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El sistema muscular del gato está formado por una gran cantidad de músculos con diferente aspecto y función. Se encuentran distribuidos sobre la superficie corporal en cabeza, tronco y extremidades, constituyendo también una parte importante de estructuras vitales internas.
Además de permitirle un ágil y veloz desplazamiento, el sistema muscular del gato representa un valioso componente dentro de la comunicación corporal de la especie.
En este artículo describiremos los tipos musculares y sus características, así como los distintos mecanismos responsables del movimiento.
Célula muscular y sus propiedades
Los músculos son estructuras especializadas formadas por una cantidad variable de células llamadas miocitos. El miocito es la unidad anatómica y funcional básica. Estas células varían en aspecto de acuerdo al tipo de tejido, y son responsables de las características micro y macroscópicas de los músculos que conforman.
Pueden reconocerse varias propiedades que distinguen a las células musculares por sobre el resto de los tejidos: la capacidad de contraerse (acortarse) y extenderse sin resultar dañada; la capacidad de regresar luego de un estiramiento o una contracción a su longitud de origen (elasticidad), y la excitabilidad eléctrica, definida como la capacidad de responder a un estímulo o impulso eléctrico transformándolo en este caso en movimiento.
La excitabilidad es una característica que sólo poseen algunas células como las musculares, las nerviosas y las células glandulares. Esta propiedad permite una comunicación eficiente entre las distintas células del sistema nervioso, así como entre este y los músculos que inerva o controla.
Clasificación de los músculos en el sistema muscular del gato
La clasificación general de los músculos en el sistema muscular del gato obedece al aspecto del tejido y el sitio u órgano que integran.
De esta manera podemos encontrarnos con músculos estriados esquelético y cardíaco, y músculo liso.
El músculo liso y estriado cardíaco son parte importante de estructuras vitales internas.
Como su nombre lo indica, el músculo cardíaco se encuentra exclusivamente en el corazón, en donde recibe el nombre de miocardio. Sus células estriadas son de menor longitud que las estriadas esqueléticas, y a diferencia de estas, tienen la capacidad de contraerse automáticamente sin la necesidad de un estímulo nervioso.
La denominación ‘estriado’ se debe principalmente a la presencia de estriaciones observadas a través del microscopio. Estas estriaciones corresponden a filamentos del interior celular y son los responsables primarios de la contracción del músculo.
El músculo liso por su parte carece de estas características estrías. Se encuentra distribuido en diferentes órganos como intestino, tracto urinario, vías respiratorias, etc., así como formando parte de arterias y músculos del interior del ojo.
Ambos tipos musculares cumplen por lo tanto importantes funciones, y responden principalmente a un control nervioso de tipo involuntario.
El músculo esquelético se distribuye por la superficie corporal uniéndose a los diferentes huesos. Su tamaño y volumen definen la conformación externa del animal, mientras que su actividad permite el desplazamiento y movimientos voluntarios principales.
Características histológicas del músculo esquelético
El músculo esquelético está formado por grupos de células multinucleadas, que por su gran tamaño y longitud se las conoce como “fibras” musculares.
Estas fibras se agrupan para formar estructuras mayores conocidas como fascículos. A su vez, grupos de fascículos se reúnen para formar definitivamente el músculo esquelético.
Cada célula y cada fascículo se rodean por una membrana de tejido conectivo llamada endomisio y perimisio respectivamente. Estas estructuras se fusionan en los extremos del vientre o cuerpo del músculo junto al epimisio, la membrana muscular superficial. Juntas forman finalmente los tendones a través de los cuales cada músculo se inserta en los huesos para impartirles movimiento.
Sinapsis y contracción en el músculo esquelético
La célula muscular esquelética contiene en su interior unas estructuras longitudinales llamadas miofibrillas. Cada miofibrilla está formada por secuencias alternas de filamentos proteicos gruesos y delgados. Al igual que en el músculo cardíaco, estos filamentos conforman las características estriaciones del tipo celular estriado y son los responsables primarios de la contracción muscular.
