el olfato y el gusto
Sin lugar a dudas, entre los sentidos de los perros, el olfato en el perro ha jugado un rol determinante en su supervivencia.
Con un desarrollo marcadamente superior al del ser humano, es a través de este sentido que el perro logra todo contacto con el ambiente y con otros animales. En los mamíferos domésticos, la mucosa olfatoria ocupa un área extensa en el fondo de la cavidad nasal.
Esta capacidad olfativa es aprovechada para el reconocimiento de sus crías y demás pares, así como la ubicación y extensión territorial. Cumple además un rol importante en la aceptación del alimento, a veces más que el sentido del gusto.
El grado de detección a través del olfato puede variar entre razas, como así también de acuerdo al estado de salud del animal.
Por otro lado, este recurso canino es también una herramienta explotada por el ser humano para rastreo de personas, drogas y explosivos.
Capacidad gustativa
Como quizás puede deducirse, el sentido del gusto en el perro es bastante relativo ya que se encuentra íntimamente asociado al olfato.
Existen diferencias en cuanto a la distribución de las papilas gustativas en la lengua y la percepción de los sabores con respecto al ser humano.
Los perros pueden percibir tanto lo dulce como lo salado, y las comidas condimentadas sin duda serán de su preferencia.
Pero pese a esto, es importante recordar siempre las muchas restricciones en cuanto a lo que se considera apropiado para su salud.
El sentido del tacto
Una extensa distribución corporal de terminaciones nerviosas sensitivas, permiten al perro percibir diferentes estímulos. Desde un leve contacto hasta presiones más intensas, dolor, y por supuesto sensaciones de frío y calor.
Es a través del tacto que experimenta gran parte de su entorno y no existen grandes diferencias en cuanto a lo que puede percibir un ser humano.
Sin embargo, existe una sensación cutánea característica en la región del hocico y los ojos del perro y otros mamíferos domésticos. Dicha sensación está mediada por los llamados “pelos táctiles”. Estas estructuras poseen terminaciones nerviosas altamente sensibles, que le permiten al perro detectar leves corrientes de aire y mejorar su sentido de ubicación espacial.
La audición
Otro de los sentidos de los perros que sin duda caracterizan la capacidad adaptativa de esta especie.
El oído es un órgano muy importante, ya que no solo permite la audición sino que además participa en el equilibrio.
La capacidad auditiva del perro comienza en el oído externo. A diferencia del ser humano, cada pabellón auricular puede moverse independientemente, mejorando la captación del sonido sin necesidad de rotar la cabeza.
Pero la característica más relevante en este punto, es la diferente amplitud de su espectro audible con respecto al nuestro. Pruebas de audiometría han demostrado que la gama de frecuencias (sonidos) es muy superior, tanto para tonos graves como agudos.
Por lo tanto, hay muchos “ruidos” que ellos perciben y nosotros no. Y esto vale tanto para los sonidos bajos como los altos. Lo que explica claramente el estrés al que son expuestos con el uso de la pirotecnia.
Si bien el complejo desarrollo de los sentidos del perro se explica por la adaptación a su ambiente primitivo, no significa que nuestra actual subespecie doméstica no los necesite. Los estímulos e interacciones pueden haber variado, pero no por ello son menos importantes. Por lo tanto, debemos permitir que los sentidos de los perros sean explorados al máximo, dando lugar a una conducta lo más animal posible.
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