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La uveítis felina es una afección ocular de aparición frecuente debido a las particularidades anatómicas del ojo en esa especie. La mayoría de las veces, representa una manifestación local de una enfermedad más compleja.
Revisaremos las principales características de la uveítis felina, su signología y manejo clínico.
Anatomía del tracto uveal
El tracto uveal -también llamado úvea- corresponde a la porción intermedia del globo ocular, que se ubica entre la capa retiniana interna y la esclerótica externa. Es la porción o capa vascular del ojo y contiene, de rostral a caudal, el iris, el cuerpo ciliar y la porción conocida como coroides.
El iris es una estructura muscular activa que funciona como diafragma: aumenta y disminuye el diámetro de la pupila para regular la incidencia de luz que llega al interior del ojo. Se ubica por delante del cristalino.
El cuerpo ciliar es la porción anatómica adyacente al iris. Participa en la producción del humor acuoso (HA) y el humor vítreo (HV), los cuales aportan los nutrientes necesarios para los tejidos periféricos. Tanto el HA como el HV, junto con la córnea y el cristalino, constituyen los llamados “medios transparentes del ojo”. Cualquier proceso interno que modifique la composición y genere opacidad en los medios transparentes afectará en mayor o menor grado la capacidad visual.
La coroides representa la porción posterior del tracto uveal. Se ubica próxima a la retina, a la cual nutre y protege del calor producido por la luz incidente. Contiene el tapetum lucidum, una estructura presente en muchos mamíferos que participa en la visión nocturna.
La úvea o tracto uveal es el principal componente de la barrera hematoocular, una estructura encargada de “filtrar” el pasaje de sustancias de gran tamaño al interior del ojo. Este pasaje selectivo constituye un importante mecanismo de protección para las estructuras oculares internas. Cualquier alteración en su funcionamiento expone al ojo a sufrir lesiones y a desarrollar opacidades que alteran finalmente la capacidad visual.
Tipos de uveítis felina y factores asociados
La uveítis se define como la inflamación del tracto uveal en cualquiera de sus componentes. Esta inflamación puede ocurrir por causas tanto exógenas como endógenas. En el gato, esta afección se encuentra muchas veces acompañada de un trastorno mayor o enfermedad sistémica. En estos casos, la uveítis pasa a considerarse como un signo dentro de un cuadro más complejo.
La anatomía ocular del gato lo convierte en una especie particularmente susceptible de sufrir inflamación en el tracto uveal. El iris felino presenta una gran permeabilidad en su vasculatura, por lo que permite el pasaje de moléculas de gran tamaño provenientes de la circulación general. Estas moléculas son capaces de llegar al ojo como consecuencia de una enfermedad sistémica; pueden variar en tamaño o composición y provocar daños en las estructuras internas del ojo.
En la uveítis felina el daño ocular puede también agravarse a causa de los propios mediadores de la inflamación. Estos mediadores representan sustancias activas que se generan como respuesta a un daño tisular, y que pueden tener un origen intraocular o provenir de procesos distantes.
Teniendo en cuenta la estructura afectada, la uveítis felina puede clasificarse en anterior cuando afecta iris y cuerpo ciliar, o posterior cuando afecta coroides y retina (coriorretinitis). Las causas de uveítis en gatos son variadas y se presentan mayormente como consecuencia de un trastorno generalizado mayor.
Causas y signos de uveítis felina
Dentro de las causas de uveítis felina se destacan aquellas de origen principalmente infeccioso. Entre los agentes y enfermedades de este tipo, se encuentran: virus de la inmunodeficiencia felina (VIF), virus de la leucemia felina (VILEF), peritonitis infecciosa (PIF), enfermedades micóticas como criptococosis o histoplasmosis, finalmente las micobacterias.
Otras causas de uveítis felina incluyen parásitos como Toxoplasma gondii, neoplasias como mieloma o linfoma, cataratas, luxación del cristalino, otras de origen traumático y aquellas de causa desconocida.
Los animales principalmente afectados son los gatos machos de mediana edad. La afección se presenta la mayoría de las veces de forma bilateral, es decir, afectando ambos ojos.
Existe gran variabilidad en los signos de uveítis felina, debido principalmente a la diversidad de agentes causales. Se destacan: enrojecimiento ocular, edema de conjuntiva, dolor -que se manifiesta por espasmo palpebral y protrusión del tercer párpado-, así como presencia de sangre o pus en la porción anterior interna del ojo.
Consideraciones de diagnóstico y tratamiento
En el diagnóstico de uveítis felina es importante recordar el origen y comportamiento de la afección en la especie. En la mayoría de los casos, la uveítis aparece como manifestación ocular dentro de un cuadro sistémico. Es por eso que el recorrido exploratorio para la determinación de la causa debe incluir siempre un examen general del gato y la implementación de pruebas específicas.
El tratamiento de uveítis felina consiste en el manejo de la causa base y la atención de los signos. Se utilizan diferentes categorías de antiinflamatorios aplicados en forma local, con el propósito de aliviar el dolor y evitar complicaciones.
Entre las posibles secuelas de uveítis, el glaucoma representa una de las más comunes. Toda causa de uveítis felina, por lo tanto, deberá abordarse siempre de manera completa, profunda y sin demoras.
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