Como mencionamos al principio, tanto las células nerviosas como las musculares se consideran excitables debido a su capacidad para responder a un estímulo eléctrico.
Para que la contracción pueda ocurrir, cada fibra muscular esquelética debe recibir un estímulo proveniente del sistema nervioso. El sistema nervioso recibe primero una señal o “indicación” más o menos compleja, y esa señal viaja luego como impulso eléctrico a través de sus células (neuronas) llegando al órgano o tejido que produce la respuesta.
En la unión entre la neurona motora y la célula muscular se produce una comunicación (neuromuscular) que recibe el nombre de sinapsis. A nivel de la sinapsis, interviene también un componente químico (neurotransmisor) que “lleva” el estímulo eléctrico de una célula a la otra.
Esta comunicación neurona – fibra muscular produce cambios químicos y conformacionales en las miofibrillas anteriormente mencionadas. Dicha transformación ocurre simultáneamente en cada célula, permitiendo la contracción sincrónica del músculo en cuestión.
Músculos esqueléticos del sistema muscular del gato
Los músculos esqueléticos ocupan el mayor porcentaje dentro del sistema muscular del gato y demás mamíferos. Están distribuidos en cabeza, tronco y extremidades, y reciben diferentes nombres de acuerdo a su función y localización.
Destacamos dentro del sistema muscular del gato aquellos más importantes.
Cabeza y cuello: músculos temporales, cigomáticos y auriculares (efectúan los movimientos de las orejas hacia delante y atrás); elevador nasolabial (participa en la mímica o expresión facial); masetero y buccinador (en mejillas), que intervienen en la masticación, y braquiocefálico, el cual se origina en cabeza y cuello para insertarse posteriormente a la altura del hombro y participar del movimiento de todas esas estructuras.
Dorso, tórax y abdomen: músculo trapecio y dorsal largo, con acción sobre cabeza y hombro; músculos intercostales, importantes para la expansión del tórax durante la respiración, y oblicuos y recto abdominal, los cuales componen la pared del abdomen dando contención y soporte a las estructuras internas.
Miembros anteriores: en el sistema muscular del gato, los miebros anteriores son los braquiocefálico, infraespinoso y deltoides, para impartir movimiento al hombro; bíceps braquial y tríceps, que flexionan y extienden el codo respectivamente, y extensores y flexores de carpo y falanges.
Miembros posteriores y cola: en cuanto al los miembros posteriores del sistema muscular del gato destacan los músculos glúteos (con función propulsora), sartorio y tensor de la fascia lata a nivel de la cadera; bíceps y cuádriceps femoral, semitendinoso, semimembranoso y gastrocnemio, que junto con los flexores y extensores de tarso y dedos completan la movilidad del miembro. Por último los músculos sacrocaudales. Estos músculos se insertan en la base de la cola permitiendo su amplia movilidad, y participando así en el equilibrio y comunicación de la especie.
Sistema muscular del gato y comportamiento
El sistema muscular del gato representa un valioso recurso para el comportamiento y lenguaje corporal de la especie.
En primer lugar, los gatos son animales muy territoriales. Esto quiere decir que identifican, eligen y marcan los lugares por los que se mueven estableciendo un fuerte vínculo con dicho espacio.
La marcación del territorio, así como su conducta predatoria y la comunicación de la especie con los seres que la rodean, son posibles gracias a la actividad coordinada de sus grupos musculares.
El sistema muscular del gato permite que el animal se desplace en diferentes tipos de marcha, y realice su conducta de marcación por medio de roces o frotes contra objetos (marcas de identificación) y arañazos (marcas visuales).
La comunicación postural es también significativa en esta especie. Mediante cambios en la posición u orientación de la cabeza y las orejas, así como la amplitud de movimientos de su cola, el gato manifiesta sus diferentes estados anímicos en respuesta a los estímulos ambientales.
Por lo tanto, más allá de su participación en el movimiento y desplazamiento básicos, el sistema muscular del gato es un elemento indispensable para la supervivencia de la especie.
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