Artrosis en perros: causas y consecuencias de la degeneración articular

Artrosis en perros
Artrosis en perros
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En este artículo, comentaremos los eventos asociados a la artrosis en perros y las medidas terapéuticas que evitan o retrasan su aparición.

Las articulaciones son complejas estructuras anatómicas que unen, sostienen y facilitan el movimiento de los componentes óseos del organismo.

Están conformadas por la combinación de diversos elementos como hueso, cartílago, ligamentos, membranas y líquido sinovial, así como nervios y vasos sanguíneos.

En condiciones normales, estos componentes se relacionan entre sí de manera equilibrada y organizada. Sin embargo, existen muchos factores que pueden alterar ese equilibrio, dando lugar a cambios articulares degenerativos llamados comúnmente “artrosis”.

La artrosis en perros es el resultado final de procesos patológicos articulares ocurridos durante el desarrollo o la vida adulta del animal.

Clasificación de la artrosis en perros

Inicialmente, las enfermedades articulares pueden identificarse de acuerdo a la presencia o no de inflamación. Las enfermedades no inflamatorias representan aquellos procesos o cambios degenerativos, dentro de los cuales se incluye a la artrosis propiamente dicha.

La artrosis en perros constituye una patología articular de curso crónico e insidioso. Su desarrollo está dado por una secuencia de cambios que comienza por la destrucción del cartílago articular. Esta lesión en el cartílago termina provocando alteraciones óseas y sinoviales, que explicarán posteriormente la signología de la enfermedad.

De acuerdo al origen de los cambios en el cartílago, la enfermedad puede clasificarse como primaria o secundaria.

La artrosis primaria responde a un proceso de envejecimiento del cartílago que puede aparecer en forma prematura en algunos individuos. El desarrollo de esta presentación es similar a la artrosis senil del hombre.

La artrosis secundaria se produce como resultado de procesos articulares agudos mal curados, microtraumatismos repetidos o cualquier factor que atente contra la estabilidad articular. Este mecanismo corresponde a la forma más frecuente de artrosis en perros, y dentro de la medicina veterinaria en general.

Secuencia de eventos en el desarrollo de la artrosis en perros

Todas las articulaciones que forman parte del sostén del cuerpo son capaces de desarrollar artrosis. Sin embargo, la secuencia de eventos se describe mejor en aquellas de movilidad amplia, con cavidad articular y cápsula sinovial, llamadas “diartrosis” o articulaciones verdaderas.

El cartílago diartrodial es una estructura hialina que recubre las superficies óseas articulares. Está compuesto por una fase líquida y, en menor proporción, un componente sólido. Este último incluye células, fibras de colágeno y estructuras de la matriz extracelular con importantes funciones como los proteoglicanos.

Por diferentes mecanismos, estas estructuras le confieren al cartílago la capacidad de soportar y neutralizar las fuerzas compresivas externas, conservando el funcionamiento normal de la articulación.

La secuencia de eventos que llevan a la degeneración del cartílago, incluye cambios en la proporción de sus componentes, deshidratación y desgaste.

En el proceso artrósico, se producen modificaciones bioquímicas dentro del cartílago articular que terminan alterando su aspecto y funcionalidad mecánica. La capacidad regenerativa del cartílago es mínima y las zonas lesionadas son comúnmente reemplazadas por tejido fibroso, modificando las propiedades del tejido original.

Con el tiempo el cartílago se desgasta exponiendo al hueso subcondral. Este hueso queda así desprotegido y aparece el dolor.

El cartílago enfermo pierde su capacidad amortiguadora y la articulación se vuelve incongruente. Como respuesta adaptativa, se activan procesos de remodelación ósea y cambios sinoviales que buscan recuperar la estabilidad de la articulación. Estas neoformaciones óseas (osteofitos) se desarrollan gradualmente, lesionando otros componentes articulares y provocando más dolor. En el proceso avanzado, pueden llevar a deformación y rigidez articular.

Signos de artrosis en perros

Teniendo en cuenta el aspecto crónico de la enfermedad, la presencia e intensidad de los signos clínicos dependerán de su momento y evolución.

Se podrán observar diferentes grados de claudicación (comúnmente llamadas “cojeras”), en respuesta al dolor o al compromiso mecánico.

Lo característico de la artrosis en perros es la llamada “cojera en frío”: el trastorno funcional es evidente al inicio de la actividad y va disminuyendo a medida que la articulación entra en calor.

En casos avanzados se podrá ver atrofia muscular, muy notoria en animales con artrosis de cadera.

Podrán detectarse deformaciones durante la palpación y amplitud reducida frente a los movimientos pasivos.

El recorrido diagnóstico de la artrosis en perros se completa mediante radiografía.

Objetivo terapéutico de la artrosis en perros

Como mencionamos, existe una lista importante de factores que pueden predisponer a la aparición de artrosis en perros.

En un primer grupo se encuentran las alteraciones del desarrollo o crecimiento: osteocondrosis, defectos de conformación y malformaciones articulares. El segundo grupo lo forman todos aquellos trastornos adquiridos que atentan también contra la estabilidad articular: microtraumas repetidos, trauma único (esfuerzos articulares, luxaciones), secuelas de fracturas o actitudes posturales anormales, neuropatías, etc.

Todos estos factores, de no ser atendidos íntegramente y a tiempo, pueden activar los cambios degenerativos en el cartílago y la progresión de la enfermedad.

Con la enfermedad ya establecida, el protocolo buscará manejar el dolor y mejorar la calidad de vida del animal. Se podrán utilizar antiinflamatorios y protectores del cartílago, así como realizar fisio y quinesioterapia.

De cualquier manera, el principal objetivo terapéutico de la artrosis en perros debe dirigirse hacia la prevención.

Prevención de la enfermedad

Aquellas medidas que apunten a evitar o retrasar el cambio degenerativo en el cartílago, componen sin duda la estrategia de manejo más apropiada.

Una alimentación de calidad y equilibrada, asegura el completo desarrollo del aparato de sostén del cuerpo, evitando a su vez la sobrecarga articular por exceso de peso.

En animales deportivos, se debe instaurar un programa de entrenamiento de tipo racional, que avance en esfuerzo y dificultad de acuerdo a la madurez de osteoarticular.

Debemos evitar la reproducción en aquellos individuos con trastornos de conformación o articulares hereditarios (displasia de cadera, aplomos).

Por último, debe realizarse la curación integral y el seguimiento adecuado de toda lesión traumática adquirida.

En todos estos casos, un protocolo completo instaurado en tiempo y forma, evitará el progreso y las complicaciones asociadas a la enfermedad articular degenerativa.

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